| A Claudio de la Torre, de las Islas Canarias |
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Yo sé, Claudio, que un día tus islas naturales navegarán con rumbo hacia la playa mía y, verdes cañoneros, mirando a Andalucía, dispararán al alba sus árboles frutales. ¡Oh Claudio! ¡E mar me llama! Nómbrame marinero, el último aunque sea, de tu marinería. Sé almirante, el más bueno, ... |
| A Federico García Lorca, poeta de Granada |
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I (Otoño) En esta noche en que el puñal del viento acuchilla el cadáver del verano, yo he visto dibujarse en mi aposento tu rostro oscuro de perfil gitano. Vega florida. Alfanjes de los ríos, tintos en sangre pura de las flores. Adelfares. Cabañas. Praderíos. Por la sierra, cuarenta salteadores. ... |
| A la estepa un viento sur... |
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A la estepa un viento sur convirtiéndola está en mar. ¡Alegría! Ya la mar está a la vista. ¡Alegría! Pronto voy a navegar. ¡Alegría! Ya mi sueño marinero ¡alegría! va a zarpar. De: Marinero en tierra |
| A la sombra de una barca... |
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A la sombra de una barca, fuera de la mar, dormido. Descalzo y el torso al aire. Los hombros, contra la arena. Y contra la arena el sueño, a la sombra de una barca, fuera de la mar, sin remos. De: Marinero en tierra |
| A los islotes del cielo... |
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¡A los islotes del cielo! Prepara la barca, niña. Yo seré tu batelero. ¿Marzo? ¿Abril? ¿El mes de mayo? ¡Más verde es la mar de enero! Prepara tu barca, niña. Ya canta tu batelero. De: Marinero en tierra |
| A Niebla, mi perro |
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Niebla , tú no comprendes: lo cantan tus orejas, el tabaco inocente, tonto, de tu mirada, los largos resplandores que por el monte dejas, al saltar, rayo tierno de brizna despeinada. Mira esos perros turbios, huérfanos, reservados, que de improviso surgen de las rotas neblinas, ... |
| A Pablo Neruda, en el corazón |
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No dormiréis, malditos de la espada, cuervos nocturnos de sangrientas uñas, tristes cobardes de las sombras tristes, violadores de muertos. No dormiréis. Su noble canto, su pasión abierta, su estatura más alta que las cumbres, con el cántico libre de su pueblo os ahogarán un día. ... |
| A Rosa de Alberti, que tocaba, pensativa, el arpa |
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Rosa de Alberti allá en el rodapié del mirador del cielo se entreabría, pulsadora del aire y prima mía, al cuello un lazo blanco de moaré. El barandal del arpa, desde el pie hasta el bucle en la nieve, la cubría. Enredando sus cuerdas, verdecía alga en hilos la mano que se fue. Llena de suavidades ... |
| A Tagore |
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¡Dejadme pintar de azul el mar de todos los atlas! Mientras, salúdame tú, cantando al alba del agua, pájaro en una palmera que mire al mar de Bengala. De: Marinero en tierra |
| A un capitán de navío |
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Sobre tu nave un plinto verde de algas marinas, de moluscos, de conchas, de esmeralda estelar , capitán de los vientos y de las golondrinas, fuiste condecorado por un golpe de mar. Por ti los litorales de frentes serpentinas, desenrollan al paso de tu arado un cantar: Marinero, hombre libre, ... |
| A volar |
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Leñador, no tales el pino, que un hogar hay dormido en su copa. Señora abubilla, señor gorrión, hermana mía calandria, sobrina del ruiseñor; ave sin cola, martín-pescador, parado y triste alcaraván: ¡a volar, pajaritos, al mar! De: Marinero en tierra |
| Alba de noche oscura |
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Sobre la luna inmóvil de un espejo, celebra una redonda cofradía de verdes pinos, tintos de oro viejo, la transfiguración del rey del día. La plata blanda, ayuna de reflejo, muere ya. Del cristal lámina fría dice la voz del vaho en agonía: Doró mi lengua el sol, ¿de qué me quejo? Las puertas del ocaso, ... |
| Amada de metal fino... |
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Amada de metal fino, de los más finos cristales. ¿Quién la despertará? El aire, sólo el aire. De: Marinero en tierra |
| Amaranta |
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Rubios, pulidos senos de Amaranta, por una lengua de lebrel limados. Pórticos de limones, desviados por el canal que asciende a tu garganta. Rojo, un puente de rizos se adelante e incendia tus marfiles ondulados. Muerde, heridor, tus dientes desangrados, y corvo, en vilo, al viento te levanta. ... |
| Amor de miramelindo |
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¡Ay miramelindo, mira qué estrellita tan galana, suspira que te suspira, peinándose a la ventana! Miramelindo, mi amor, mírame qué linda estoy. Mira qué roja color me puse por verte hoy. Tú tan lindo en tu maceta, regada por la mañana. Yo tan linda y pizpireta, dondiego de mi ventana: ... |
| Ayer y hoy |
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Novia ayer del pino verde, hoy novia del pino seco. Greñas ayer para el aire, hoy soledad para el viento. AYER Cuando ibas a la ermita, pastora de los altares, calladas, las mariquitas bajaban de los pinares. La del más limpio escarlata, de negros puntos clavado, era alfiler de corbata ... |
| Balada de la nostalgia inseparable |
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Siempre esta nostalgia, esta inseparable nostalgia que todo lo aleja y lo cambia. Dímelo tú, árbol. Te miro. Me miras. Y no eres ya el mismo. ni el mismo viento quien te está azotando. Dímelo tú, agua. Te bebo. Me bebes. Y no eres la misma. Ni es la misma tierra la de tu garganta. Dímelo tú, ... |
| Balada de les demoiselles d ´Avignon |
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Venus podrida. La sublime belleza eterna al panteón. Un salvaje asesino surge. Les demoiselles d Avignon. Pasmo. Al burdel nuevos clientes. El siglo entero en conmoción. Irrumpen ángulos en furia. Les demoiselles d Avignon. Hieren codos, nalgas, narices, pezones, ... |
| Balada de lo que el viento dijo |
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La eternidad bien pudiera ser un río solamente, ser un caballo olvidado y el zureo de una paloma perdida. En cuanto el hombre se aleja de los hombres, viene el viento que ya le dice otras cosas, abriéndole los oídos y los ojos a otras cosas. Hoy me alejé de los hombres, y solo, ... |
| Balada del que nunca fue a Granada |
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Qué lejos por mares, campos y montañas! Ya otros soles miran mi cabeza cana. Nunca fui a Granada. Mi cabeza cana, los años perdidos. Quiero hallar los viejos, borrados caminos. Nunca vi Granada. Dádle un ramo verde de luz a mi mano. Una rienda corta y un galope largo. Nunca... |
| Balcón del Guadarrama |
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Hotel de azules perdidos, de párpados entornados, custodiado por los grillos, débilmente conmovido por los ayes de los trenes. El tren de la una..., el tren de las dos... El que va para las playas se lleva mi corazón. Con la nostalgia del mar, mi novia bebe cerveza en el coche-restorán. ... |
| Barco carbonero... |
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Barco carbonero, negro el marinero. Negra, en el viento, la vela. Negra, por el mar, la estela. ¡Qué negro su navegar! La sirena no le quiere. El pez espada le hiere. ¡Negra su vida en la mar! De: Marinero en tierra |
| Basílica de San Pedro |
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Di, Jesucristo, ¿por qué me besan tanto los pies? Soy San Pedro aquí sentado, en bronce inmovilizado, no puedo mirar de lado ni pegar un puntapié, pues tengo los pies gastados, como ves. Haz un milagro, Señor. Déjame bajar al río, volver a ser pescador, que es lo mío. ... |
| Branquias quisiera tener... |
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Branquias quisiera tener porque me quiero casar. Mi novia vive en el mar y nunca la puedo ver. Madruguera, plantadora, allá en los valles salinos. ¡Novia mía, labradora de los huertos submarinos! ¡Yo nunca te podré ver jardinera en tus jardines albos del amanecer! De: Marinero en ... |
