MARCELO CEJAS | |
OTROS POETAS EN LA VOZ DE MARCELO CEJAS |
De Carlos Augusto Salaverry
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Oh! ¡Cuanto tiempo silenciosa el alma mira en redor su soledad que aumenta, como un péndulo inmóvil ya no cuenta las horas que se van! Ni siente los minutos cadenciosos al golpe igual del corazón que adora, aspirando la magia embriagadora de tu amoroso afán... |
De Diego Dublé Urrutia
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A quién, Mercedes, sino a ti, lucero de este mi dulce atardecer, pudiera pedir, para mi añosa Primavera de lágrima y canción, benigno alero?... ¡Si todo es tuyo en mi ensoñar primero y en mi queja viril, si estás entera en las tribulaciones de mi espera, y en mis ansias de nauta y de romero!... |
De Jorge Luis Borges
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Un hombre trabajado por el tiempo un hombre que ni siquiera espera la muerte (las pruebas de la muerte son estadísticas y nadie hay que no corra el albur de ser el primer inmortal), un hombre que ha aprendido a agradecer las modestas limosnas de los días: el sueño, la rutina, el sabor del agua... |
De Vicente Huidobro
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Venía hacia mí por la sonrisa Por el camino de su gracia Y cambiaba las horas del día El cielo de la noche se convertía en el cielo del amanecer El mar era un árbol frondoso lleno de pájaros Las flores daban campanadas de alegría Y mi corazón se ponía a perfumar de alegría. Van... |
De Rafael Morales
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Tu curva humilde, forma silenciosa, le pone un triste anillo a la basura. En ti se hizo redonda la ternura, se hizo redonda, suave y dolorosa. Cada cosa que encierras, cada cosa, tuvo esplendor, acaso hasta hermosura. Aquí de una naranja se aventura su delicada cinta leve y rosa... |
De José Luis Bustamante y Rivero
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Esas casas viejas de las calles solas, esas casas viejas y destartaladas en que la carcoma de los años idos desunió las tejas y honrado los nidos; esas agrietadas casos españolas de churriguerescas y rancias portadas con el monograma del Señor Jesús: tres letras en relieve y una cruz; esas casas grandes, de zaguán sonoro... |
De José Agustín Balseiro
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Catador esencial de la hora plena, el amor fue mi gloria y mi pecado: que cada instante de placer y pena fue la flor de lo mucho que yo he amado. Bajo la frente de visión serena, cada afán fue un ardor encadenado: como en la playa de sedante arena calma el mar su ansiedad, no su pasado... |
De Jorge Luis Borges
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Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra. Los tres maderos son de igual altura. Cristo no está en el medio. Es el tercero. La negra barba pende sobre el pecho. El rostro no es el rostro de las láminas, es áspero y judío. No lo veo y seguiré buscándolo hasta el día último de mis pasos por la tierra... |
De Juan Ríos
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Certeza de estar aquí para siempre, no angélicas ilusiones opios celestes , quiere el Hombre, y su delgada muerte delira: Zarpazo de la mañana, lívido mediodía, cabeza ebria del tiempo, sombría permanencia, vino de los abismos, brutal brebaje eterno: ¡Yo veo, yo palpo, yo aspiro... |
De David Escobar Galindo
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Húndete en la ceniza, perra de hielo, Que te trague la noche, que te corrompa La oscuridad; nosotros, hombres de lágrimas, Maldecimos tu paso por nuestras horas. Más que las sombras francas, como las minas De un campo abandonado, furia alevosa; La luz no te conoce, por eso estamos... |
De Jorge Luis Borges
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Dónde estarán los siglos, dónde el sueño de espadas que los tártaros soñaron, dónde los fuertes muros que allanaron, dónde el Árbol de Adán y el otro Leño? El presente está solo. La memoria erige el tiempo. Sucesión y engaño es la rutina del reloj... |
De Manuel del Cabral
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Por escupir secretos en tu vientre, por el notario que juntó nuestros besos con un lápiz, por los paisajes que quedaron presos en nuestra almohada a trinos desplumados, por la pantera aún que hay en un dedo, por tu lengua que de pronto desprecia superficies, por las vueltas al mundo... |
De Xavier Abril
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En desnudez intacta, escalofrío, desmayo y sueño. Debajo de sus senos nace un río que olvida los temblores de su cuerpo). ¿Te quieres dar a mí hasta palidecer desmayada en la noche? ¿Y que tu cabellera encienda los trópicos íntimos del amor? ¿Sentir la claridad del alba anegada en tus senos?... |
De Federico García Lorca
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Manzanas levemente heridas por finos espadines de plata, nubes rasgadas por una mano de coral que lleva en el dorso una almendra de fuego, Peces de arsénico como tiburones, tiburones como gotas de llanto para cegar una multitud, rosas que hieren Y agujas instaladas en los caños de la... |
De Blas de Otero
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Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte, al borde del abismo, estoy clamando a Dios. Y su silencio, retumbando, ahoga mi voz en el vacío inerte.Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo oirás mi voz... |
