☰ menú
 


MANUEL JOSÉ OTHÓN

 

   A traves de la lluvia

primeros versos

Llueve. Del sol glorioso los rayos fulgurantes refléjanse en el agua, cual sobre níveo tul. Topacios encendidos y diáfanos brillantes destilan temblorosos, rayando el cielo azul. El oro de la tarde bañado por la lluvia, inunda todo el éter, espléndido y triunfal; sacude sobre el campo su cabellera rubia, ...

 

   Angelus Domini

primeros versos

I Rompe el alba el botón de la mañana con sus dedos de niebla luminosa y en el declive del alcor se posa una nube de aerea porcelana. Abajo se despierta la sabana, el valle tiembla, yerguese la rosa, canta el madrugador y rumorosa ríe cuchicheando la fontana. Desde el redil hasta la loma albean, ...

 

   Canto nupcial

primeros versos

Un nuevo hogar es huerto florecido de jazmines, y lirios, y azahares, entre cuyas alburas estelares se estremece el amor, como un latido. Surge de cada flor, de cada nido un verso del Cantar de los Cantares y pasan, del Hermón por los pinares, suspirando los vientos un gemido. De Galaad ...

 

   El río

primeros versos

Triscad, oh linfas, con la grácil onda, gorgoritas, alzad vuestras canciones. y vosotros, parleros borbollones, dialogad con el viento y con la fronda. Chorro garrulador, sobre la honda cóncava quiebra, rómpete en jirones y estrella contra riscos y peñones tus diamantes y perlas de Golconda. Soy ...

 

   El ruiseñor

primeros versos

Oid la campanita, cómo suena, el toque del clarín, cómo arrebata, las quejas en que el viento se desata y del agua el rodar sobre la arena. Escuchad la amorosa cantilena de Favonio rendido a Flora ingrata y la inmensa y divina serenata que Pan modula en la silvestre avena. Todo eso hay ...

 

   Elegía

primeros versos

A la memoria de Rafael Ángel de la Peña De mis oscuras soledades vengo y tornaré a mis tristes soledades a brega altiva, tras camino luengo; que me allego tan sólo a las ciudades con vacilante planta y errabunda, del tiempo antiguo a refrescar saudades. ...

 

   Epitalamio

primeros versos

Todo, al soplar las brisas tropicales, mueve la sangre y todo a amar provoca. Naturaleza entera es una boca donde palpitan besos inmortales. Requiébranse en la rama los turpiales, lanzando su canción alegre y loca y, en la cortante arista de la roca, se acarician las águilas reales. Tálamo de las tiernas ...

 

   Frondas y glebas

primeros versos

A Clearco Meonio I ORILLAS DEL PAPALOAPAN Adivino los fértiles parajes que baña el río, y la pomposa vega que con su linfa palpitante riega, desmenuzado en trémulos encajes; la basílica inmensa de follajes que empaña la calina veraniega y la furiosa inundación anega en túmidos ...

 

   Himno de los bosques

primeros versos

I En este sosegado apartamiento lejos de cortesanas ambiciones, libre curso dejando al pensamiento, quiero escuchar suspiros y canciones. ¡El himno de los bosques! Lo acompaña con su apacible susurrar el viento, el coro de las aves con su acento, con su rumor eterno la montaña. El torrente caudal ...

 

   Idilio salvaje

primeros versos

A fuerza de pensar en tus historias y sentir con tu propio sentimiento, han venido a agolparse al pensamiento rancios recuerdos de perdidas glorias. Y evocando tristísimas memorias, porque siempre lo ido es triste, siento amalgamar el oro de tu cuento...

 

   La canción del otoño

primeros versos

I Zumba ¡oh viento! zumba y ruge dispersando la simiente; que la crútula reviente a la furia de tu empuje. La hojarasca cruje, y cruje el ramaje tristemente; que tu garra prepotente los retuerza y los estruje. Resonando las serojas se estremecen al chasquido que crepita en las panojas, ...

 

   La cruz sola

primeros versos

Negro el altar, la bóveda desierta, el resplandor del moribundo día penetra por la angosta celosía de la alta nave sobre el muro abierta. Allá en la triste soledad incierta se levanta la cruz negra y sombría; Cristo, la inmensa luz que en ella ardía, descansa ya bajo la losa yerta. ¡Ay!, del mundo en el viaje ...

 

   Noche rústica de Walpurgis

primeros versos

I INVITACIÓN AL POETA Coge la lira de oro y abandona el tabardo, descálzate la espuela, deja las armas que para esta vela no has menester ni daga, ni tizona. Si tu voz melancólica no entona ya sus himnos de amor, conmigo vuela a esta región que asombra y que consuela; ...

 

   Nocturno

primeros versos

Junto al rojo fogón de la cocina, bajo el techo de paja del bohío, ni lluvia torrencial, ni viento frío temo, cuando la noche se avecina. Después, el sueño mi cerviz inclina, me arrulla el manso murmurar del río y encuentro en el reposo calma y brío, al lado de mi vieja carabina ... Cuando en el mar ...

 

   Nostálgica

primeros versos

En estos días tristes y nublados en que pesa la niebla sobre mi alma cual una losa sepulcral, ¡ay! cómo mis ojos se dilatan tras esos limitados horizontes que cierran las montañas, queriendo penetrar otros espacios, cual en un mar sin límites ni playas. ¡Pobre pájaro muerto por el frío! ...

 

   Paisajes

primeros versos

Meridies Rojo, desde el cenit, el sol caldea. La torcaz cuenta al río sus congojas, medio escondida entre las mustias hojas que el viento apenas susurrando orea. La milpa, ya en sazón, amarillea, de espigas rebosante y de panojas, y reveberan las techumbres rojas en las vecinas casas de la aldea. ...

 

   Poema de la vida

primeros versos

Canto Primero Idilio I Es la suprema floración del año. Ya la niebla no oculta los bohíos y los nidos del bosque, ayer vacíos, están llenos de pájaros hogaño. Los vernales deshielos, como un baño, el valle inundan con raudales fríos, donde llenan sus ánforas los ríos y beben las bandadas y el rebaño. ...

 

   Salmo del fuego

primeros versos

Noche muy negra. Un paso: la cañada defendida por ásperos pretiles. Abajo, la planada; arriba, envuelto entre la sombra helada, el enorme talud de los cantiles. Ni follaje, ni abrigo que proteja al viajero perdido de la negrura; que hace cientos de años, tal vez miles, bajaron, . ...

 

   Voz interna

primeros versos

En las noches tediosas y sombrías buscan su nido en mi cerebro enfermo, plegando el ala ensangrentada y rota, mis antiguos recuerdos. No vienen como alegres golondrinas de la rústica iglesia a los aleros, trayendo de la rubia Primavera las blandas brisas y los tibios besos. ...