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JOSÉ CORONEL URTECHO

 

   A un roble tarde florecido

primeros versos

Un desmedrado roble sin verdor que seco ayer a todos parecía, hijo del páramo y de la sequía, próxima víctima del leñador, Que era como una niña sin amor que en su esterilidad se consumía, con la lluvia de anoche ¡oh, qué alegría! ha amanecido esta mañana en flor. Yo me he quedado un poco ...

 

   Ausencia de la esposa

primeros versos

Todo es tranquilidad en tu presencia. Contiguo el mundo entero es nuestra casa a cuya vera el tiempo lento pasa dándole eternidad a la experiencia. Más qué desolación y qué inclemencia, qué cruel angustia la que me traspasa, qué ardiente sed de ti la que me abrasa ...

 

   Canción de amor para el otoño

primeros versos

I Cuando ya nada pido Y casi nada espero Y apenas puedo nada Es cuanto más te quiero.* II Te quiero en Diciembre, en Enero. Te quiero día a día, el año entero. Te quiero bajo el naranjo y bajo el limonero.** *De: Dos canciones de amor para el otoño **De: Idilio en cuatro ...

 

   Cantada

primeros versos

Por ti me he vuelto sincero como en la guerra el guerrero y en la mar el marinero. Porque en la ley de a tierra cada cosa en su lugar como el guerrero en la guerra y el marinero en la mar.

 

   Credo

primeros versos

Gracias porque abro los ojos y veo la salida del sol, el cielo, el río en la mañana diáfana de estío que llena hasta los bordes mi deseo. Gracias, Señor, por esto que poseo que siendo sólo tuyo es todo mío aunque hasta una gota del rocío para saber que es cierto lo que creo. Creo que la belleza ...

 

   Dos canciones

primeros versos

I Cuando ya nada pido y casi nada espero y apenas puedo nada es cuando más te quiero. II Basta que estés, que seas que te pueda llamar, que te llame María para saber quién soy y conocer quién eres para saberme tuyo y conocerte mía mi mujer entre todas las mujeres.

 

   Dos canciones de amor para el otoño

primeros versos

I Cuando ya nada pido y casi nada espero y apenas puedo nada es cuando más te quiero II Basta que estés, que seas que te pueda llamar, que te llame María para saber quién soy y conocer quién eres para saberme tuyo y conocerte mía mi mujer entre todas las mujeres.

 

   Escrito en la corteza de una ceiba

primeros versos

Esta ceiba que da sombra a mi casa es propiamente heráldica. Sería el emblema perfecto de tu escudo si esto que grabo aquí fuera tu lema: Ella no sabe de lo que de ella escribo pues ser lo que es y no saberlo es ella.

 

   Febrero en La Azucena

primeros versos

Ya está seco el camino del río al valle y secos los senderos. Ya el río enseña el espinazo de piedra de su raudal como un potrillo flaco la fila de sus vértebras Ya un friso oscuro marca en los paredones de la orilla el nivel que alcanzó la crecida en el invierno Ya brilla el sol en los bancos de arena ...

 

   Hipótesis de tu cuerpo

primeros versos

I Se que no me creeran como a espejo sin fondo que el movimiento clava tu vórtice de armadas donde momentos miles primeros segundos en roca a pique ya me esperaban en ti girando. Aunque dijera que no tenias mar ni que toda tu espuma en tu interior de piedra habita m por sangre espumosa ...

 

   Idilio en cuatro endechas

primeros versos

I De nuevo. Sí De nuevo siento que voy, que llevo. En el tren, en los trenes, siento que vas, que vienes. Inútil preguntar a la tierra, a la mar, a la estrella polar. Ni la arena, ni la espuma, ni la estrella darán razón de ti. De ella. Pero te esperaré. Te espero en las esquinas, a ver si vas, si ves, ...

 

   Irrevocablemente

primeros versos

Por donde quiera que escrudriña la mirada, sólo encuentra los pálidos pantanos de la Nada; flores marchitas, aves sin rumbo, nubes muertas... Ya no abrió nunca el cielo ni la tierra sus puertas! Días de lasitud, desesperanza y tedio; no hay más para la vida que el fúnebre remedio de la muerte, ...

 

   La cazadora

primeros versos

Mi señora, tan luego se levanta va a cazar un venado matutino, sin miedo a los colmilos del zaíno, ni al mortal topetazo de la danta. Entra con ojo alerta y firme planta en la espesura donde no hay camino, y de los matorrales, repentino, salta un venado que su paso espanta. Ella rápida apresta ...

 

   La gran plegaria

primeros versos

El tiempo es hambre y el espacio es frío orad, orad, que sólo la plegaria puede saciar las ansias del vacío. El sueño es una roca solitaria en donde el águila del alma anida: soñad, soñad, entre la vida diaria.

 

   Lo dicho, dicho

primeros versos

Si amarga el dedo sed para mi labio sufro al tocar tu frío como amigo si sierpe al corazón la hiel al hígado no me despeja el cielo y me despeja. Si colmena en tu rosa era mi nido y yo de miel en tus venas corría corro tu vida vivo y muerto muero mas súbito el abismo amor vacío. No quiero ser ...

 

   Nihil Novum

primeros versos

No busques nada nuevo, ¡oh mi canción!; nada hay oculto bajo el rascacielo, nada en la maquina que sube al cielo, nada ha cambiado desde Salomón. Es muy antiguo el hombre y su pasión, guarda en el nuevo día el viejo anhelo, bajo la nueva noche igual desvelo y el mismo palpitar del corazón. ...

 

   No volvera el pasado

primeros versos

Ya todo es de otro modo Todo de otra manera Ni siquiera lo que era es ya como era Ya nada de lo que es sera lo que era Ya es otra cosa todo Es otra era Es el comienzo de una nueva era Es el principio de una nueva historia La vieja historia se acabo, ya no puede volver Esta, ya es otra historia ...

 

   Nota en un libro de historia

primeros versos

Mientras hojeo historiadores y toma notas un pajarito canta entre las hojas de una rama y su canto un silbido, tal vez una llamada me saca de la Historia.

 

   Oda a Rubén Darío (II) (Acompañamiento de tambores)

primeros versos

He tenido una reyerta con el ladrón de tus corbatas (yo mismo cuando iba a la escuela) el cual me ha roto tus ritmos a puñetazos en las orejas... Libertador, te llamaría, si esto no fuera una insolencia contra tus manos provenzales (y el Cancionero de Baena) en el Clavicordio de la Abuela, ...

 

   Pequeña oda a tío Coyote

primeros versos

¡Salud a tío Coyote, el animal Quijote! Porque era inofensivo, lejos de la manada, perro de soledad, fiel al secreto inquieto de su vida engañada sufrió el palo, la burla y la patada. Fue el más humilde peregrino en los caminos de los cuentos de camino. Como amaba las frutas sazonas, las sandias, ...

 

   Soneto para invitar a María a volver de San Francisco del Río

primeros versos

Si mi vida no es mía, sino tuya, y tu vida no es tuya, sino mía, separados morimos cada día sin que esta larga muerte se concluya. Hora es que el uno al otro restituya esa vida del otro que vivía, y tenga cada cual la que tenía otra vez en el otro como suya. Mira pues, vida mía, que te espero ...