De Enrique Larreta
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En ceniza de amores enfundada y en ausencias de vida numerosa; con esa misma suavidad sinuosa de otro doble frescor, mi buena almohada, tú me quedas al menos. Eres nada y eres todo por último. La cosa consubstancial del sueño. Sigilosa barca del alma, en alma transformada... |
De Andrés Trapiello
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Mi corazón es una vieja casa. Tiene un jardín y en el jardín un pozo y túneles de yedra y hojarasca. En esa casa a la que tiran piedras los niños cuando pasan al volver de la escuela, después de haber robado de su huerta magro botín de unas manzanas agrias. En su tejado hay nidos de... |
De Pablo Neruda
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Yo te he nombrado reina. Hay más altas que tú, más altas. Hay más puras que tú, más puras. Hay más bellas que tú, más bellas. Pero tú eres la reina. Cuando vas por las calles nadie te reconoce. Nadie ve tu corona de cristal, nadie mira Ia alfombra de oro rojo que pisas donde pasas,... |
De Leopoldo de Luis
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Como falsos ahorcados en el aire sus cuerpos vacilantes y vacíos, desnudos de nosotros, brazos, piernas, cinturas, pechos, cuellos, suspendidos. Pasa la luz de enero entre los blancos fantasmas con su frío. Deshabitadas formas desvividas, huecos humanos ateridos... |
De Miguel Ángel Zambrano
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Ven, vayamos por esta senda náufraga sin fin y sin contornos. Nadie dará con el rumbo de nuestros pasos ahogados. Hostias de harina oscura nos borrarán la lengua y sellarán los labios. De rumorosos rizos el silencio nos llenará el oído. En la noche profunda oiremos las pisadas de los hombres... |
De César Vallejo
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Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... ¡Yo no sé! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas... |
De Rafael Arévalo Martínez
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Primero dije hermanos y les tendí las manos; después en mis corderos hicieron mal sus robos; y entonces en mi alma murió la voz de hermanos y me acerqué a mirarlos; ¡y todos eran lobos! ¿Qué sucedía en mi alma que así marchaba a ciegas, en mi alma pobre y triste que sueña y se encariña?... |
De Guillermo de Torre
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Mar sincopado Olas efervescentes Un transatlántico Oh mujer enredada en gestos enigmáticos Tú desnuda sobre cubierta rimas la cadencia del silencio En tu garganta se enrosca la rosa de los vientos De tus sortijas lunares penden todos los puertos Sobre tus muslos rueda la bola de los hemisferios... |
De Miguel Hernández
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Hoy estoy sin saber yo no sé cómo, hoy estoy para penas solamente, hoy no tengo amistad, hoy sólo tengo ansias de arrancarme de cuajo el corazón y ponerlo debajo de un zapato. Hoy reverdece aquella espina seca, hoy es día de llantos de mi reino, hoy descarga en mi pecho el desaliento plomo desalentado... |
De Jorge Luis Borges
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Aquí otra vez, los labios memorables, único y semejante a vosotros. Soy esa torpe intensidad que es un alma. He persistido en la aproximación de la dicha y en la privanza del dolor. He atravesado el mar. He conocido muchas tierras; he visto una mujer y dos o tres hombres... |
De Jorge Luis Borges
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Ya no es mágico el mundo. Te han dejado. Ya no compartirás la clara luna ni los lentos jardines. Ya no hay una luna que no sea espejo del pasado, cristal de soledad, sol de agonías. Adiós las mutuas manos y las sienes que acercaba el amor. Hoy sólo tienes la fiel memoria y los desiertos días... |
De Jorge Luis Borges
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Manuel Flores va a morir, eso es moneda corriente; morir es una costumbre que sabe tener la gente. Y sin embargo me duele decirle adiós a la vida, esa cosa tan de siempre, tan dulce y tan conocida. Miro en el alba mis manos, miro en las manos las venas; con extrañeza las miro como si fueran ajenas... |
De Manuel del Cabral
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Yo te he visto cavar minas de oro negro sin tierra . Yo te he visto sacar grandes diamantes de la tierra negro sin tierra . Y como si sacaras a pedazos tu cuerpo de la tierra, te vi sacar carbones de la tierra. Cien veces yo te he visto echar semillas en la tierra negro sin tierra... |
De Jorge Luis Borges
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No quiero ser quien soy. La avara suerte me ha deparado el siglo diecisiete, el polvo y la rutina de Castilla, las cosas repetidas, la mañana que, prometiendo el hoy, nos da la víspera, la plática del cura y del barbero, la soledad que va dejando el tiempo y una vaga sobrina analfabeta. Soy hombre entrado en años... |
De Pablo Neruda
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Niña morena y ágil, el sol que hace las frutas, el que cuaja los trigos, el que tuerce las algas, hizo tu cuerpo alegre, tus luminosos ojos y tu boca que tiene la sonrisa del agua. Un sol negro y ansioso se te arrolla en las hebras de la negra melena, cuando estiras los brazos. Tú... |
De José Agustín Goytisolo