| Campo de batalla |
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Nace en las ingles un calor callado, como un rumor de espuma silencioso. Su dura mimbre el tulipán precioso dobla sin agua, vivo y agotado. Crece en la sangre un desasosegado, urgente pensamiento belicoso. La exhausta flor perdida en su reposo rompe su sueño en la raíz mojado. Salta la tierra ... |
| Canción 32 |
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América está muy sola todavía. ¡Qué cuerpo deshabitado, piel de desértica vida! Desde este balcón la veo vacía. Abajo, tierra sin nadie, con las estrellas arriba. Sola y lejana en su noche, muy sola pero encendida. (De: Bladas y canciones del Paraná) |
| Canción del ángel sin suerte |
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Tú eres lo que va: agua que me lleva, que me dejará. Buscadme en la ola. Lo que va y no vuelve: viento que en la sombra se apaga y se enciende. Buscadme en la nieve. Lo que nadie sabe: tierra movediza que no habla con nadie. Buscadme en el aire. De: Antología poética |
| Castigos |
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Es cuando golfos y bahías de sangre, coagulados de astros difuntos y vengativos, inundan los sueños. Cuando golfos y bahías de sangre atropellan la negación de los hechos y a la diestra del mundo muere olvidado un ángel. Cuando saben a azufre los vientos y las bocas nocturnas a hueso, ... |
| Catalina de Alberti, ítalo-andaluza |
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Llevaba un seno al aire, y en las manos nieve roja una crespa clavellina. Era honor de la estirpe gongorina y gloria de los mares albertianos. Brotó como clavel allá en los llanos de Córdoba la fértil y la alpina, y rodó como estrella y trasmarina perla azul por los mares sicilianos. Nunca la vi, ... |
| Chinita |
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¡Contigo, Rafael Arcángel, patrón de los caminantes! Chinita blanca del río, se me ha perdido mi amante. Rodando, rodando, al mar. ¡Contigo, Rafael Arcángel! ¡Que la mar nunca te trague, chinita de mi cantar! Yo no paro de llorar: se me ha perdido mi amante. ¡Chinita, Rafael Arcángel! ... |
| Clara de luna |
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Despierta la mar, velando. San Telmo, velando, arriba. Yo, por la rada, remando. Y el viento de la bahía, sin sombra, silabeando. De: Marinero en tierra |
| Colgadura, no muralla... |
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Colgadura, no muralla, pone a tu calle la mar. Sal. Una ciudad marinera quiere a tu casa arribar. Sal. Di que no, con tu bandera. De: Marinero en tierra |
| Con él |
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Zarparé, al alba, del Puerto, hacia Palos de Moguer, sobre una barca sin remos. De noche, solo, ¡a la mar, y con el viento y contigo! Con tu barba negra tú, yo barbilampiño. De: Marinero en tierra |
| Creemos el hombre nuevo |
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Creemos el hombre nuevo cantando, el hombre nuevo de España cantando, el hombre nuevo del mundo cantando. Canto esta noche de estrellas en que estoy solo y desterrado. Pero en la tierra no hay nadie que esté solo si está cantando. Al árbol lo acompañan las hojas y si está seco ... |
| Cruz de viento |
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Nevada clara de nieve, flor de los témpanos, tú, sobre una corza marina. Norte. Sur. Dorada, clara de oro, flora de los fuegos, tú, sobre un cocodrilo verde. Este. Oeste. De: Marinero en tierra |
| Cuándo llegará el verano... |
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¿Cuándo llegará el verano? ¿Cuándo veré desde tierra, amor, tu tienda de baños? Vestida, en tu bañador azul, hundirás el agua, y saldrás desnuda, amor; que el mar sabe lo que hace para que te quiera yo. ¡Oh, tu cuerpo, henchido al viento, desafiando la mar, desafiando la playa, ... |
| De 2 a 3 |
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Las dos, en la vaquería. La luna borda un mantel, cantando, en mi galería. Una niña chica, sin cuna, jugando. La Virgen María la está custodiando. Tres gatitos grises y un mirlo enlutado, la araña hilandera y el pez colorado. Un blanco elefante y un pardo camello, y toda la flora del aire ... |
| De la Habana ha venido un barco |
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De mi ventana huye el barco venido ayer de La Habana. ¡Saltemos del lecho al barco, lucero de la mañana! A pasar por tu azotea, me echarás una naranja y un zapatito de oro, lleno de almendras y agua. ¡A las Antillas me voy por unas mares de menta amarga! ... |
| De los álamos y los sauces (14) |
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Perdidos, ¡ay, perdidos! los niños de la luz por las rotas ciudades donde las albas lentas tienen sabor a muerto y los perros sin amo ladran a las ruinas; cuando los ateridos hombres locos maldicen en las oscuridades, se vuelcan los caballos sobre el vientre desierto y solamente fulgen... |
| De los álamos y los sauces (4) |
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En recuerdo de ANTONIO MACHADO ...y por oílla los sauces se inclinaron a la orilla. PEDRO ESPINOSA...álamos de las márgenes del Duero, conmigo vais, mi corazón os lleva!ANTONIO MACHADOVeo en los álamos, veo, temblando, sombras de duelo. Una a una, hojas de sangre ... |
| Del barco que yo tuviera... |
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Del barco que yo tuviera, serías la costurera. Las jarcias, de seda fina; de fina holanda, la vela. ¿Y el hilo, marinerito? Un cabello de tus trenzas. De: Marinero en tierra |
| Del poeta a un pintor |
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Los dos, buenos pilotos del aire, subiríamos sobre los aviones del sueño, al alto soto de la gloria, y al mundo, celestes, bajaríamos e! mirto y el laurel, la palmera y el loto. Descender ya ¡qué dulce!, ¡los héroes! coronados por los súbitos lampos, sobre el carro del trueno, con estrellas los jóvenes pechos ... |
| Desahucio |
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Ángeles malos o buenos, que no sé, te arrojaron en mi alma. Sola, sin muebles y sin alcobas, deshabitada. De rondón, el viento hiere las paredes, las más finas, vítreas láminas. Humedad. Cadenas. Gritos. Ráfagas. Te pregunto: ¿Cuándo abandonas la casa, dime, qué ángeles malos, crueles, ... |
| Desde alta mar |
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No quiero barca, corazón barquero, quiero ir andando por la mar al puerto. ¡Qué dulce el agua salada con su salitre hecho cielo! ¡No quiero sandalias, no! Quiero ir descalzo, barquero No quiero barca, corazón barquero, quiero ir andando por la mar al puerto. De: Marinero en ... |
| Dialoguillo de otoño |
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¡Oh qué tarde para irse en avión, en volandas, por el aire! Anda, amor. ¿Pero qué sabes tú de volar, corazón? Nada, amor. El viento fue quien movió los faralaes de tu traje, silbándome la canción: ¡Oh qué tarde para irse en avión, en volandas, por el aire! De: Marinero en ... |
| Dime que sí... |
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Dime que sí, compañera, marinera, dime que sí. Dime que he de ver la mar, que en la mar he de quererte. Compañera, dime que sí. Dime que he de ver el viento que en el viento he de quererte. Marinera, dime que sí. Dime que sí, compañera, dime, dime que sí. De: Marinero en ... |
| Dondiego sin don |
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Dondiego no tiene don. Don. Don dondiego de nieve y de fuego. Don, din, don, que no tienes don. Ábrete de noche, ciérrate de día cuida no te corte quien te cortaría, pues no tienes don. Don dondiego, que al sol estás ciego. Don, din, don, que no tienes don. De: Marinero en ... |
| El alma en pena |
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Esa alma en pena, sola, esa alma en pena siempre perseguida por un resplandor muerto. Por un muerto. Cerrojos, llaves, puertas saltan a deshora y cortinas heladas en la noche se alargan, se estiran, se incendian, se prolongan. Te conozco, te recuerdo, bujía inerte, lívido halo, ... |
| El alma en pena |
