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CÉSAR VALLEJO

 

   A mi hermano Miguel A mi hermano Miguel de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Hermano, hoy estoy en el poyo de la casa, donde nos haces una falta sin fondo! Me acuerdo que jugábamos esta hora, y que mamá nos acariciaba: Pero, hijos... Ahora yo me escondo, como antes, todas estas oraciones vespertinas, y espero que tú no des conmigo. Por la sala, el zaguán, los corredores...

 

   Amanece lloviendo... Amanece lloviendo... de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de HĂ©ctor Rosales    

primeros versos

Amanece lloviendo. Bien peinada la mañana chorrea el pelo fino. Melancolía está amarrada; y en mal asfaltado oxidente de muebles hindúes, vira, se asienta apenas el destino. Cielos de puna descorazonada por gran amor, los cielos de platino, torvos de imposible...

 

   Batallas Batallas de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Hombre de Extremadura, oigo bajo tu pie el humo del lobo, el humo de la especie, el humo del niño, el humo solitario de dos trigos, el humo de Ginebra, el humo de Roma, el humo de Berlín y el de París y el humo de tu apéndice penoso y el humo que, al fin, sale del futuro...

 

   Considerando en frĂ­o, imparcialmente Considerando en frĂ­o, imparcialmente de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Carmen Feito Maeso    

primeros versos

Considerando en frĂ­o, imparcialmente, que el hombre es triste, tose y, sin embargo, se complace en su pecho colorado; que lo Ăşnico que hace es componerse de dĂ­as; que es lĂłbrego mamĂ­fero y se peina... Considerando que el hombre procede suavemente del trabajo...

 

   CuĂ­date, España, de tu propia España CuĂ­date, España, de tu propia España de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de CĂ©sar Calvo    

primeros versos

Cuídate, España, de tu propia España! ¡Cuídate de la hoz sin el martillo, cuídate del martillo sin la hoz! ¡Cuídate de la víctima a pesar suyo, del verdugo a pesar suyo y del indiferente a pesar suyo! ¡Cuídate del que, antes de que cante el gallo, negárate tres veces...

 

   Dios Dios de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Fernando DĂ­ez de Urdanivia    

primeros versos

Siento a Dios que camina tan en mi, con la tarde y con el mar. Con él nos vamos juntos. Anochece. Con él anochecemos. Orfandad... Pero yo siento a Dios. Y hasta parece que Él me dicta no sé que buen color. Como un hospitalario, es bueno y triste; mustia un dulce desdén de enamorado;...

 

   El poeta a su amada El poeta a su amada de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Amada, en esta noche tú te has crucificado sobre los dos maderos curvados de mi beso; y tu pena me ha dicho que Jesús ha llorado, y que hay un viernesanto más dulce que ese beso...

 

   Ello es que el lugar donde me pongo... Ello es que el lugar donde me pongo... de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de CĂ©sar Calvo    

primeros versos

Ello es que el lugar donde me pongo el pantalón, es una casa donde me quito la camisa en alta voz y donde tengo un suelo, un alma, un mapa de mi España. Ahora mismo hablaba de mí conmigo, y ponía sobre un pequeño libro un pan tremendo y he, luego, hecho el traslado, he trasladado,...

 

   España, aparta de mĂ­ este cáliz España, aparta de mĂ­ este cáliz de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Niños del mundo, si cae España digo, es un decir- si cae del cielo abajo su antebrazo que asen, en cabestro, dos láminas terrestres; niños, ¡qué edad la de las sienes cóncavas! ¡qué temprano en el sol lo que os decía! ¡qué pronto en vuestro pecho el ruido anciano! ¡qué viejo vuestro...

 

   Espergesia Espergesia de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Yo nacĂ­ un dĂ­a que Dios estuvo enfermo. Todos saben que vivo, que soy malo; y no saben del diciembre de ese enero. Pues yo nacĂ­ un dĂ­a que Dios estuvo enfermo. Hay un vacĂ­o en mi aire metafĂ­sico que nadie ha de palpar: el claustro de un silencio que hablĂł a flor de fuego. Yo nacĂ­...