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Cuando yo era pequeño estaba siempre triste y mi padre decía mirándome y moviendo la cabeza: hijo mío no sirves para nada. Después me fui a la escuela con pan y con adioses pero me acompañaba la tristeza. El maestro graznó: pequeño niño no sirves para nada... |
De Andrés Holguín
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La muerte no es un viaje, es un regreso. No es partir a región desconocida. Es volver al origen de la vida, patria de carne y polvo, sangre y hueso. Por eso no me aterrará, por eso llegaré a su rivera presentida como quien entra a tierra conocida buscando amor y sal, abrazo y beso... |
De Vicente Huidobro
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Es para llorar que buscamos nuestros ojos Para sostener nuestras lágrimas allá arriba En sus sobres nutridos de nuestros fantasmas Es para llorar que apuntamos los fusiles sobre el día Y sobre nuestra memoria de carne Es para llorar que apreciamos nuestros huesos y a la muerte... |
De Nicolás Guillén
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Luna fija y redonda de níquel taciturno, tú, sempiterna cómplice de la novia que espera, medallón suspendido sobre el pecho nocturno, ¿viste llegar la Muerte con sus ojos de cera? Luna grande del trópico, que estás entre las cañas, tú, que de noche vives, Luna, tú que no duermes y... |
De Ricardo J. Bermúdez
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Playera Hora de bajamar salobre y verde, cuando crece la fruta de la playa sin espinas de niños marineros y canta así la brisa de la tarde: El perro blanco y el perro negro juegan en la arena, juegan al sexo en la gris complacencia de la sombra. Hora de pleamar, amplia y jocunda, cuando lloran los ojos del cangrejo... |
De Enrique Banchs
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Por la bella sonrisa de alegría que sin ser para mí, la hice mía, por la bella sonrisa mi verso ilusionado se desliza. Por la bella mirada que vagaba en lo vago... y creí que me miraba, por la bella mirada nace y nace mi estrofa enamorada. Pupila indiferente, boca roja que mirando y sonriendo dais consuelo... |
De Andrés Alencastre (Kilku Waraka)
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Tiznado gato, crío de la niebla Airada fiera, garra de piedra Deambulas por los cerros Cabizbajo por la nieve Acechando con furor Barres la niebla Laceando con tu rabo Lías montañas Espinos filudos tus bigotes Al sol deslumbran, relucientes Candente brasa tu lengua Se relame por sangre Grácil felino de los dioses... |
De León Felipe
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Qué lástima que yo no pueda cantar a la usanza de este tiempo lo mismo que los poetas de hoy cantan! ¡Qué lástima que yo no pueda entonar con una voz engolada esas brillantes romanzas a las glorias de la patria! ¡Qué lástima que yo no tenga una patria! ... |
De Rafael Pineda
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Quieres que te invite a probar dulce de cabello de ángel, María Moñitos? Mi primo mató, de una pedrada en la frente, cuatro serafines en el catecismo. Preparando el almíbar está mi abuela. Yo prefiero el cristal de guayaba para mirarte a través del vidrio empañado... |
De Jorge Gaitán Durán
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Sé que estoy vivo en este bello día Acostado contigo. Es el verano. Acaloradas frutas en tu mano Vierten su espeso olor al mediodía. Antes de aquí tendernos no existía Este mundo radiante. ¡Nunca en vano Al deseo arrancamos el humano Amor que a las estrellas desafía! Hacia el azul del mar corro desnudo... |
De Carlos Augusto León
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Piedras blancas de esas que duermen en las playas son mis palabras para ti, tú eres inquieto y vivo el mar. Juncos delgados a la orilla del río, son mis palabras para ti, tu eres forma concreta y bella. No digas que el reflejo de tu cuerpo en mis ojos vale más que tu cuerpo. Podría juntar mis versos... |
De Jorge Luis Borges
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No sé cuál es la cara que me mira cuando miro la cara del espejo; No sé qué anciano acecha en su reflejo con silenciosa y ya cansada ira. Lento en mi sombra, con la mano exploro mis invisibles rasgos. Un destello me alcanza. He vislumbrado tu cabello que es de ceniza o es aún de oro... |
De Jorge Luis Borges
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Con la tarde se cansaron los dos o tres colores del patio. Esta noche, la luna, el claro círculo, no domina su espacio. Patio, cielo encauzado. El patio es el declive por el cual se derrama el cielo en la casa. Serena, la eternidad espera en la encrucijada de estrellas... |
De Jorge Luis Borges
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Tarde que socavó nuestro adiós. Tarde acerada y deleitosa y monstruosa como un ángel oscuro. Tarde cuando vivieron nuestros labios en la desnuda intimidad de los besos. El tiempo inevitable se desbordaba sobre el abrazo inútil. Prodigábamos pasión juntamente, no para nosotros sino para la soledad ya inmediata... |
OTROS POETAS EN VIDEO POR MARCELO CEJAS |
De Jorge Luis Borges
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Cristo en la cruz. Los pies tocan la tierra. Los tres maderos son de igual altura. Cristo no está en el medio. Es el tercero. La negra barba pende sobre el pecho. El rostro no es el rostro de las láminas, es áspero y judío. No lo veo y seguiré buscándolo hasta el día último de mis pasos... |