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ANTONIO COLINAS

 

   Giacomo Casanova acepta el cargo de bibliotecario que le ofrece, en Bohemia, el conde de Waldstein

primeros versos

Escuchadme, Señor, tengo los miembros tristes. Con la Revolución Francesa van muriendo mis escasos amigos. Miradme, he recorrido los países del mundo, las cárceles del mundo, los lechos, los jardines, los mares, los conventos, y he visto que no aceptan mi buena voluntad. ...

 

   Invierno tardío

primeros versos

No es increíble cuanto ven mis ojos: nieva sobre el almendro florido, nieva sobre la nieve. Este invierno mi ánimo es como primavera temprana, es como almendro florido bajo la nieve. Hay demasiado frío esta tarde en el mundo. Pero abro la puerta a mi perro y con él entra en casa calor, ...

 

   La llama

primeros versos

Hoy comienzo a escribir como quien llora. No de rabia, o de dolor, o pasión. Comienzo a escribir como quien llora de plenitud saciado, como quien lleva un mar dentro del pecho, como si el ojo contuviera toda esa inmensa colmena que es el firmamento en su breve pupila. Me enciendo ...

 

   La noche de los ruiseñores africanos

primeros versos

Cayó el alma en el pozo de la noche y desde abajo, desde lo más hondo, ve la luna de junio madurar en la brisa, que trae enloquecidos cantos de ruiseñores africanos.

 

   Ocaso

primeros versos

Sólo saber que no se sabe nada y que no se desea saber nada. (Aunque, sintiendo así, sepamos todo.) ¿El muro como límite absoluto o lo absoluto circuyendo el alma? Adiós, adiós, estrella de la tarde, que en las estrellas vienes a fundirte. Ya no eres grito, ni dolor, ni eres el verso que musita ...

 

   Poema de la belleza cautiva que perdí

primeros versos

Pequeña de mis sueños, por tu piel de palomas, la pálida presencia de la luna en el bosque o la nieve recién caída de los astros. Por esa piel sin mácula, por su tersura suave, tronché columnas firmes, derrumbé la techumbre de la más alta noche: la de mis sueños puros. Pan del amanecer tu blanco ...

 

   Regreso a Petavonium

primeros versos

Dejadme dormir en esta ladera sobre las piedras del tiempo, las piedras de la sangre helada de mis antepasados: la piedra-musgo, la piedra-nieve, la piedra-lobo. Que mis ojos se cierren en el ocaso salvaje de los palomares en ruinas y de los encinares de hierro. ...