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Esa alma en pena, sola, esa alma en pena siempre perseguida por un resplandor muerto. Por un muerto. Cerrojos, llaves, puertas saltan a deshora y cortinas heladas en la noche se alargan, se estiran, se incendian, se prolongan. Te conozco, te recuerdo, bujía inerte, lívido halo, ... |
| El ángel ángel |
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Y el mar fue y le dio un nombre, y un apellido el viento y las nubes un cuerpo y un alma el fuego. La tierra, nada. Ese reino movible, colgado de las águilas, no la conoce. Nunca escribió su sombra la figura de un hombre. |
| El ángel bueno |
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Vino el que yo quería, el que yo llamaba. No aquel que barre cielos sin defensas, luceros sin cabañas, lunas sin patria, nieves. Nieves de esas caídas de una mano, un nombre, un sueño, una frente. No aquel que a sus cabellos ató la muerte. El que yo quería. Sin arañar los aires, ... |
| El ángel bueno |
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Vino el que yo quería, el que yo llamaba. No aquel que barre cielos sin defensas, luceros sin cabañas, lunas sin patria, nieves. Nieves de esas caídas de una mano, un nombre, un sueño, una frente. No aquel que a sus cabellos ató la muerte. El que yo quería. Sin arañar... |
| El ángel de carbón |
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Feo, de hollín y fango. ¡No verte! Antes, de nieve, áureo, en trineo por mi alma. Cuajados pinos. Pendientes. Y ahora por las cocheras, de carbón, sucio. ¡Te lleven! Por los desvanes de los sueños rotos. Telarañas. Polillas. Polvo. ¡Te condenen! Tiznados por tus manos, ... |
| El ángel de las bodegas |
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1 Fue cuando la flor del vino se moría en penumbra y dijeron que el mar la salvaría del sueño. Aquel día bajé a tientas a tu alma encalada y húmeda. Y comprobé que un alma oculta frío y escaleras y que más de una ventana puede abrir con su eco otra voz, si es buena. Te vi flotar a ti, ... |
| El ángel de los números |
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Vírgenes con escuadras y compases, velando las celestes pizarras. Y el ángel de los números, pensativo, volando del 1 al 2, del 2 al 3, del 3 al 4. Tizas frías esponjas rayaban y borraban la luz de los espacios. Ni sol, luna, ni estrellas, ni el repentino verde del rayo y el relámpago, ni el aire. ... |
| El ángel del misterio |
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Un sueño sin faroles y una humedad de olvidos, pisados por un nombre y una sombra. No sé si por un nombre o muchos nombres, si por una sombra o muchas sombras. Reveládmelo. Sé que habitan los pozos frías voces, que son de un solo cuerpo o muchos cuerpos, ... |
| El ángel envidioso |
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Leñadoras son, ¡defiéndete!, esas silbadoras hachas que mueven mi lengua. Hoces de los vientos malos, ¡alerta!, que muerden mi alma. Torre de desconfianza, tú. Tú, torre del oro, avara. Ciega las ventanas. O no, mira. Hombres arrasados, fijos por las ciudades taladas. Pregúntales. O no, ... |
| El ángel envidioso |
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Leñadoras son, ¡defiéndete!, esas silbadoras hachas que mueven mi lengua. Hoces de los vientos malos, ¡alerta!, que muerden mi alma. Torre de desconfianza, tú. Tú, torre del oro, avara. Ciega las ventanas. O no, mira. Hombres arrasados, fijos, por las ciudades taladas. Pregúntales. ... |
| El ángel rabioso |
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Son puertas de sangre, milenios de odios, lluvias de rencores, mares. ¿Qué te hice, dime, para que los saltes? ¿Para que con tu agrio aliento me incendies todos mis ángeles? Hachas y relámpagos de poco me valen. Noches armadas, ni vientos leales. Rompes y me asaltas. Cautivo me traes ... |
| El ángel superviviente |
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Acordaos. La nieve traía gotas de lacre, de plomo derretido y disimulos de niña que ha dado muerte a un cisne. Una mano enguantada, la dispersión de la luz y el lento asesinato. La derrota del cielo, un amigo. Acordaos de aquel día, acordaos Y no olvidéis que la sorpresa paralizó el pulso ... |
| El aviador |
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Madre, ha muerto el caballero del aire, que fue mi amor. Y en el mar dicen que ha muerto de teniente aviador. ¡En el mar! ¡Qué joven, madre, sin ser todavía capitán! De: Marinero en tierra |
| El burro explosivo (A ciertos poetas congregantes) |
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Son los Kostka, los Bergman, Los Gonzaga, son también la perenne mano fija sobre la nunca acompañada pija, la pera triste matinal y vaga. Son el estreñimiento, que no caga; la bilis de una muerte sabandija, la retesaca envidia más canija que el santo virgo que sin ver se apaga. ... |
| El cuerpo deshabitado (1) |
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Yo te arrojé de mi cuerpo, yo, con un carbón ardiendo. -Vete. Madrugada. La luz, muerta en las esquinas y en las casas. Los hombres y las mujeres ya no estaban. -Vete. Quedó mi cuerpo vacío, negro saco, a la ventana. Se fue. Se fue, doblando las calles. Mi cuerpo anduvo, sin ... |
| El desvelo (Diario de la noche) (Fragmentos) |
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¡Ooooh! ¡Aaaayyy! En la noche. Todas las noches. Deseo, quiero tirar todo. Romper todo. Vamos. ¡Valor! Me Inundan, me acosan los papeles: cartas, catálogos de exposiciones, revistas, periódicos...Me invaden. Mi cuarto no Es ya más que el breve espacio de mi cama. ... |
| El herido |
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Dame, tu pañuelo, hermana, que vengo muy mal herido. Dime qué pañuelo quieres, si el rosa o color de olivo. Quiero un pañuelo bordado, que tenga en sus cuatro picos tu corazón dibujado. De: Marinero en tierra |
| El mar muerto |
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I Mañanita fría. ¡Se habrá muerto el mar! La nave que yo tenía ya no podrá navegar. Mañanita fría, ¿lo amortajarán? Los pueblos de tu ribera naranja del mediodía , entre laureles y olivas. Mañanita fría, ¿quién lo enterrará? Marinero, tres estrellas muy dulces: las Tres Marías. ... |
| El mar. La mar... |
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El mar. La mar. El mar. ¡Sólo la mar! ¿Por qué me trajiste, padre, a la ciudad? ¿Por qué me desenterraste del mar? En sueños, la marejada me tira del corazón. Se lo quisiera llevar. Padre, ¿por qué me trajiste acá? De: Marinero en tierra |
| El piloto perdido |
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¡Torrero, que voy perdido y está apagado tu faro! Noroeste. Nada claro por el cielo, ¡y te has dormido! ¡Que se ha dormido el torrero y nadie del astillero talar su sueño ha querido! ¡Corre, ve, viento marero, y dile a algún marinero que el faro no está encendido! De: Marinero en ... |
| El poeta en la calle |
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Y las viejas familias cierran las ventanas, afianzan las puertas, y el padre corre a oscuras a los Bancos y el pulso se le para en la Bolsa y sueña por las noches con hogueras, con ganados ardiendo, que en vez de trigos tiene llamas, en vez de granos, chispas, cajas, cajas... |
| El prisionero (1) |
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Carcelera, toma la llave, que salga el preso a la calle. Que vean sus ojos los campos y, tras los campos, los mares, el sol, la luna y el aire. Que vean a su dulce amiga, delgada y descolorida, sin voz, de tanto llamarle. Que salga el preso a la calle. |
| El rey del mar |
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I Los marineros lo han visto llorar por la borda, fiero. ¡Por las sirenas malditas, matádmelo, marineros! Que él quiere ser rey del mar y yo también quiero serlo. II ¡Mis hombros de hombre de mar! (Un manto de agua salada, para vosotros, mis hombros.) ¡Mi frente de rey del mar! ... |
| Elegía del cometa Halley |
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Ya era yo lo que no era, cuando apareció el cometa. Del mar de Cádiz, Sofía, saltaba su cabellera. ¡Ay, quién se la peinaría! Con un escarpidor fino salí a la ribera mía. ¡Suéltale la cauda, madre, que se la peine Sofía! Ya era yo lo que no era. De: Marinero en tierra |
| Elegía del niño marinero |
