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ALFREDO ESPINO


listado de poemas

 
Árbol de fuego

Son tan vivos los rubores de tus flores, raro amigo, que yo a tus flores les...

Ascensión

Dos alas!... ¿Quién tuviera dos alas para el vuelo? Esta tarde, en la cumbre, casi las he tenido. Desde aquí veo el mar, tan azul, tan dormido, que si no fuera un mar, ¡Bien sería otro cielo!... Cumbres, divinas cumbres, excelsos miradores... ¡Que pequeños los hombres! No llegan...

Cañal en flor

Eran mares los cañales que yo contemplaba un día (mi barca de fantasía bogaba sobre esos mares). El cañal no se enguirnalda como los mares, de espumas; sus flores más bien son plumas sobre espadas de esmeralda... Los vientos-niños perversos- bajan desde las montañas, y se oyen...

Después de la lluvia

Por las floridas barrancas Pasó anoche el aguacero Y amaneció el limonero Llorando estrellitas blancas. Andan perdidos cencerros Entre frescos yerbazales, Y pasan las invernales Neblinas, borrando cerros. (Selección: Carmen González Huguet)

El nido

Es porque un pajarito de la montaña ha hecho, en el hueco de un árbol, su nido matinal, que el árbol amanece con música en el pecho, como que si tuviera corazón musical. Si el dulce pajarito por entre el hueco asoma, para beber rocío, para beber aroma, el árbol de la sierra me da la sensación...

La muchachita pálida

Aquella muchachita pálida que vivía pidiendo una limosna, de mesón en mesón, en el umbral la hallaron al despuntar el día, con las manitas yertas y mudo el corazón. Nadie sabe quien era ni de donde venía su risa era una mueca de la desilusión. Y estaba el sello amargo de la melancolía ...

La tórtola

Cucú, cucú! ¿Estás gimiendo, tórtola del arrozal? ¡Mirá que me estás haciendo con tu cantar, mucho mal! ¡Cucú, cucú! EL caserío se va llenando de calma, ¡y un naranjo y una palma se están besando en el río...! Cantarito que te llenas con el agua...

Las manos de mi madre

Manos las de mi madre, tan acariciadoras, tan de seda, tan de ella, blancas y bienhechoras. ¡Sólo ellas son las santas, sólo ellas son las que aman, las que todo prodigan y nada me reclaman! ¡Las que por aliviarme de dudas y querellas, me sacan las espinas y se las clavan...

Los potros

Ya se acercan los potros; raudamente precisa el grupo sus contornos de estética salvaje; entre el pálido rosa del lánguido paisaje corren desenfrenados, a la par de la brisa. Los potros ya se acercan: mas lo hacen tan aprisa, que parece volaran sobre el quieto paraje; ...

Quezaltepec

La noche fue dantesca... En medio del mutismo rompió de pronto el retumbar de un trueno... Tropel de potros que rompiera el freno y se lanzara, indómito, al abismo... Un pálido fulgor de cataclismo, al cielo que antes se mostró sereno, siniestramente iluminó de lleno, como si el cielo se incendiara ...

Un rancho y un lucero

Un día —¡primero Dios!— has de quererme un poquito. Yo levantaré el ranchito en que vivamos los dos. ¿Que más pedir? Con tu amor, mi rancho, un árbol, un perro, y enfrente el cielo y el cerro y el cafetalito en flor... Y entre aroma de saúcos, un zenzontle que cantará y una poza que copiará...