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EDUARDO ANGUITA


listado de poemas

 
Allegro bárbaro

En un rincón de tu cuarto hay un caballo sonámbulo que no te dejará dormir con sus mármoles desvelados. Hay una hoja de amianto finísima que busca colocación entre la pared y tu alma. Entre hielos, hermosa muchacha, no mires, no te muevas, no constates: ni el amor que reclama su parte ...

Animales e inscripciones

A Rosamel del Valle Vienes y ves un tiempo blanco Sin embargo sin lobos de diáfana estructura Abriendo los muebles donde los recuerdos estudian Y el viento pasa de dos años y miedo. Los nuevos sepelios viajan por las carnes del mundo Afilada quietud palabra con bordes de cabeza ...

El conocimiento perturba

Debajo del agua encima de la tierra En los bosques para el tacto en el fuego Sobre o entre el cielo transformado en el peor ahogo Bajo las miradas asfixiantes de los seres Entre las hojas siempre verdes listas a escuchar En medio de las sombras los cuerpos de la luz ...

Elegía y delirium tremens

Tan víctima con el pulmón expuesto al sueño y al aire de las vidrieras a golpes de fuego subiendo por los lados fríos donde te busca la luz en traje de tonta No huyes víctima a la instalación de las desgracias. Tan indeciso mártir servidor de todo lo que miras del rostro en la plaza ...

La risa o los funerales de Mister Smith

¿Por quién ríe el arzobispo cuando tam tam tañen las campanas de mediocampanario al fondo de la luz? ¿Por quién muestra sus botones quebrados por la vegetación y la espátulaeste hombre con cuerpo de campana en madera? Por Mister Smith, que murió estando muerto, ...

Labrador del mar

Bajo velas de hojas vegetales, entre claveles de un jardín de lino, atraviesa mi barco con frutales dragones griegos de celeste vino. No son flautas sus algas vesperales, ni ha crecido la luna en su camino, mas huyen labradores pastorales cazando al torso de un lebrel marino. Tú, ramaje ...

Límite oceánico

Para la jarcia de su piel de arena, con zodiacal guitarra, entre los mares, sin alcanzar a Ulises sus cantares, llamarán por tres veces las sirenas. Sobre la loza de una luna llena beberá el cisne menta de pomares y con rocío astral de aves lunares mojarán los tritones su melena. ...

Litoral de la sirena

Sobre el tren joven de la niñería, arranca tú, mi celestial incauta, no atenta a Pan, que silbará en su flauta, mas sabia al pez, que entre la luna fría. Soldaba el riel de la melancolía ya muerta en velas del velero nauta. Para vivir en mi viajera pauta ¡pincha al caballo con tu espuelería! ...

Posición de combate del viajero

Como espadas de luz, portando al cinto imperiales abejas de azul pelo, desciende a la destreza de mi vuelo, pelea el sol contra mi avión jacinto. Ruedas de nácar de diurnal instinto, plumas de luna, hélices del hielo, cortan las cuerdas y la crin del cielo del día muerto en un misal ...

Prohibición de respirar

Vivo en las paredes donde la muerte tiene colgada su sombra. Las ventanas cambian de hueco en mano. De vez en cuando un cielo visita el cielo de mi cerebro, debido a él los animales se hacen más pesados y caen. Porque los sonidos fermentan la tempestad, yo estudio los gestos ...

Recuerdo de infancia

Los mendigos escapan del tallo de las plantas en gruesas gotas de dignidad y mármol. Vuelan por el día como los primeros leños en el monumento espeso del aire de los suspiros. Sobre los techos crecen a toda hora ciegos presuntuosos pero los hilos de un muerto extraño . ...

Soneto 1942

Amé vivir en cielo inmaculado, labrado en soledad y muerte pura: igual que el cielo, ileso mi costado creció sin sangre, fuerza ni premura. Inquieto, como tiempo amortajado, Al sentirme sin vida ni amargura, torné a tu fuego de ángel derramado olvidándome yo en la quemadura. ...

Venus en el pudridero

A la criatura angélica que me precede no por génesis sino por finalidad. ¿Escucháis madurar los duraznos a la hora del estío, a la venida del sol, mientras un príncipe danza en víspera de su coronación? Yo pienso en el gusano. ¿Oís podrirse los duraznos en el granero, al atardecer, ...

Verdadera catástrofe

Siguiendo un collar vengo hasta la puerta de la casa, en que la llave no se necesita, porque el ladrido del perro la abrió apenas vio el hilo del tornillo de la cerradura. Alcanzó el viaje del hilo sin fin, y así como la sombra en las altas horas de la noche de los periodistas, ...