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Marinerito delgado, Luis Gonzaga de la mar, ¡qué fresco era tu pescado, acabado de pescar! Te fuiste, marinerito, en una noche lunada, ¡tan alegre, tan bonito, cantando, a la mar salada! ¡Qué humilde estaba la mar! ¡Él cómo la gobernaba! Tan dulce era su cantar, que el aire se enajenaba. ... |
| Espantapájaros |
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Ya en mi alma pesaban de tal modo los muertos futuros que no podía andar ni un solo paso sin que las piedras revelaran sus entrañas. ¿Qué gritan y defienden esos trajes retorcidos por las exhalaciones? Sangran ojos de mulos cruzados de escalofríos. Se hace imposible el cielo ... |
| Este es mi mar |
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Te reconozco aquí, mar de mi infancia, hecho a mi propia imagen inocente, mar alumno, luciendo el uniforme, azul oscuro con galones de oro, de aquel Colegio de San Luis Ganzaga, en donde tantas veces entraste como arena, metido en mis zapatos. Te reconozco aquí, ... |
| Estrecho de Florida |
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De pronto, por el mar, sube, baja un sonido, un débil silabeo de garganta cortada, un son, un eco turbio de cuerpo dividido, de párpados, de lengua, de pulsos y de nada. No sé quién me persigue poniéndome estos muros, este tribunal falso y esta luz de condena, quién hace que las olas abran ... |
| Final de plata amargo (Amparo) |
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Amparo, Vine a tu mar de trigos y caballos. Tu mar dulce tenía sabor de plata amargo, de plata, sin saberlo, en agonía. Te vi en el puerto, Amparo. Hermosa de la luz, contra los barcos. Te vi, tú me veías. Morena de silencio, de la palabra ya de tierra, fría. De la otra mar de sangre |
| Funeral |
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¡Pescadores, pescadores, lanzad el arpón al viento y en banderas sin colores izad vuestro sentimiento! Lloren los ojos del puente las aguas de treinta ríos; que el puño de la corriente rompa en el mar los navíos. ¡Lampiños guardias marinas, que alegres guardáis las olas, ... |
| Galope |
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Las tierras, las tierras, las tierras de España, las grandes, las solas, desiertas llanuras. Galopa, caballo cuatralbo, jinete del pueblo, al sol y a la luna. ¡A galopar, a galopar, hasta enterrarlos en el mar! A corazón suenan, resuenan, resuenan las tierras de España, en las... |
| Geografía física |
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Nadie sabe Geografía mejor que la hermana mía. La anguila azul del canal enlaza las dos bahías. Dime, ¿dónde está el volcán de la frente pensativa? A pie de la mar morena, solo, en un banco de arena. (Partiendo el agua, un bajel sale del fondeadero. Camino del astillero, va cantando el timonel.) ... |
| Gimiendo por ver el mar... |
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Gimiendo por ver el mar, un marinerito en tierra iza al aire este lamento: ¡Ay mi blusa marinera! Siempre me la inflaba el viento al divisar la escollera. De: Marinero en tierra |
| Goya |
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La dulzura, el estupro, la risa, la violencia, la sonrisa, la sangre, el cadalso, la feria. Hay un diablo demente persiguiendo a cuchillo la luz y las tinieblas. De ti me guardo un ojo en el incendio. A ti te dentelleo la cabeza. Te hago crujir los húmeros. Te sorbo... |
| Grumete |
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En las bodegas del buque, muerto y solo. ¿Quién será? ¿Qué nombre el suyo, marineros? ¡A tu tumba, cueva abierta de los mares! Noroeste. Noche fría. De: Marinero en tierra |
| Hace falta estar ciego |
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Hace falta estar ciego, tener como metidas en los ojos raspaduras de vidrio, cal viva, arena hirviendo, para no ver la luz que salta en nuestros actos, que ilumina por dentro nuestra lengua, nuestra diaria palabra. Hace falta querer morir sin estela de gloria y alegría, sin participación ... |
| Ilusión |
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¡Traje mío, traje mío, nunca te podré vestir, que al mar no me dejan ir! ¡Nunca me verás, ciudad, con mi traje marinero; guardado está en el ropero, ni me lo dejan probar! ¡Mi madre me lo ha encerrado, para que no vaya al mar! De: Marinero en tierra |
| Ilusión |
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I Por el alba, una verde aspidistra clara. ¡Si me escapara de casa y fuera al mar por retama...! Retama para el florero mío, que no tiene agua; para el altar ultramar de mi traje marinero, para... ¡A la playa, por las retamas saladas! II Al alba me fui, volví con el alba. Vuelvo, chorreando mar, a mi casa. ... |
| Infancia mía en el jardín... (Elegía) |
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Infancia mía en el jardín: Las cochinillas de humedad, las mariquitas de San Antón, también vagaba la lombriz y patinaba el caracol. Infancia mía en el jardín: ¡Reina de la jardinería! El garbanzo asomaba su nariz y el alpiste en la jaula se moría. Infancia mía en el jardín: La planta ... |
| Invitación al arpa |
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1 Lejos, lejos. Adonde las estancias olvidan guantes de polvo y las consolas sueñan párpados y nombres ya idos. Un sombrero se hastía y unos lazos sin bucles se cansan. Si las violetas se aburren, es porque están nostálgicas de moaré y abanicos. Lejos, más lejos. A los cielos rasos ... |
| Jardinera cantadora... |
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Jardinera cantadora, blanca y roja arrebolera, tus vergeles me enamoran. Tus vergeles de luceros, tu jardín de volanderas, con brocal de jazmineros, cantadora jardinera. De: Marinero en tierra |
| Jardinero |
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Vete al jardín de los mares y plántate un madroñero bajo los yelos polares. Jardinero. Para mi amiga, una isla de cerezos estelares, murada de cocoteros. Jardinero. Y en mi corazón guerrero plántame cuatro palmeras a modo de masteleros. Jardinero. De: Marinero en tierra |
| Jee, compañero, jee, jee... |
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¡Jee, compañero, jee, jee! ¡Un toro azul por el agua! ¡Ya apenas si se le ve! ¿Queeé? ¡Un toro por el mar, jee! De: Marinero en tierra |
| La aurora va resbalando... |
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La aurora va resbalando entre espárragos trigueros. Se le ha clavado una espina en la yemita del dedo. ¡Lávalo en el río, aurora, y sécalo luego al viento! De: Marinero en tierra |
| La mar del Puerto viene... |
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La mar del Puerto viene negra y se va. ¿Sabes adónde va? ¡No lo sé yo! De blanco, azul y verde, vuelve y se va. ¿Sabes adónde va? ¡Sí lo sé yo! De: Marinero en tierra |
| La niña que se va al mar |
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¡Qué blanca lleva la falda la niña que se va al mar! ¡Ay niña, no te la manche la tinta del calamar! ¡Qué blancas tus manos, niña, que te vas sin suspirar! ¡Ay niña, no te las manche la tinta del calamar! ¡Qué blanco tu corazón y qué blanco tu mirar! ¡Ay niña, no te los manche la tinta del calamar! ... |
| La niña rosa... (Elegía) |
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La niña rosa, sentada. Sobre su falda, como una flor, abierto, un atlas. ¡Cómo la miraba yo viajar, desde mi balcón! Su dedo, blanco velero, desde las islas Canarias iba a morir al mar Negro. ¡Cómo lo miraba yo morir, desde mi balcón! La niña, rosa sentada. Sobre su falda, como una flor, ... |
| La puttana andaluza |
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Señora, la conozco. ¿Dónde vive? Por Dios, que he visto esos dos ojos negros, esas caderas anchas, esa forma de culear andando, esas dos tetas... ¿Que la ofendí? Perdón. Tanta sonrisa, acompañada de tan claros dientes, prueba que no, señora... ¿Es usted muda? ¿Quiere... |
| La sirena del campo |
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Sonámbula, la sirena. ¡Seguidla por la ladera! (Bajo la verde lluvia de dos sauces, sola, una hamaca que columpia el aire.) Duerme, sirena del valle, hija de la madreselva. Tus trenzas de perejil se te enreden por la yerba. El esquilón del buey padre da la hora de la siesta. Bajo la verde ... |
