ELISEO DIEGO | |
Dirán entonces: aquí estuvo la sala, y más allá, donde encontramos los fragmentos de levísimo barro, el sitio del calor y la dicha. Luego vendrá una pausa, mientras el viento alisa los hierbajos inconsolables; pero ni un soplo habrá que les evoque la risa, el buenas tardes,el ... | |
Pules y pules, ves, el duro verde hasta que al fin brota. Le has querido forma de pétalo.(Más tarde alguien, sagaz, dirá: el hacha tiene forma de pétalo.)A solas pules y pules en la luz de octubre hasta que asoma el alma de la piedra en un hoy sonriente.Lejos está mañana, ... | |
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Entonces ya es seguro que estás muerto No volveremos otra vez a verte Jugar con el aliento de los hartos Al escribir como al desgano: Che, Sobre el dineroEntre leyendas Viniste brevemente a nuestro día Para después marcharte entre leyendas. Cruzabas en la sombra, rápido ... | |
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El general a veces nos decía extendiendo sus manos transparentes: así fue que lo vimo aquel día en la tranquila lluvia indiferente sobre el negro caballo memorable . Suavizaba la sombra del alero su camisa de nieve irreprochable y el arco duro del perfil severo. ... | |
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Juega el niño con unas pocas piedras inocentes en el cantero gastado y roto como paño de vieja. Yo pregunto: qué irremediable catástrofe separa sus manos de mi frente de arena, su boca de mis ojos impasibles. Y suplico al menudo señor que sabe conmover la tranquila tristeza de las flores, ... | |
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1 EL sitio donde gustamos las costumbres, las distracciones y demoras de la suerte, y el sabor breve por más que sea denso, difícil de cruzarlo como fragancia de madera, el nocturno café, bueno para decir esto es la vida, confúndanse la tarde y el gusto, no pase nada, ... | |
1 Avanza ya, hijo mío, desde el vano donde los pliegues de la recia púrpura ocultan la impudicia de las máquinas tan útiles, es cierto , el abandono de los grandes telones que han colgado como pájaros muertos en el polvo; avanza desde la sombra y haz tu reverencia como si nunca fueses a volver. ... | |
Ésta es otra elegía, pero dedicada a un hombre desagradable, vecino mío, que nunca quiso saludarme. No sé, por tanto, cómo se llamaba. Cara de limón, cara de perro malo, jamás se rebajó a mirarme siquiera. Vivíamos los dos en la misma calle. Un día tras otro nos desencontrábamos. ... | |
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Enrosca el gato su delicia de sí sobre sí mismo, duerme de su principio a fin, secreto.En tanto esboza la penumbra disidencias de cazuelas y potes, resistentes al imperio del sueño.Cae el mundo por el filo del agua, gruñe para sí el fuego, pero el gato lo ignora:permanece ... | |
Como quien toca con un dedo la punta fría del agua, mareándose de sólo su transparencia demasiada, me he puesto yo a mirar el no ser infinito que me aguarda. Los soldados de plomo están apenas en su caja y entre la dicha y la tiniebla no queda sino el filo de la lámpara. ... | |
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Esta mujer que reclinada junto a la borda inmóvil de su casa soporta con las manos arrugadas el peso dócil de su tedio, sólo escuchando el tiempo que le pasa sin gracia ni remedio. Esta mujer, desde la borda blanca de su balcón, que el patio encierra, mira correr, ansiosa y sorda, ... | |
El piano al mediodía, solo, de álamo en álamo la música, de resol en penumbra, no se levanta, no remonta, se cae del ala, pía, la música, vuelve otra vez, anhela, sube, sube, de pronto la dicha cruza en una ráfaga, tropieza con la luz, no puede, tiembla, quisiera ser, la ... | |
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Hacia el final de la escalera te has dado vuelta: en el vacío de abajo el viento solitario hace las veces de trajín, y la penumbra está sucia de olvido. Pero arriba, en el piso de arriba, el cúmulo de inútil sueño aguarda. ¿Vas a entrar en él, a sumergirte? Con la mano puesta en el balaustre, acariciándolo ... | |
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Hiere el perfil de la Madona su delicada perfección lastima los ojos insaciables; ella no tiene culpa: es ella, la muchacha, la que borda la luz, la que sonríe junto al pozo del año, frágil, menuda hija del vecino de siempre, sólo ella; pero, ligeramente vuelta, ladeada no más un poco hacia la gloria, ... | |
Afuera está el escándalo del sol, y la garganta de la cal desollada que responde bramando de terror: la zarabanda maníaca de la luz -la quema grande. Y adentro, fresca, la penumbra como un baño de paz -agua del bosque de la eterna delicia- la penumbra en que tu aguja salta ... | |
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El que tenía costumbre de poner las manos sobre la mesa blanca junto al pan y el agua, traje rugoso de fervor y alpaca, y aquella su esperanza filial en los domingos, ya no conmueve nunca el suave pensamiento de la fronda con el doblado consejo de su paso... | |
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Casi no roza la palabra siquiera el borde de la luz bajo la sombra de los mangos. Todo está inmóvil ahora, como a salvo del tiempo que se va -sesgado, a oscuras- por el secreto de tus venas. | |
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Ruinas del cafetal de los franceses, la Gran Piedra, Sierra Maestra | |
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Habiendo llegado al tiempo en que la penumbra ya no me consuela más y me apocan los presagios pequeños; habiendo llegado a este tiempo; y como las heces del café abren de pronto ahora para mí sus redondas bocas amargas; habiendo llegado a este tiempo; y perdida ya toda esperanza de algún ... | |
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La muerte es esa pequeña jarra, con flores pintadas a mano, que hay en todas las casas y que uno jamás se detiene a ver. La muerte es ese pequeño animal que ha cruzado el patio, y del que nos consuela la ilusión, sentida como un soplo, de que es sólo el gato de la casa, el gato de costumbre, el gato ... | |
Un patio de la Víbora donde la sombra crece hasta el silencio en árboles y hierbas y amarguras y llagas del adobe, tiene también palmeras de otro mundo grabadas en el aire quieto. Salir al patio, entrar en el aroma ruinoso de los años, es un poco viajar al otro extremo de la vida ... | |
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OTROS POETAS EN VIDEO POR ELISEO DIEGO |
De Nicolás Guillén
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No sé por qué piensas tú, soldado, que te odio yo, si somos la misma cosa yo, tú. Tú eres pobre, lo soy yo; soy de abajo, lo eres tú; ¿de dónde has sacado tú, soldado, que te odio yo? Me duele que a veces tú te olvides de quién soy yo... |
De César Vallejo
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Las personas mayores ¿a qué hora volverán? Da las seis el ciego Santiago, y ya está muy oscuro. Madre dijo que no demoraría. Aguedita, Nativa, Miguel, cuidado con ir por ahí, por donde acaban de pasar gangueando sus memorias... |