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RAMÓN LÓPEZ VELARDE

 

   El retorno maléfico El retorno maléfico de Ramón López Velarde   


En la voz de Enrique Lizalde    

primeros versos

Mejor será no regresar al pueblo, al edén subvertido que se calla en la mutilación de la metralla. Hasta los fresnos mancos, los dignatarios de cúpula oronda, han de rodar las quejas de la torre acribillada en los vientos de fronda. Y la fusilería grabó en la cal de todas las paredes...

 

   Hoy como nunca Hoy como nunca de Ramón López Velarde   


En la voz de Enrique Lizalde    

primeros versos

Hoy como nunca, me enamoras y me entristeces; si queda en mí una lágrima, yo la excito a que lave nuestras dos lobregueces. Hoy, como nunca, urge que tu paz me presida; pero ya tu garganta solo es una sufrida blancura, que se asfixia bajo toses y toses, y toda tu una epístola de...

 

   La mancha de púrpura La mancha de púrpura de Ramón López Velarde   


En la voz de Guillermo Sheridan    

primeros versos

Me impongo la costosa penitencia de no mirarte en días y días, porque mis ojos, cuando por fin te miren, se aneguen en tu esencia como si naufragasen en un golfo de púrpura, de melodía y de vehemencia. Pasa el lunes, y el martes, y el miércoles... Yo sufro tu eclipse ¡oh criatura...

 

   La suave patria La suave patria de Ramón López Velarde   


En la voz de Enrique Lizalde    

primeros versos

Proemio Yo que solo canté de la exquisita partitura del íntimo decoro, alzo la voz a la mitad del foro a la manera del tenor que imita la gutural modulación del bajo, para cortar a la epopeya un gajo. Navegaré por las olas civiles con remos que no pesan, porque van como los brazos...

 

   Me estás vedada tú... Me estás vedada tú... de Ramón López Velarde   


En la voz de Guillermo Sheridan    

primeros versos

Imaginas acaso la amargura que hay en no convivir los episodios de tu vida pura? Me está vedado conseguir que el viento y la llovizna sean comedidos con tu pelo castaño. Me está vedado oír en los latidos de tu paciente corazón (sagrario de dolor y clemencia) la fórmula escondida de mi propia existencia...

 

   Mi corazón se amerita Mi corazón se amerita de Ramón López Velarde   


En la voz de Guillermo Sheridan    

primeros versos

Mi corazón, leal, se amerita en la sombra. Yo lo sacara al día, como lengua de fuego que se saca de un ínfimo purgatorio a la luz; y al oírlo batir su cárcel, yo me anego y me hundo en ternura remordida de un padre que siente, entre sus brazos, latir un hijo ciego. Mi corazón, leal, se amerita en la sombra...

 

   Mi prima Agueda Mi prima Agueda de Ramón López Velarde   


En la voz de Enrique Lizalde    

primeros versos

Mi madrina invitaba a mi prima Agueda a que pasara el día con nosotros, y mi prima llegaba con un contradictorio prestigio de almidón y de temible luto ceremonioso. Agueda aparecía, resonante de almidón, y sus ojos verdes y sus mejillas rubicundas me protegían contra el pavoroso luto...

 

   Mi villa Mi villa de Ramón López Velarde   


En la voz de Pepe Alameda    

primeros versos

Si yo jamás hubiera salido de mi villa, con una santa esposa tendría el refrigerio de conocer el mundo por un solo hemisferio. Tendría, entre corceles y aperos de labranza, a Ella, como octava bienaventuranza. Quizá tuviera dos hijos, y los tendría sin un remordimiento ni una...

 

   Y pensar que pudimos Y pensar que pudimos de Ramón López Velarde   


En la voz de Guillermo Sheridan    

primeros versos

Y pensar que extraviamos la senda milagrosa en que se hubiera abierto nuestra ilusión, como perenne rosa. Y pensar que pudimos, enlazar nuestras manos y apurar en un beso la comunión de fértiles veranos. Y pensar que pudimos, en una onda secreta de embriaguez, deslizarnos, valsando...