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JULIO CÉSAR AGUILAR

 

   Canción

primeros versos

Hay en tu boca la luz de un hálito que resplandece Desde tus ojos más cercano es el horizonte Un canto alegre mi sueño canta para tu boca Renace el mundo vivos mis ojos en tu mirada Poema proporcionado por el autor

 

   De claridad y esperanza

primeros versos

A mi voz susurró el tiempo su historia de claridad y esperanza, y por mi lengua de barro yo supe que también a la muerte se canta. Vine a este cielo -sólo vine- para alumbrar con la flor de mi verso la tristeza, pero he de saber que en la tierra la alegría-alegría igualmente es flor luminosa. ...

 

   Dones de primavera

primeros versos

Un rebaño de nubes negras pasea por el cielo, ensombreciéndolo, mordisqueando la luz vespertina de un sol ya tibio, que, poco a poco, conforme descienden las nubes maduras y sueltan sus frutos de agua, se ausenta de nuestro ojos.De todas las flores del patio, las rosas blancas ...

 

   Ecos de la agonía

primeros versos

Fui sólo sombra habitada por el desdén, por los caprichos de la luz vagante. Fructificó en mi ser la desventura y puntualmente repartí sus dones; a veces la alegría dejaba en el aire su estela. Árbol solitario, pan de la multitud, fui lo que pude. De repente todo se va muriendo. ...

 

   El corazón

primeros versos

Amanece tras un instante y otro ritmando sueños, silbándole al sol la memoria de una leyenda. Alza su propio eco hacia el más alto pino de la noche lenta. Bajo el aliento palpitante de la muerte renace siempre amaneciendo. Poema proporcionado por el autor

 

   El desierto del mundo

primeros versos

A través de la ventana (que son mis ojos) veo el desierto del mundo y miro lo que puedo, lo que sé mirar: ¿qué fuera yo si no fuera lo que soy?, ¿qué soy en este desierto sino un cactus, un animal salvaje, un insecto más? ¿Sería acaso el sol enfermizo, ...

 

   El florecido sueño

primeros versos

En la fertilidad de tus manos inacabables puse anoche a dormitar el sueño más largamente soñado, y ya ves ahora, mano tan abierta, cómo de tus costados, poco a poco, lúcidamente va enraizándose, dando al aire su aromada luz que apenas se irradia. No ráfagas de amor es lo que pide ...

 

   El instante es el camino

primeros versos

Árbol antiguo visto desde una infancia, el tiempo se deshoja, floreciendo, siempre reintegrándose a sí mismo, firme ante los aires de cualquier viento, ante los vientos de la muerte, el viento iracundo de la nada. Suspiro interminable es caminar el tiempo, ...

 

   Elegía de la pierna

primeros versos

A la sombra de su estatura bendice tú la harina de su hueso, ceniza caminante en triste enflaquecido músculo y piel de nardo. Para que vuele, para que no se incendie, sacúdele la rabia que la aniquila. Que en un grito alarido enorme resucite y si no, luego entonces nuevamente ...

 

   Escribes...

primeros versos

Escribes bajo el fulgor de la noche, sintiendo su influjo como un llamado a la escritura. Piensas entonces que la noche uno a uno te dictará los versos. Pero en verdad, nada dice. Solamente los grillos, entre sí, se dicen su cuento; ah, y también las lechuzas. Sigues esperando que la noche te hable, ...

 

   Hacia la muerte

primeros versos

Como moneda que lanzara Dios al abismo, sin detenerse, ruedan los días hacia la abierta alcantarilla por la que exhala, en su locura, su desorden la infatigable muerte. Y nosotros, con el afán de rescatar la moneda y de hacerla propia, tras ella rodamos. Arrojados al vacío igual ...

 

   Huellas del llanto

primeros versos

Como abandonados huérfanos, habitantes del olvido, mis viejos zapatos repasan todavía su historia desde el recinto de las añoranzas y lo inservible. ¿Cuántas aún lágrimas tendrán por decir? Oh tan míos mis sufridos zapatos ejemplos de mi sinamor. Muchas veces huir quise ...

 

   La consigna y el milagro

primeros versos

Volver a tus dominios, infancia, acercarse es lentamente a la explosiva boca de un volcán y luego ¿para qué volver entonces al origen del desastre donde aún el escombro es el reino de la insanía y una voz de látigo, férrea para el castigo y la zozobra hace cumplir ...

