TOMÁS SEGOVIA | |
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Amiga, mira al dios inanimado sin nosotros. Eras tú, era yo quien revestidos de su forma la movíamos, el dios no tiene rostro. Iremos de la mano ante su faz de sombra y estaremos allí hablándole a una máscara. Sabremos que de nosotros dos nacía su violento prestigio... | |
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No soy el que yo digo Soy el que dices tú Me traiciono por ése Mi doble que el amor y la impiedad figuran Dinamito mi suelo alegremente Con tu risa me río de mi gloria Pulverizamos la complicidad con que me miro sin tus ojos Me salgo de mis pieles... | |
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Escuchas morador? No cesó nunca este rumor de astros Dentro de ti grandes sombras lo escuchan Son dos silencios desiguales La noche de tu oído Es violenta y cerrada y sin estrellas En ella la mudez escucha Pero no has muerto si no muere todo... | |
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Mis besos lloverán sobre tu boca oceánica primero uno a uno como una hilera de gruesas gotas anchas gotas dulces cuando empieza la lluvia que revientan como claveles de sombra luego de pronto todos juntos hundiéndose en tu gruta marina chorro de besos sordos entrando hasta tu fondo... | |
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Cuando nos retiramos a la remota cámara donde hacemos las nupcias con nuestro propio espectro, como cuando compramos y vendemos la palabra que ata para atarla a sí misma, la carne en cambio todavía se sabe interrogada, vuelve a tocarla el dios y la carne vuelve a temblar en su peligro... | |
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De algo estamos confesándonos emocionadamente hijos si en un agua tan limpiamente fraternal bogamos. Nunca se cierra del todo nuestra diferencia, una ironía de nuestra igualdad la tiene siempre en vilo, y hasta cuando estamos sometiendo al otro nunca hemos olvidado nuestra lengua común... | |
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De tu centro entrañable la noche se derrama tú sola por los dos la traes a nuestra casa lleva su sello por los dos tu cuerpo solo huele a antiguos metales la efusión de tu sangre a luna de hondas minas y mercurial tiniebla son el fuego y la sombra un solo óxido... | |
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También yo desigual mía Sobre el difícil sendero movedizo Y siempre precariamente Tentado y con terror y torpe esquivo El peligro de tenerte Sin que tú me tenga La trampa de meterme Donde no me hayas tendido ya tu trampa. De: Partición | |
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Donde calla el amor No habla tampoco el desamor No es nunca nadie Alma fundada en la agonía Quien te rechaza Donde calla el amor Habla la estúpida Fortuna Tú misma alma de vértigo La has levantado allí Tú misma escoges que te hablen... | |
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Dime mujer dónde escondes tu misterio mujer agua pesada volumen transparente más secreta cuando más te desnudas cuál es la fuerza de tu esplendor inerme tu deslumbrante armadura de belleza dime no puedo ya con tantas armas mujer sentada acostada abandonada enséñame el reposo el sueño... | |
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La mano del amor es grave. Se ha espesado la carne de una savia de tiempo; el curso de los días ha ensanchado su cauce. Pero de paz cargada abriga y pesa la lenta mano calurosa. La mujer mira al hombre padecer por el hijo, y florece. De: Anagnórisis | |
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El dios mira con ojos tenebrosos. Cuídate del discurso de los que quieren reflejar en sus palabras esa sombra. No abras tu corazón a los que se construyen con la mudez intocable del dios una sordera... | |
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Quién desteje el amor Ése es quien me desteje No es nadie El amor se deshace solo Como la trenza del río destrenzada en el mar No estoy de amor tejido Estoy tejido de tejerlo De sacar de mis íngrimos telares Este despótico trabajo Eternamente abandonando el fleco que se aleja A la... | |
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Entre los tibios muslos te palpita un negro corazón febril y hendido de remoto y sonámbulo latido que entre oscuras raíces se suscita; un corazón velludo que me invita, más que el otro cordial y estremecido, a entrar como en mi casa o en un nido hasta tocar el grito que te habita... | |
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Entre los tibios muslos te palpita un negro corazón febril y hendido de remoto y sonámbulo latido que entre oscuras raíces se suscita; un corazón velludo que me invita, más que el otro cordial y estremecido, a entrar como en mi casa o en un nido hasta tocar el grito que te habita... | |
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Ha alzado una mano el dios y cae entre el hombre y la mujer su sombra. Se altera de sabor secretamente el halo en que yacías. Y viene, se nos echa ya encima, creciendo y sin llenar nunca del todo su tamaño una inminencia que quiere ya llamarse dicha... | |
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Échame un vistazo al menos de arriba abajo mírame cómo estoy de cabo a rabo enamorado tengo enamorados los ojos y tengo la boca enamorada y tengo el pie izquierdo enamorado y mucho más el pie derecho tengo también enamoradas las espumosas ingles... | |
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Los recuerdo turgentes y temblones, tu grandes, densos pechos juveniles, tímidos y procaces, pastoriles, frescos como aromáticos melones. Eran el más solemne de tus dones cuando al fin liberabas sus perfiles en cuartos cursis de moteles viles... | |
