MANUEL ALTOLAGUIRRE | |
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Era mi dolor tan alto que la puerta de la casa de donde salí llorando me llegaba a la cintura. ¡Qué pequeños resultaban los hombres que iban conmigo! Crecí como una alta llama de tela blanca y cabellos. Si derribaran mi frente los toros bravos saldrían, luto en desorden, dementes, contra los cuerpos humanos... | |
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Mi soledad llevo dentro, torre de ciegas ventanas. Cuando mis brazos extiendo, abro sus puertas de entrada y doy camino alfombrado al que quiera visitarla. Pintó el recuerdo los cuadros que decoran sus estancias. Allí mis pasadas dichas con mi pena de hoy contrastan... | |
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Voy buscando los ojos de una torre alzada con oscuros pensamientos, pues quiero darle fronda de miradas a la columna altiva de mis sueños. La quieren derribar vientos de duda, la asedian nubes que le son coronas, como césped le besa el pie mi fuego. Dentro me elevo, sin que nunca... | |
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Mi forma inerte, grande como un mundo, no tiene noche alrededor ni día; pero tiniebla y claridad por dentro hacen que yo, que tú, vivamos. Mares y cielos de mi sangre tuya navegamos los dos. No me despiertes. No te despiertes, no, sueña la vida. Yo también pienso en mí cuando te... | |
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Sentirse solo en medio de la vida casi es reinar, pero sentirse solo en medio del olvido, en el oscuro campo de un corazón, es estar preso, sin que siquiera una avecilla trine para darme noticias de la aurora. Y el estar preso en varios corazones, sin alcanzar conciencia de cuál sea... | |
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Dicen que soy un ángel y, peldaño a peldaño, para alcanzar la luz tengo que usar las piernas. Cansado de subir, a veces ruedo (tal vez serán los pliegues de mi túnica), pero un ángel rodando no es un ángel si no tiene el honor de llegar al abismo. Y lo que yo encontré en mi mayor caída era blando... |