Luna de cantos mojados, pulida de viento y alba. Calles de esquinas desnudas. Casas de ciegas ventanas. En una esquina sin nadie, el viento encontró a la flauta; sobre el agua de la música se le murieron las alas y se vistió de colores como un país en un mapa. ...
Habría que empezar de nuevo. Partir de la raíz del indio. Ir al origen puro sin conceptos ya hechos. Sólo así encontraremos la América no descubierta, la América del vientre claro y los jocundos pechos, la América con su propio idioma cantador, galopando su libertad de yegua ...
La cabra suelta en el huerto andaba comiendo albahaca. Toronjil comió después y después tallos de malva. Era blanca como un queso, como la luna era blanca. Cansada de comer hierbas, se puso a comer retamas. Nadie la vio sino Dios. Mi corazón la miraba. ...
Yo me pondré a vivir en cada rosa y en cada lirio que tus ojos miren y en cada trino cantaré tu nombre para que no me olvides. Si contemplas llorando las estrellas y se te llena el alma de imposibles es que mi soledad viene a besarte para que no me olvides. Yo pintaré de rosa el horizonte ...
Por el valle claro vienen a enterrar al hombre que nunca divisó la mar. Era un campesino de lento mirar mediero tranquilo de la soledad. Cosechó los trigos de ajena heredad y se fue apagando corazón en paz. Era casi tierra, casi claridad, casi transparente rama de verdad. ...
Por calle del rey arriba de San Francisco a la diestra, en casa de recios muros, vivía la primavera la luna que se asomaba por los ventanales era la boca de una guitarra: las cuerdas eran las rejas. La Primavera tenía carne de mujer morena, ojos de amor y pecado, boca de dulce promesa. ...
Conozco el habla de los hombres que van curvados sobre el campo y el grito puro de la tierra cuando la hienden los arados. Conozco el trigo que madura -sol en monedas acuñado- y las mujeres que transportan su llamarada entre los brazos. Generaciones de labriegos van por el cauce ...
El junco de la rivera y el doble junco del agua, en el país de un estanque donde el día se mojaba, donde volaban, inversas, palomas de inversas alas. El junco batido al viento -estrella de seda y plata- le daba la espalda al cielo y hacia el cielo se curvaba, como un dibujo ...
Mi yegua subía, lenta con firmes pasos de bronce. La noche de crucifijos fulgía sobre los montes. Andaba el agua desnuda En claras conversaciones Con los grillos y las piedras Y las huidas cancionesEs mala la noche amigo, y en el monte andan ladrones ¡Buen viejo!, me lo decía ...
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