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Los recuerdo turgentes y temblones, tu grandes, densos pechos juveniles, tímidos y procaces, pastoriles, frescos como aromáticos melones. Eran el más solemne de tus dones cuando al fin liberabas sus perfiles en cuartos cursis de moteles viles, deliciosa de susto y decisiones... | |
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Mi ser gris te redime De tu bella cadena de contrastes Mi lenta fuerza gris Mi fluido peso extenso Tu vida que se atrasa Cosechando tus huellas Belleza cuesta arriba Y teje para luego Tu vida y yo cuchicheamos Un escalón abajo de tus ritos Soy la alegría de una luz de un gris Mira de... | |
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Me pregunto y no entiendo tendrías que ser tú quien lo explicara me pregunto por qué a veces esta piedra en la dentadura que no deja salir a gusto mis palabras cuando se disponen confiadas a brotar hacia ti a correr más frescas que las cascadas de agua... | |
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Mientras penetro en ti Sonámbula Dentro de ti está un yo Penetrando una tú Los veo claramente ahora (También yo tengo cerrados los ojos). De: Figuras y melodías De la primera parte: El dios oscuro 4 de Motivos seculares | |
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No estamos nunca a solas. Somos tú y yo, intercambiando en nuestras carnes, en nuestros corazones, los secretos signos con que afirma cada uno al otro interrogándolo y en puro ofrecerse está llamándolo, y en que reconoce cada uno de nosotros la respuesta en que es reconocido... | |
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Otra vez en tu fondo empezó eso... Abre sus ojos ciegos, el gemido, se agita en ti, exigente y sumergido, emprende su agonía sin regreso. Yo te siento luchar bajo mi peso contra un dios gutural y sordo, y mido la hondura en que tu cuerpo sacudido se convulsiona ajeno hasta en su... | |
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Sé que no sabes que recuerdo tanto tu piel untuosa y pálida, amasada con fiebre y luna, y tu boca abrasada, blanda y jugosa y salada de llanto, y tu implorante gesto de quebranto, sobre tu frigidez crucificada y agradecida y tierna aunque insaciada, y mi esfuerzo patético entretanto,... | |
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Señalaremos, al azar tal vez, días especiales consagrados a celebrar el esplendor de nuestro lecho, lugar donde la guerra se derrota a sí misma, donde tú te abres y yo no me cierro, donde los luchadores saben por fin que luchando se hablan y se pertenecen... | |
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Subyugadas, asiduas, con aplicación, una mano tuya y una mía se acarician, fanáticas de un mundo de manos excluyente. No quieren saber que tú y yo mientras tanto nos miramos, abolidos, sin común lenguaje, en las orillas de un lugar de sombra... | |
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Todo lo que arrojamos junto con la ropa a nuestros pies cuando nos desnudamos, ¿diremos que sabríamos nombrarlo en su inmensidad y su incertidumbre? Algo se arranca de nosotros que en su desprendimiento al fin se dejaría ver... | |
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Tu carne olía ricamente a otoño, a húmedas hojas muertas, a resinas, a cítricos aceites y a glisinas y a la etérea fragancia del madroño. Hábil como una boca era tu coño. Siempre había, después de tus felinas agonías de gozo, en las divinas frondas de tu deseo, otro retoño. Te... | |
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Tu grupa blanca y ciega se remueve Bajo la seriedad de las caricias Tu inquieta grupa zalamera Entrevero de fiebres y de fríos Tu grupa de molicie inaplacada Nudo vivaz y obtuso de tu cuerpo En el coloquio a oscuras de las pieles Le prestamos al mundo nuestra carne Para que inscriba... | |
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Tus ojos serán de pronto los ojos del dios mismo, inmensos, abiertos en plena llamarada, inapelables. Detrás de tu ternura tan contigua veré asomar su divino despotismo, tú estarás escuchándome en el tiempo pero él en tu otra orilla hará a un lado con airosa mano mis palabras... | |
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Una blancura te inunda los dos pechos: eres pura. Y sube una mancha oscura por tu vientre: eres profunda. De: Historias y poemas Fragmento 8 de la Serie: La semana sin ti | |
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También ellaslas ágiles palabras Que nunca han sido mías Pero dónde podrían sino a mí decirse También ella me dan lo que no es suyo Pero de quien podrían ser sino de ellas Lo que su paso deja entre mis manos Y nunca fue su bien... | |
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Desde el umbral de mi jornada Miro el limpio tamaño de las horas Frescas y ociosas Dispuestas y en espera de su huésped Y el amor ya está allí Siempre lo miro desplegarse Tan adelante de mi centro Siempre sigo su onda apresurándome... | |
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Dime vida dime tiempo ¿voy demasiado aprisa? el amor como todo lo fértil tarda todo lo que ha de vivir se hace esperar es mortal arrancar de sus raíces el destino lo sé lo sé no se atropella el don no se apresura lo que germina no se roba el mañana... | |
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Quisiera haber nacido de tu vientre haber vivido alguna vez dentro de ti desde que te conozco soy más huérfano oh gruta tierna rojo edén caluroso qué alegría haber sido esa ceguera quisiera que tu carne se acordase de haberme aprisionado... |