 

   La espera

primeros versos

Ha vuelto a madurar la fruta sobre la mesa, las flores de las macetas ya se secaron, enterradas las cosas bajo el polvo ¿qué se puede hacer? Los anocheceres dan fe de la espera, la multitud de estrellas -testigo perpetuo- sin duda alguna lo sabrá decir, pero a quién sino al corazón ...

 

   La flor en la tierra

primeros versos

La semilla de la muerte que ha de germinar al sol revienta bajo la tierra. Las manos de Dios alegres que desgranando los días cultivan la muerte ya trabajan siempre la tierra desde el único principio de la extensísima vida. Apenas una raíz asciende hacia el infinito, mientras Dios medita ...

 

   La hora

primeros versos

Vuelve la luz a hacerse luz, plácida claridad en el vaivén de sombras, y la calma otra vez, el remanso donde reposa -como en el sueño el insomne- su paso frenético el corazón. El aire que se respira se hace respirable, y el paisaje a cada mirada recobra el color y la forma. ...

 

   La vida otra

primeros versos

Algún día seré pastura para la muerte, no más que polvo triste en el desierto del mundo. Mi sangre cesará su danza y en ese instante todo se habrá consumado. Mudos brillarán mis ojos en su larga noche y en la profundidad enorme del silencio escucharé los ecos de mi canto. ...

 

   Mañana escucharé...

primeros versos

Mañana escucharé el eco de tus pasos en mi memoria, no para reconstruirte, sino para negarle al tiempo su complicidad con el olvido. Poema proporcionado por el autor

 

   Medianoche

primeros versos

Los pensamientos, hoy perdidos, en la eternidad de mi noche buscan su cauce, su destino. Llega de unos gatos la cópula de lejos hasta mis oídos. Ya por debajo de las sábanas más helado se vuelve el frío. A través de un terco reloj muy lentamente me aproximo a los latidos del silencio ...

 

   Mundonuestro

primeros versos

Del niño que respiró en mí alimentado de mi sangre y con mis huesos protegido, de ese solo niño criatura amarga, no sé exactamente si algo de su ser perdure aún, invicto en su catástrofe de miedo. En realidad, me sobrevive su mirada, relámpago furioso partiendo ...

 

   Nada puedo pedirte

primeros versos

Dame lo que me quieras dar, Señor, nada quiero pedir, nada te exijo, hoy ya comprendo que si miro el cielo es tu resplandor de luz lo que miro; cuando me siento extraviado en la noche en tus estrellas encuentro el camino. Eres, Señor, agua para la lluvia, para los manantiales y los ríos; ...

 

   Nada, sino tu sombra...

primeros versos

Nada, sino tu sombra galopando. Va y viene a través de las cortinas translúcidas del pensamiento. Y la atrapo. Y consagro las palabras al silencio de tus manos. Ah, la fatiga. Cavé una fosa, en vano, para tu luz distante, imperecedera. Mas nada. Nomás la sombra de un fantasma. ...

 

   Nunca digas

primeros versos

Mano abierta, di, dime, dilo, dícelo a tus dedos que me exprimen desde muy adentro toda la amorosa sangre; dícelo a mis manos -ay torrentes ciegos, ya cauces sin agua, siempre manantiales secos. No, nunca lo digas, nunca digas qué, quién, quién la volvió a cerrar. ...

 

   Si acaso...

primeros versos

Yo nada pido, nada estoy diciendo, no, es nada lo que quiero al decir lo que digo; mínimamente es nada esto que estoy diciendo. Si acaso, la conciencia de no saberme muerto, de pretender subir por rumbo misterioso a ese gran misterio de la palabra dicha. Yo nada pido, ...

 

   Sólo un rumor

primeros versos

Ven, aún es tiempo de habitar el paraíso, me dije cuando en el alma crecía tal deseo como un rumor de aves: eran pájaros que no cantaban, batir de alas en desventura. Me acerqué a la luz de la conciencia, no vi nada. Fui entonces a las cavernas interiores ...

 

   Soy el guardián...

primeros versos

Soy el guardián de la noche, administrador de los sueños y de las conquistas. Mientras ella duerme, contemplo desde la sombra la obstinación de la luna. De sus entrañas brota mi voz, sé que me sueña, ¿o es que sus ojos son mi espejo y su nombre mi apellido? ...