| La sirenilla cristiana |
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...Aaaa! ¡De los naranjos del mar! La sirenilla cristiana, gritando su pregonar de tarde, noche y mañana. ...aaaa! ¡De los naranjos del mar! De: Marinero en tierra |
| La Virgen de los Milagros |
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(Procesión) La Virgen de los Milagros es la patrona del Puerto. Para el ocho de septiembre, se asoma al balcón del río. Las aguas del Guadalete, soñando, van de verbena. San Alejandro, alto puente, biznaga de farolillos. La Virgen de los Milagros era una Virgen guerrera. ... |
| Llamada |
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Zumbó el lamento del mar, cuando me habló por teléfono. Yo, en la llanura. ¡Qué lejos la novia del litoral! Saltó del norte a levante. Dejó un mar por otro mar. ¡El mar de las Baleares! De: Marinero en tierra |
| Los ángeles bélicos (Norte, sur) |
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Viento contra viento. Yo, torre sin mando, en medio. Remolinos de ciudades bajan los desfiladeros. Ciudades de viento sur, que me vieron. Por las neveras, rodando, pueblos. Pueblos que yo desconozco, ciudades del viento norte, que no me vieron. Gentío de mar y tierra, nombres, ... |
| Los ángeles de la prisa |
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Espíritus de seis alas, seis espíritus pajizos, me empujaban. Seis ascuas. Acelerado aire era mi sueño por las aparecidas esperanzas de los rápidos giros de los cielos, de los veloces, espirales pueblos, rodadoras montañas, raudos mares, riberas, ríos, yermos. Me... |
| Los ángeles mudos |
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Inmóviles, clavadas, mudas mujeres de los zaguanes y hombres sin voz, lentos, de las bodegas, quieren, quisieran, querrían preguntarme: -¿Cómo tú por aquí y en otra parte? Querrían hombres, mujeres, mudos, tocarme, saber si mi sombra, si mi cuerpo, andan sin alma por otras calles. ... |
| Los ángeles muertos |
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Buscad, buscadlos: en el insomnio de las cañerías olvidadas, en los cauces interrumpidos por el silencio de las basuras. No lejos de los charcos incapaces de guardar una nube, unos ojos perdidos, una sortija rota o una estrella pisoteada. Porque yo los he visto: . ... |
| Los ángeles vengativos |
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No, no te conocieron las almas conocidas. Sí la mía. ¿Quién eres tú, dinos, que no te recordamos ni de la tierra ni del cielo? Tu sombra, dinos, ¿de qué espacio? ¿Qué luz la prolongó, habla, hasta nuestro reinado? ¿De dónde vienes, dinos, sombra sin palabras, que no te recordamos? ... |
| Los dos ángeles |
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Ángel de luz, ardiendo, ¡oh, ven!, y con tu espada incendia los abismos donde yace mi subterráneo ángel de las nieblas. ¡Oh espadazo en las sombras! Chispas múltiples, clavándose en mi cuerpo, en mis alas sin plumas, en lo que nadie ve, vida. Me estás quemando vivo. Vuela ya... |
| Los dos ángeles |
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Ángel de luz, ardiendo, ¡ah, ven!, y con tu espada incendia los abismos donde yace mi subterráneo ángel de las nieblas. ¡Oh espadazo de las sombras! Chispas múltiples, clavándose en mi cuerpo, en mis alas sin plumas, en lo que nadie ve, vida. Me estás quemando vivo. Vuela ya... |
| Los ocho nombres de Pablo Picasso |
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Qué hubiera sido de ti Pablo, si de los ocho nombres con que fuiste bautizado, hubieras preferido al de Pablo Picasso el de Diego Picasso, al de Diego Picasso el de José Picasso, al de José Picasso el de Francisco de Paula Picasso, al de Francisco de Paula Picasso el de... |
| Los ojos de Picasso |
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Siempre es todo ojos. No te quita los ojos. Se come las palabras con los ojos. Es el siete ojos. Es el cien mil ojos en dos ojos. El gran mirón como un botón marrón y otro botón. El ojo de la cerradura por el que se ve la pintura. El que te abre bien los ojos cuando te muerde... |
| Madre, vísteme a la usanza... |
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Madre, vísteme a la usanza de las tierras marineras: el pantalón de campana, la blusa azul ultramar y la cinta milagrera. ¿Adónde vas, marinero, por las calles de la tierra? ¡Voy por las calles del mar! De: Marinero en tierra |
| Madrigal de Blanca-nieve |
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Blanca-nieve se fue al mar. ¡Se habrá derretido ya! Blanca-nieve, flor del norte, se fue al mar del mediodía, para su cuerpo bañar. ¡Se habrá derretido va! Blanca-nieve, Blanca-y-fría, ¿por qué te fuiste a la mar para tu cuerpo bañar? ¡Te habrás derretido ya! De: Marinero en ... |
| Madrigal dramático de ardiente-y-fría |
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Ardiente-y-fría clavel herido del mediodía , desnuda, en la sastrería. El niño, aprendiz de sastre, ¡cómo la deshojaría! Ardiente-y-fría un corpiño de ondas calientes y frías quisiera para sus senos algas flotantes del mar blanco y quieto del espejo . El niño, aprendiz de sastre, ... |
| Mala ráfaga |
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Boyeros del mar decían: Bueyes rojos, raudas sombras, ya oscuro, ¿hacia dónde irían? (¡Fuego en la noche del mar!) Carabineros del viento tampoco, no lo sabían: ¿Adónde esos bueyes rojos, raudas sombras, volarían? (¡Ardiendo está todo el mar!) De: Marinero en tierra |
| Malva-luna-de-yelo |
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Las floridas espaldas ya en la nieve, y los cabellos de marfil al viento. Agua muerta en la sien, el pensamiento color halo de luna cuando llueve. ¡Oh qué clamor bajo del seno breve! ¡Qué palma al aire el solitario aliento! ¡Qué témpano, cogido al firmamento, el pie descalzo, ... |
| Mar |
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En las noches, te veo como una colgadura del mirabel del sueño. Asomadas a ella, velas como pañuelos me van diciendo adiós a mí, que estoy durmiendo. De: Marinero en tierra |
| México (El indio) |
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I Todavía más fino, más fino, casi desvaneciéndose de pura transparencia, de pura delgadez como el aire del Valle. Es como el aire. De pronto, suena a hojas, suena a seco silencio, a terrible protesta de árboles, de ramas que prevén los aguaceros. Es como los aguaceros. ... |
| Mi amante lleva grabado... |
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Mi amante lleva grabado, en el empeine del pie, el nombre de su adorado. Descálzate, amante mía, deja tus piernas al viento y echa a nadar tus zapatos por el agua dulce y fría. De: Marinero en tierra |
| Mi corazón, repartido... |
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Mi corazón, repartido entre la ciudad y el campo. ¡Luminarias de la noche! ¡Mis verdes sauces llorones! ¡Ay claras confiterías de anises y de piñones! ¡El olor a trementina, a suave alcol de romero del bosque! ¡Novia azul en la baranda de los últimos balcones! ¡Novia del monte, pobre! De: Marinero en ... |
| Mi corza |
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Mi corza, buen amigo, mi corza blanca. Los lobos la mataron al pie del agua. Los lobos, buen amigo, que huyeron por el río. Los lobos la mataron dentro del agua. De: Marinero en tierra |
| Mujer en camisa |
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Te amo así, sentada, con los senos cortados y clavados en el filo, como una transparencia, del espaldar de la butaca rosa, con media cara en ángulo, el cabello entubado de colores, la camisa caída bajo el atornillado botón saliente del ombligo, y las piernas, las piernas confundidas ... |
| Murallas azules, olas... |
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Murallas azules, olas, del África, van y vienen. Cuando van... ¡Ay, quién con ellas se fuera! ¡Ay, quién con ellas volviera! Cuando vuelven... De: Marinero en tierra |
| Nací para ser marino... |
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Nací para ser marino y no para estar clavado en el tronco de este árbol. Dadme un cuchillo. ¡Por fin, me voy de viaje! ¿Al mar, a la luna, al monte? ¡Qué sé yo! ¡Nadie lo sabe! Dadme un cuchillo. De: Marinero en tierra |
| Nana |