 

   Esta noche desciendo del caballo Esta noche desciendo del caballo de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de CĂ©sar Calvo    

primeros versos

Esta noche desciendo del caballo, ante la puerta de la casa, donde me despedí con el cantar del gallo. Está cerrada y nadie responde. El poyo en que mamá alumbró al hermano mayor, para que ensille lomos que había yo montado en pelo, por rúas y por cercas, niño aldeano; el poyo en que...

 

   Heces Heces de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Susana Baca    

primeros versos

Esta tarde llueve, como nunca; y no tengo ganas de vivir, corazón. Esta tarde es dulce. ¿Por qué no ha de ser? Viste gracia y pena; viste de mujer. Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo las cavernas crueles de mi ingratitud; mi bloque de hielo sobre su amapola, más fuerte que su...

 

   Himno a los voluntarios de la RepĂşblica Himno a los voluntarios de la RepĂşblica de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de CĂ©sar Calvo    

primeros versos

Voluntario de España, miliciano de huesos fidedignos, cuando marcha a morir tu corazón, cuando marcha a matar con su agonía mundial, no sé verdaderamente qué hacer, dónde ponerme; corro, escribo, aplaudo, lloro, atisbo, destrozo, apagan, digo a mi pecho que acabe, al que bien, que...

 

   Hoy me gusta la vida mucho menos... Hoy me gusta la vida mucho menos... de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de CĂ©sar Calvo    

primeros versos

Hoy me gusta la vida mucho menos, pero siempre me gusta vivir: ya lo decía. Casi toqué la parte de mi todo y me contuve con un tiro en la lengua detrás de mi palabra. Hoy me palpo el mentón en retirada y en estos momentáneos pantalones yo me digo: ¡Tanta vida y jamás! ¡Tantos años y...

 

   Intensidad y altura Intensidad y altura de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Quiero escribir, pero me sale espuma, quiero decir muchísimo y me atollo; no hay cifra hablada que no sea suma, no hay pirámide escrita, sin cogollo. Quiero escribir, pero me siento puma; quiero laurearme, pero me encebollo. No hay toz hablada, que no llegue a bruma, no hay dios ni...

 

   La cĂłlera que quiebra al hombre en niños... La cĂłlera que quiebra al hombre en niños... de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

La cólera que quiebra al hombre en niños, que quiebra al niño en pájaros iguales, y el pájaro, después, en huevecillos; la cólera del pobre tiene un aceite contra dos vinagres. La cólera que al árbol quiebra en hojas, la hoja en botones desiguales y al botón, en ranuras telescópicas;...

 

   La rueda del hambriento La rueda del hambriento de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Por entre mis propios dientes salgo humeando, dando voces, pujando, bajándome los pantalones... Váca mi estómago, váca mi yeyuno, la miseria me saca por entre mis propios dientes, cogido con un palito por el puño de la camisa. Una piedra en que sentarme...

 

   Los dados eternos Los dados eternos de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Dios mío, estoy llorando el ser que vivo; me pesa haber tomádote tu pan; pero este pobre barro pensativo no es costra fermentada en tu costado: tú no tienes Marías que se van! Dios mío, si tú hubieras sido hombre, hoy supieras ser Dios; pero tú, que estuviste siempre bien, no sientes...

 

   Los heraldos negros Los heraldos negros de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Marcelo Cejas    

primeros versos

Hay golpes en la vida, tan fuertes... ¡Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... ¡Yo no sé! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de bárbaros Atilas...

 

   Los heraldos negros Los heraldos negros de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Hay golpes en la vida, tan fuertes... Yo no sé! Golpes como del odio de Dios; como si ante ellos, la resaca de todo lo sufrido se empozara en el alma... Yo no sé! Son pocos; pero son... Abren zanjas oscuras en el rostro más fiero y en el lomo más fuerte. Serán tal vez los potros de...

