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ENRIQUETA OCHOA

 

   Asaltos a la memoria

primeros versos

 

   Avispero

primeros versos

 

   Bajo el oro pequeño de los trigos

primeros versos

Si me voy este otoño entiérrame bajo el oro pequeño de los trigos, en el campo, para seguir cantando a la intemperie. No amortajes mi cuerpo. No me escondas en tumbas de granito. Mi alma ha sido un golpe de tempestad, un grito abierto en canal, un magnífico semental que embarazó ...

 

   Carta a Jesús Arellano

primeros versos

Desde hace años, Jesús, el corazón me rebota loco entre las sienes y ando por los rincones escondiendo al sollozo. Estreno una sonrisa cada mañana y pido limosna en todas las esquinas, porque ¿quién va a prestarme su vida, su amor, o su Dios? Tengo que comprármelos yo misma, ...

 

   Contemplación

primeros versos

 

   Contigo hubiera querido compartir...

primeros versos

 

   Días nuevos

primeros versos

 

   El deshollinador

primeros versos

 

   El lomo de la vida

primeros versos

Tras la reclusión vino de improviso la luz. Deslumbrada, llegué al núcleo de un violento avispero. Ajena a la concesión estudiada, inoportuna, con la simplicidad del que ignora el aguijón de la insidia, pasé la mano, sin malicia, por el lomo de la vida. Dios mío, qué brutal ...

 

   El suicidio

primeros versos

para Rubén Tamez Garza Pienso en la fecha de mi suicidio y creo que fue en el vientre de mi madre; aún así, hubo días en que Dios me caía igual que gota clara entre las manos. Porque yo estuve loca por Dios, anduve trastornada por él, arrojando el anzuelo de mi lengua para alcanzar ...

 

   Estos vientos de marzo y febrero...

primeros versos

 

   Eternidad

primeros versos

La eternidad mece, ondula, abre de par en par su túnica de viento; en el espacio de su seno esplende una constelación de luz acumulada. El Padre la detiene. Un instante mete su mano turbulenta hasta la entraña y la abre sobre la piel del mundo. Un alud de semillas caen, ...

 

   Hacia el cristal secreto de los frutos

primeros versos

Dios mío, de tus labios bajan ríos de luz hacia el cristal secreto de los frutos y amanecen maduros. Muchos hombres vienen al mundo a buscarse un lugar. Yo he venido en éxtasis desde el alba, atraída al aroma que escapa de tus cestos, pidiendo dormir entre tus frutos esta noche ...

 

   La ola de los días

primeros versos

 

   La palabra

primeros versos

 

   Las urgencias de un Dios

primeros versos

¡Cuánto girón de cielo prometido que no puedo creer, que no logra sitiarme ni adormecer mi sien ni incitarme el afán! No rebusquen más mitos en mis labios. Soy la furia salvaje de una criatura abandonada en el monte sin conocer más padre que el sol que ha requemado mi epidermis ...

 

   Las Vírgenes terrestres

primeros versos

Para Marianne, mi hija En vano envejecerás doblado en los archivos: no encontrarás mi nombre. En vano medirás los surcos sementados queriendo hallar mis propiedades. No tengo posesiones. En cambio, es mío el sueño de los valles arrobados y mío el subterráneo ...

 

   Llovizna de abril

primeros versos

 

   Los días delirantes

primeros versos

 

   Marianne

primeros versos

Después de leer tantas cosas eruditas estoy cansada, hija, por no tener los pies más fuertes y más duro el riñón para andar los caminos que me faltan. Perdona este reniego pasajero al no encontrar mi ubicación precisa y pasarme el insomnio acodada en la ventana cuando la lluvia cae, ...

 

   Moisés

primeros versos

 

   No existe el tiempo...

primeros versos

 

   Padre

primeros versos

Al montón de polvo que te cobija bajé esta tarde; la sal de la llanura ardía bajo el árido resplandor del silencio y un tifón de soledad golpeaba contra la flor caliza de los cerros. Yo te hablé con esa ternura indómita que rompe dignidades, y me quebré de bruces en la tierra; ...

 

   Retorno de Electra

primeros versos

I Para poderte hablar así, de frente, tuve que echarme toda una vida a llorar sobre tus huesos. Tuve que desandar lo caminado desnudando la piel de mi conciencia. Para poderte hablar tuve que volver a llenarme de aire los pulmones. Y cuidar que no se me encogieran las palabras, ...