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Mar, aunque soy hijo tuyo, quiero decirte: ¡Hija mía! Y llamarte, al arrullarte: Marecita madrecita , ¡marecita de mi sangre! De: Marinero en tierra |
| Nana de capirucho |
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Si te llaman Capirucho, tú a nadie le digas nada, porque el capirucho puede estar lleno de avellanas, de ajonjolí, de grageas y de lo que el niño sabe... Si te llaman Capirucho, no se lo digas a nadie. De: Marinero en tierra |
| Nana de la cabra |
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La cabra te va a traer un cabritillo de nieve para que juegues con él. Si te chupas el dedito, no te traerá la cabra su cabritillo. De: Marinero en tierra |
| Nana de la cigüeña |
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Que no me digan a mí que el canto de la cigüeña no es bueno para dormir. Si la cigüeña canta arriba en el campanario, que no me digan a mí que no es del cielo su canto. De: Marinero en tierra |
| Nana de la tortuga |
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Verde, lenta, la tortuga. ¡Ya se comió el perejil, la hojita de la lechuga! ¡Al agua, que el baño está rebosando! ¡Al agua pato! Y sí que nos gusta a mí y al niño ver la tortuga tontita y sola nadando. De: Marinero en tierra |
| Nana de negra-flor |
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Ya la flor de la noche duerme la nana, con la frente caída y las alas plegadas. Negra-flor, no despiertes, hasta que la alborada te haga flor del corpiño de la mañana. Negra-flor, no despiertes, hasta que el aire en su corpiño rosa te haga de encaje. De: Marinero en ... |
| Nana del niño malo |
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¡A la mar, si no duermes, que viene el viento! Ya en las grutas marinas ladran sus perros. ¡Si no duermes, al monte! Vienen el búho y el gavilán del bosque. Cuando te duermas: ¡al almendro, mi niño, y a la estrella de menta! De: Marinero en tierra |
| Nana del niño muerto |
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Barquero yo de este barco, sí, barquero yo. Aunque no tenga dinero, sí, barquero yo. Rema, niño, mi remero. No te canses, no. Mira ya el puerto lunero, mira, miraló. De: Marinero en tierra |
| No pruebes tú los licores... |
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¡No pruebes tú los licores! ¡Tú no bebas! ¡Marineros bebedores, los de las obras del puerto, que él no beba! ¡Que él no beba, pescadores! ¡Siempre sus ojos abiertos, siempre sus labios despiertos a la mar, no a los licores! ¡Que él no beba! De: Marinero en tierra |
| Nocturno |
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La otra noche vi... ¿A quién vi? A quien me ha mordido, a quien me ha comido la vida yo vi. Es un charco oscuro, allí estaba oscuro, mirándome, hinchado, pequeño e hinchado. Allí. ¿Qué haces aquí en Roma? ¿Es que ha muerto Roma? Di. No infectes el aire. Deja libre el aire. ... |
| Ojos tristes, por la banda... |
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Ojos tristes, por la banda de babor... ¿Adónde irán? ¿Adónde van, capitán? Ojos tristes, que verán las costas que otros no vean... Sin rumbo van. ...Mis ojos tristes, sin rumbo... De: Marinero en tierra |
| Pamplinas |
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De lona y níquel, peces de las nubes, bajan al mar periódicos y cartas. (Los carteros no creen en las sirenas ni en el vals de las olas, sí en la muerte). Y aún hay calvas marchitas a la luna y llorosos cabellos en los libros. Un polisón de nieve, blanqueando las sombras, se suicida en los jardines. ... |
| Para quién, galera mía... |
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¿Para quién, galera mía, para quién este cantar? ¡Búcaro fino del mar, poroso de azul salado, quién te pudiera quebrar! De: Marinero en tierra |
| Paz |
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De todas las palomas hubo una que se fue por el mundo. Todavía sigue girando alrededor del sol al compás de la tierra. Vuelo sin dueño, siempre amenazado. ¿Volverá alguna vez al viejo palomar de donde salió un día? (De: Los 8 nombres de Picasso) |
| Picasso |
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Málaga Azul, blanco y añil postal y marinero. De azul se arrancó el toro del toril, De azul el toro del chiquero. De azul se arrancó el toro. ¡Oh guitarra de oro, oh toro por el mar, toro y torero! España: fina tela de araña, guadaña y musaraña, braña, entraña, cucaña, saña, pipirigaña, y todo... |
| Picasso por Alberti |
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Picasso es un hombre con un deseo incontenible de tener dos narices y presentarse el día menos pensado a las puertas del cielo o del infierno dando la gran tocata con ellas. k Picasso es un movimiento sísmico cuyo epicentro se halla en los dedos de su mano. k Picasso es... |
| Pirata |
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Pirata de mar y cielo, si no fui ya lo seré. Si no robé la aurora de los mares, si no la robé, ya la robaré. Pirata de cielo y mar, sobre un cazatorpederos, con seis fuertes marineros, alternos, de tres en tres. Si no robé la aurora de los cielos, si no la robé, ya la robaré. ... |
| Por amiga, por amiga |
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Por amiga, por amiga. Sólo por amiga. Por amante, por querida. Sólo por querida. Por esposa, no. Sólo por amiga. |
| Por el mar, la primavera... |
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¡Por el mar, la primavera! ¡A bordo va! ¿De qué barco, compañero? Del Florinda, compañera. ¡A bordo va! Llega. ¡Pronto, a la escala real, por verla desembarcar! De: Marinero en tierra |
| Pregón submarino |
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¡Tan bien como yo estaría en una huerta del mar, contigo, hortelana mía! En un carrito, tirado por un salmón, ¡qué alegría vender bajo el mar salado, amor, tu mercadería! ¡Algas frescas de la mar, algas, algas! De: Marinero en tierra |
| Qué altos... |
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¡Qué altos los balcones de mi casa! Pero no se ve la mar. ¡Qué bajos! Sube, sube, balcón mío, trepa el aire, sin parar: sé terraza de la mar, sé torreón de navío. ¿De quién será la bandera de esa torre de vigía? ¡Marineros, es la mía! De: Marinero en tierra |
| Qué piensas tú junto al río... |
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¿Qué piensas tú junto al río, junto al mar que entra en tu río? Aquellas torres tan altas, no sé si torres de iglesia son, o torres de navío. Torres altas de navío. De: Marinero en tierra |
| Quién cabalgara el caballo... |
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¡Quién cabalgara el caballo de espuma azul de la mar! De un salto, ¡quién cabalgara la mar! ¡Viento, arráncame la ropa! ¡Tírala, viento, a la mar! De un salto, quiero cabalgar la mar. ¡Amárrame a tus cabellos, crin de los vientos del mar! De un salto, quiero ganarme la mar. ... |
| Recuérdame en alta mar... |
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Recuérdame en alta mar, amiga, cuando te vayas y no vuelvas. Cuando la tormenta, amiga, clave un rejón en la vela. Cuando alerta el capitán ni se mueva. Cuando la telegrafía sin hilos ya no se entienda. Cuando ya al palo-trinquete se lo trague la marea. Cuando en el fondo del mar seas sirena. ... |
| Retorcedme sobre el mar... |
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Retorcedme sobre el mar, al sol, como si mi cuerpo fuera el jirón de una vela. Exprimid toda mi sangre. Tended a secar mi vida sobre las jarcias del muelle. Seco, arrojadme a las aguas con una piedra en el cuello para que nunca más flote. Le di mi sangre a los mares. ¡Barcos, navegad por ella! ... |
| Retorno del amor en la noche triste |
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Ven, amor mío, ven, en esta noche sola y triste de Italia. Son tus hombros fuertes y bellos los que necesito. Son tus preciosos brazos, la largura maciza de tus muslos y ese arranque de pierna, esa compacta línea que te rodea y te suspende, dichoso mar, abierta playa mía. ... |
| Retornos del amor en los balcones |
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Ha llegado ese tiempo en que los años, las horas, los minutos, los segundos vividos se perfilan de ti, se llenan de nosotros, y se hace urgente, se hace necesario, para no verlos irse con la muerte, fijar en ellos nuestras más dichosas, sucesivas imágenes. ¿Dónde... |
