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NANCY MOREJÓN

 

   A un muchacho

primeros versos

Entre la espuma y la marea se levanta su espalda cuando la tarde ya iba cayendo sola. Tuve sus ojos negros, como hierbas, entre las conchas brunas del Pacífico. Tuve sus labios finos como una sal hervida en las arenas. Tuve, en fin, su barbilla de incienso bajo el sol. Un muchacho ...

 

   Ante un espejo

primeros versos

Si decidieras irte de la ciudad, de tu ciudad, en busca de nuevos horizontes, de fortuna o tal vez de una pasión sin precedentes, la ciudad, esta ciudad, aún inconciente de sus ruinas, emprenderá tu acecho siguiéndote los pasos. Alguna tarde cálida (tú sobre los puentes ...

 

   Apodaca

primeros versos

Todavía despoblada, brillando en el corazón sin habla de la peregrina, entro hacia tus corrientes sumida por ahora bajo las presiones de un golfo mudo que toca el fondo de las islas. Un mono pequeñito asoma sus ojazos de lechuza intranquila y acecha en la penumbra la sombra de la Reina; ...

 

   Flautas

primeros versos

Fllautas, flautas terrestres y el caracol sediento entre la noche. El dios garabato. Flautas amenas, flautas en un enjambre de los poros. Oh flores sobre el mundo, en la vasta quietud. Oh flores redivivas. Oh flautas. Oh flores enjauladas. ¡Al menos cantos, al menos ...

 

   Impresiones

primeros versos

El frío cala los pies y esta premura de la rosa nos conmueve, al nacer. Estamos en una presa de trentaidós kilómetros y los papeles del universo giran ante esas hojas de flamboyán que dan sombra en verano. Los enamorados se tumban en el sol sobre el suelo de un yate, ...

 

   Lianas, peces y algas

primeros versos

Camino sobre el río. La luz del sol alumbra suavemente. Mecida por un haz de extrañas flores, lianas, peces y algas, voy bogando. Una fuerza me empuja y no lo sé. Un marino de cobre me contempla desnudo. Mecido por un haz de extrañas flores, voy bogando entre peces, lianas y algas. ...

 

   Madre

primeros versos

Mi madre no tuvo jardín sino islas acantiladas flotando, bajo el sol, en sus corales delicados. No hubo una rama limpia en su pupila sino muchos garrotes. Qué tiempo aquel cuando corría, descalza, sobre la cal de los orfelinatos y no sabía reir y podía siquiera mirar el horizonte. ...

 

   Un eco de un eco

primeros versos

Nada más que una marimba, un guasá, un bombo y la astilla de un grito para poner el cielo al nivel de mis pies. Sube un temblor asentado en la raíz misma de mi ancestro.

 

   Una rosa

primeros versos

Los ojos de Abel Santamaría están en el jardín. Mi hermano duerme bajo las semillas. Santiago alumbra las frescura del tiempo que nos tocó vivir. Un niño baila el dulce aire de julio en la montaña. Alguien escucha su canción bajo el estruedo puro de una rosa.