 

   Los heraldos negros   


Por Federico Luppi     

primeros versos

Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche ...

 

   Los mendigos pelean por España Los mendigos pelean por España de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Los mendigos pelean por España mendigando en París, en Roma, en Praga y refrendando así, con mano gótica, rogante, los pies de los Apóstoles, en Londres, en New York, en Méjico. Los pordioseros luchan suplicando infernalmente a Dios por Santander, la lid en que ya nadie es derrotado...

 

   Los pasos lejanos Los pasos lejanos de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de CĂ©sar Calvo    

primeros versos

Mi padre duerme. Su semblante augusto figura un apacible corazón; está ahora tan dulce... si hay algo en él de amargo, seré yo. Hay soledad en el hogar; se reza; y no hay noticias de los hijos hoy. Mi padre se despierta, ausculta la huida a Egipto, el restañante adiós. Está ahora tan...

 

   Masa   


Por Leonardo Sbaraglia    

primeros versos

Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche ...

 

   Masa Masa de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Al fin de la batalla y muerto el combatiente, vino hacia él un hombre y le dijo: ¡No mueras, te amo tanto! Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo. Se le acercaron dos y repitiéronle: ¡No nos dejes! ¡Valor! ¡Vuelve a la vida! Pero el cadáver ¡ay! siguió muriendo...

 

   Me viene, hay dĂ­as, una gana ubĂ©rrima... Me viene, hay dĂ­as, una gana ubĂ©rrima... de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de CĂ©sar Calvo    

primeros versos

Me viene, hay días, una gana ubérrima, política, de querer, de besar al cariño en sus dos rostros, y me viene de lejos un querer demostrativo, otro querer amar, de grado o fuerza, al que me odia, al que rasga su papel, al muchachito, a la que llora por el que lloraba, al rey del...

 

   Oh las cuatro paredes de la celda... Oh las cuatro paredes de la celda... de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Oh las cuatro paredes de la celda. Ah las cuatro paredes albicantes que sin remedio dan al mismo nĂşmero. Criadero de nervios, mala brecha, por sus cuatro rincones cĂłmo arranca las diarias aherrojadas extremidades. Amorosa llavera de innumerables llaves, si estuvieras aquĂ­, si vieras...

 

   Piedra negra sobre piedra blanca Piedra negra sobre piedra blanca de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Me moriré en París con aguacero, un día del cual tengo ya el recuerdo. Me moriré en París y no me corro- talvez un jueves, como es hoy, de otoño. Jueves será, porque hoy, jueves, que proso estos versos, los húmeros me he puesto a la mala y, jamás como hoy, me he vuelto, con todo mi...

 

   Todos los dĂ­as amanezco a ciegas... Todos los dĂ­as amanezco a ciegas... de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Todos los días amanezco a ciegas a trabajar para vivir; y tomo el desayuno, sin probar ni gota de él, todas las mañanas. Sin saber si he logrado, o más nunca, algo que brinca del sabor o es sólo corazón y que ya vuelto, lamentará hasta dónde esto es lo menos. El niño crecería ahíto de felicidad oh albas...

 

   Trilce (Poema III)   


Por Eliseo Diego    

primeros versos

Dos cuerpos frente a frente son a veces dos olas y la noche es océano. Dos cuerpos frente a frente son a veces dos piedras y la noche desierto. Dos cuerpos frente a frente son a veces raíces en la noche enlazadas. Dos cuerpos frente a frente son a veces navajas y la noche ...

 

   Un hombre pasa con un pan al hombro Un hombre pasa con un pan al hombro de CĂ©sar Vallejo   


En la voz de Claudio ObregĂłn    

primeros versos

Un hombre pasa con un pan al hombro ¿Voy a escribir, después, sobre mi doble? Otro se sienta, ráscase, extrae un piojo de su axila, mátalo ¿Con qué valor hablar del psicoanálisis? Otro ha entrado en mi pecho con un palo en la mano ¿Hablar luego de Sócrates al médico...