| Retornos del amor en una azotea |
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Poblado estoy de muchas azoteas. Sobre la mar se tienden las más blancas, dispuestas a zarpar al sol, llevando como velas las sábanas tendidas. Otras dan a los campos, pero hay una que solo da al amor, cara a los montes. Y es la que siempre vuelve. Allí el amor peinaba sus geranios, ... |
| Retornos del amor tal como era |
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Eras en aquel tiempo rubia y grande, sólida espuma ardiente y levantada. Parecías un cuerpo desprendido de los centros del sol, abandonado por un golpe de mar en las arenas. Todo era fuego en aquel tiempo. Ardía la playa en tu contorno. A rutilantes vidrios de voz quedaban reducidos las algas, ... |
| Ribera |
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Ojos míos, ¿quién habría detrás de la celosía? ¿Alguna niña bordando amores de contrabando para la marinería? ¡Ojitos que estáis mirando, abrid vuestra celosía, que estoy de amores penando! Ojos míos, ¿quién habría detrás de la celosía? De: Marinero en tierra |
| Rosa-fría, patinadora de la luna |
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Ha nevado en la luna, Rosa-fría. Los abetos patinan por el yelo; tu bufanda rizada sube al cielo, como un adiós que el aire claro estría. ¡Adiós, patinadora, novia mía! De vellorí tu falda, da un revuelo de campana de lino, en el pañuelo tirante y nieve de la nevería. Un silencio escarchado te rodea, ... |
| Sal desnuda y negra, sal... |
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¡Sal desnuda y negra, sal, que paso por el canal! A la salida del golfo, boga, negrita, la isla, blanca y azul, de la sal. ¡Sal, negrita boreal, sal desnuda y negra, sal, que salgo yo del canal! De: Marinero en tierra |
| Salinero |
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...Y ya estarán los esteros rezumando azul de mar. ¡Dejadme ser, salineros, granito del salinar! ¡Qué bien, a la madrugada, correr en las vagonetas llenas de nieve salada, hacia las blancas casetas! Dejo de ser marinero, madre, por ser salinero. De: Marinero en tierra |
| Santoral agreste |
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¿Quién rompió las doradas vidrieras del crepúsculo? ¡Oh cielo descubierto, de montes, mares, vientos, parameras y un santoral de par en par abierto! Tres arcángeles van por las praderas con la Virgen marina al blanco puerto del pescado; ayunando, entre las fieras, se disecan ... |
| Se equivocó la paloma... |
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Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al Norte, fue al Sur. Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba. Creyó que el mar era el cielo; que la noche, la mañana. Se equivocaba. Que las estrellas, rocío; que la calor, la nevada. Se equivocaba. Que tu falda era blusa; que tu corazón, su casa. ... |
| Se equivocó la paloma... |
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Se equivocó la paloma. Se equivocaba. Por ir al Norte, fue al Sur. Creyó que el trigo era agua. Se equivocaba. Creyó que el mar era el cielo, que la noche, la mañana. Se equivocaba. Que las estrellas, rocío; que la calor, la nevada. Se equivocaba. Que tu falda era blusa; que... |
| Se prohíbe hacer aguas |
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Verás entre meadas y meadas, más meadas de todas las larguras: unas de perros, otras son de curas y otras quizá de monjas disfrazadas. Las verás lentas o precipitadas, tristes o alegres, dulces, blandas, duras, meadas de las noches más oscuras o las más luminosas ... |
| Si Garcilaso volviera... |
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Si Garcilaso volviera, yo sería su escudero; que buen caballero era. Mi traje de marinero se trocaría en guerrera ante el brillar de su acero; que buen caballero era. ¡Qué dulce oírle, guerrero, al borde de su estribera! En la mano, mi sombrero; que buen caballero era. De: Marinero en ... |
| Si mi voz muriera en tierra... |
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Si mi voz muriera en tierra, llevadla al nivel del mar y dejadla en la ribera. Llevadla al nivel del mar y nombradla capitana de un blanco bajel de guerra. ¡Oh mi voz condecorada con la insignia marinera: sobre el corazón un ancla y sobre el ancla una estrella y sobre... |
| Si yo hubiera podido, oh Cádiz... |
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¡Si yo hubiera podido, oh Cádiz, a tu vera, hoy, junto a ti, metido en tus raíces, hablarte como entonces, como cuando descalzo por tus verdes orillas iba a tu mar robándole caracoles y algas! Bien lo merecería, yo sé que tú lo sabes, por haberte llevado tantos años conmigo, por haberte cantado ... |
| Si yo nací campesino... |
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Si yo nací campesino, si yo nací marinero, ¿por qué me tenéis aquí, si este aquí yo no lo quiero? El mejor día, ciudad a quien jamás he querido, el mejor día ¡silencio!habré desaparecido. De: Marinero en tierra |
| Siempre que sueño las playas... |
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Siempre que sueño las playas, las sueño solas, mi vida. ...Acaso algún marinero... quizás alguna velilla de algún remoto velero... De: Marinero en tierra |
| Sin nadie, en las balaustradas... |
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Sin nadie, en las balaustradas, mi niña virgen del mar borda las velas nevadas. ¡Ay que vengo, que yo vengo herido, en una fragata, sin nadie, mi vida, huyendo de tu corazón pirata! ¡De prisa, mi marinera! Que un jirón de tu bordado haga que yo no me muera. ... |
| Sol negro... |
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Sol negro. De una mar, de una mar muerta, la empujó un mal viento. Carabela negra, cargada, hundida de huesos. Mar negro. De: Marinero en tierra |
| Sola |
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La que ayer fue mi querida va sola entre los cantuesos. Tras ella, una mariposa y un saltamonte guerrero. Tres veredas: Mi querida, la del centro. La mariposa, la izquierda. Y el saltamonte guerrero, saltando, por la derecha. De: Marinero en tierra |
| Sonetos corporales (I) |
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Lloraba recio, golpeando, oscuro, las humanas paredes sin salida. Para marcarlo de una sacudida, Lo esperaba la luz fuera del muro. Grito en la entraña que lo hincó, futuro, Desventuradamente y resistida Por la misma cerrada, abierta herida Que ha de exponerlo al primer golpe duro. ... |
| Sonetos corporales (II) |
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Asombro de la estrella ante el destello de su cardada lumbre en alborozo. Sueña el melocotón en que su bozo Al aire pueda amanecer cabello. Atónito el limón y agriado el cuello, Sufre en la greña del membrillo mozo, Y no hay para la rosa mayor gozo Que ver sus piernas de espinado vello. ... |
| Sonetos corporales (III) |
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Huele a sangre mezclada con espliego, Venida entre un olor de resplandores. A sangre huelen las quemadas flores Y a súbito ciprés de sangre el fuego. Del aire baja un repentino riego De astro y sangre resueltos en olores, Y un tornado de aromas y colores Al mundo deja por la sangre ciego. Fría y ... |
| Sonetos corporales (IV) |
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Un papel desvelado en su blancura. La hoja blanca de un álamo intachable. El revés de un jazmín insobornable. Una azucena virgen de escritura. El albo viso de una córnea pura. La piel del agua impúber e impecable. El dorso de una estrella invulnerable Sobre lo opuesto a una paloma oscura. ... |
| Sonetos corporales (IX) |
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(Guerra a la guerra por la guerra.) Vente. Vuelve la espalda. El mar. Abre la boca. Contra una mina una sirena choca Y un arcángel se hunde, indiferente. Tiempo de fuego. Adiós. Urgentemente. Cierra los ojos. Es el monte. Toca. Saltan las cumbres salpicando roca Y un arcángel se hunde, indiferente. ... |
| Sonetos corporales (V) |
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Por allí, hondo, una humedad ardiente; blando, un calor oscuro el que allí hervía; sofocado anhelar el que se hundía, doblándose y muriendo largamente. Labios en labios que no ataca diente; Lengua en garganta que se corta, umbría; Áspero alrededor, fiera porfía Por morder lo imposible ... |
| Sonetos corporales (VI) |
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Cúbreme, amor, el cielo de la boca con esa arrebatada espuma extrema, que es jazmín del que sabe y del que quema, brotado en punta de coral de roca. Alóquemelo, amor, su sal, aloca Tu lancinante aguda flor suprema, Doblando su furor en la diadema del mordiente clavel que la desboca. ... |
| Sonetos corporales (VI) |
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Cúbreme, amor, el cielo de la boca con esa arrebatada espuma extrema, que es jazmín del que sabe y del que quema, brotado en punta de coral de roca. Alóquemelo, amor, su sal, aloca Tu lancinante aguda flor suprema, Doblando su furor en la diadema del mordiente clavel que la desboca. ... |
| Sonetos corporales (VII) |
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Nace en las ingles un calor callado como un rumor de espuma silencioso. Su dura mimbre el tulipán precioso Dobla sin agua, vivo y agotado. Crece en la sangre un desasosegado, Urgente pensamiento belicoso. La exhausta flor perdida en su reposo Rompe su sueño en la raíz mojado. Salta la tierra y ... |
| Sonetos corporales (VIII) |
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Vuela la noche antigua de erecciones, Muertas, como las manos, a la aurora. Un clavel prolongado desmejora, Hasta empalidecerlos, los limones. Contra lo oscuro cimbran esquilones, Y émbolos de una azul desnatadora Mueven entre la sangre batidora Un vertido rodar de cangilones. Cuando el cielo ... |
| Sonetos corporales (X) |
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Luna mía de ayer, hoy de mi olvido, Ven esta noche a mí, baja a la tierra, Y en vez de ser hoy luna de la guerra, Sélo tan sólo de mi amor dormido. Dale en tu luz el reno perseguido Que por los yelos de tus ojos yerra, Y dile, si tu lumbre lo destierra, Que será lana su destierro y nido. Tiempos de horror ... |
| Sueño |
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Noche. Verde caracol, la luna. Sobre todas las terrazas, blancas doncellas desnudas. ¡Remadores, a remar! De la tierra emerge el globo que ha de morir en el mar. Alba. Dormíos, blancas doncellas, hasta que el globo no caiga en brazos de la marea. ¡Remadores, a remar. ... |
| Sueño del marinero |
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Yo, marinero en la ribera mía, posada sobre un cano y dulce río que da su brazo a un mar de Andalucía, sueño en ser almirante de navío, para partir el lomo de los mares al sol ardiente y a la luna fría. ¡Oh los yelos del sur! ¡Oh las polares islas del norte! ¡Blanca primavera, desnuda y yerta ... |
| Sueño del marinero |
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o, marinero, en la ribera mía, posada sobre un cano y dulce río que da su brazo a un mar de Andalucía, sueño en ser almirante de navío, para partir el lomo de los mares, al sol ardiente y a la luna fría. ¡Oh los yelos de! sur! ¡Oh las polares islas de! norte! ¡Blanca primavera, desnuda... |
| Tiempos de condena |
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Tiempos tristes, feroces, de condenas a muerte, de prolongadas sombras en aullidos y llantos. No se puede dormir y si se duerme el sueño es una cárcel clavados los cerrojos. Tiempos en que el amor pena sobresaltado, roto por las llamadas urgentes a la lucha, en que pueden sacarlo a la fuerza ... |
| Toro en el mar (4) |
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Le están dando a ese toro pastos amargos, yerba con sustancia de muertos, negra hiel y clara sangre ingenua de soldado. ¡Ay, qué mala comida para este toro verde acostumbrado a las liebre dehesas y a los ríos, para este toro a quien la mar y el cielo eran aún pequeños como establo! ... |
| Toro en el mar (15) |
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El soldado soñaba, aquel soldado de tierra adentro, oscuro: -Si ganamos, la llevaré a que mire los naranjos, a que toque la mar, que nunca ha visto, y se le llene el corazón de barcos. Pero vino la paz. Y era un olivo de interminable sangre por el campo. De: Entre el clavel y la ... |
| Toro en el mar (19) (Muelle del reloj) |
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A través de la niebla caporal de tabaco miro al río de Francia moviendo escombros tristes, arrastrando ruinas por el pesado verde ricino de sus aguas. Mis ventanas ya no dan a los álamos y los ríos de España. Quiero mojar la mano en tan espeso frío y parar lo que pasa por entre ciegas bocas ... |
| Toro en el mar (29) |
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Cornearás aún y más que nunca, desdoblando los campos de tu frente, y salpicando valles y laderas te elevarás de nuevo toro verde. Las aldeas perderán sus senderos para verte. Se asomarán los hombros de los ríos, y las espadas frías de las fuentes manos muertas harán salir del suelo, ... |
| Trenes |
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Tren del día, detenido frente al cardo de la vía. Cantinera, niña mía, se me queda el corazón en tu vaso de agua fría. Tren de noche, detenido frente al sable azul del río. Pescador, barquero mío, se me queda el corazón en tu barco negro y frío. De: Marinero en tierra |
| Triduo del alba |
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1. DÍA DE CORONACIÓN Sobre el mar que le da su brazo al río de mi país, te nombran capitana de los mares, la voz de la mañana y la sirena azul de mi navío. Los faros verdes pasan su diana por el quieto arenal del playerío. Del fondo de la mar, el vocerío sube, en tu honor ... |
| Tú eres una catástrofe |
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Tú eres una catástrofe o un cielo abierto donde se instala el arco iris. De ti se espera todo. Desnudo frente al mar, como recién subido de un naufragio, cubierto estás de vientos y temporales y las piedras que arrojas pueden romper lo mismo el ojo de una flor que originar un niño, un pájaro, ... |
| Vengo de los comedores... |
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Vengo de los comedores que dan al jardín de Amores. ¡Oh reina de los ciruelos, bengala de los manteles, dormida entre los anhelos de las aves moscateles! ¡Princesa de los perales, infanta de los fruteros, dama en los juegos florales de los melocotoneros! ¿A quién nombraré duquesa ... |
| Verano |
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Del cinema al aire libre vengo, madre, de mirar una mar mentida y cierta, que no es la mar y es la mar. Al cinema al aire libre, hijo, nunca has de volver, que la mar en el cinema no es la mar y la mar es. De: Marinero en tierra |
| Viajeros |
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Dormida y rubia, en la roca. Dormida y rubia, llegada ayer tarde de Polonia. El Arcángel de su guarda, San Rafael, la acompaña. No sueñes tú, prima mía, no sueñes, que estás cansada. Las aldeas de Suiza y los pueblos de Alemania pasando van por su frente, bajo una luna nevada. ... |
| Ya se fue la marinera... |
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Ya se fue la marinera que a ver vino al marinero, nacida en la Normandía y desterrada al mar Muerto. Como ofrenda le traía sus dos senos grises, yertos, una manzana podrida y un pez con cinco agujeros. Mar muerta tiene que ser la que no da frutos buenos, sirena de Normandía, ... |
| Ya se la lleva de España... |
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Ya se la lleva de España, que era lo que más quería, su marido, un marinero genovés. ¡Adiós, murallas natales, coronas de Andalucía! Ya lejos: ¡Ay, cómo tiemblan los campanarios de Cádiz, los que tanto me querían! De: Marinero en tierra |
| Yo te hablaba con banderas... |
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Yo te hablaba con banderas, hija de la panadera, la que siempre eras de pan entre la grey marinera. Me perdí en la tierra, fuera de la mar. Yo te hablaba, a los luceros, con la luna del espejo de una estrella volandera. Fuera de la mar, me perdí en la tierra. De: Marinero en ... |
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