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JOSÉ ÁNGEL BUESA


listado de poemas

 
Amor insatisfecho

Mi corazón se siente satisfecho de haberte amado y nunca poseído; así tu amor se salva del olvido igual que mi ternura del despecho. Jamás te vi desnuda sobre el lecho, ni oí tu voz muriéndose en mi oído; así ese bien fugaz no ha convertido un ancho amor en un placer estrecho. ...

Así, verte de lejos

Así, verte de lejos, definitivamente. Tu vas con otro hombre, y yo con otra mujer. Y sí que como el agua que brota de una fuente aquellos bellos días ya no pueden volver. Así, verte de lejos y pasar sonriente, como quien ya no siente lo que sentía ayer, y lograr que mi rostro se quede indiferente ...

Canción de la lluvia

Acaso está lloviendo también en tu ventana; acaso esté lloviendo calladamente, así. Y mientras anochece de pronto la mañana, yo sé que, aunque no quieras, vas a pensar en mí. Y tendrá un sobresalto tu corazón tranquilo, sintiendo que despierta su ternura de ayer. ...

Canción de los amantes

Donde quiera en las noches se abrirá una ventana o una puerta cualquiera de una calle lejana, no importa dónde ni cuándo, puede ser donde quiera: ni menos en otoño, ni más en primavera. Y hoy igual que mañana, mañana igual que ayer, un hombre enloquecido, besará una mujer. Tal vez nadie...

Canción del amor lejano

Ella no fue entre todas, la más bella, pero me dio el amor más hondo y largo. Otras me amaron más, y, sin embargo, a ninguna la quise como a ella. Acaso fue porque la amé de lejos, como una estrella desde mi ventana... Y la estrella que brilla más lejana nos parece que tiene mas reflejos. ...

Canción del amor prohibido

Solo tu y yo sabemos lo que ignora la gente al cambiar un saludo ceremonioso y frío, porque nadie sospecha que es falso tu desvío, ni cuanto amor esconde mi gesto indiferente. Solo tu y yo sabemos porque mi boca miente, relatando la historia de un fugaz amorío; y tu apenas me escuchas ...

Canción para la esposa ajena

Tal vez guardes mis libros en alguna gaveta, sin que nadie descubra cuál relata tu historia, pues serán simplemente los versos de un poeta, tras de arrancar la página de la dedicatoria... Y pasarán los años... Pero acaso algún día, o acaso alguna noche que estés sola en tu lecho, ...

Carta a usted

Señora, según dicen, ya usted tiene otro amante, lástima que la prisa nunca sea elegante Yo sé que no es frecuente que una mujer hermosa se resigne a ser viuda sin haber sido esposa. Y me parece injusto discutirle el derecho de compartir sus penas, sus goces y su lecho; ...

Carta sin fecha

Amigo: Sé que existes, aunque ignoro tu nombre, no lo he sabido nunca, ni lo quiero saber. Pero te llamo amigo para hablar de hombre a hombre, que es el único modo de hablar de una mujer. Esa mujer es tuya, pero también es mía, y es un pecado, es cierto, si es pecado el amor. ...

Celos

Ya solo eres aquella que tiene la costumbre de ser bella. Ya pasó la embriaguez. Pero no olvido aquel deslumbramiento, aquella gloria del primer momento, al ver tus ojos por primera vez. Y se que, aunque quisiera, no he de volverte a ver de esa manera. Como aquel instante de ...

Corazón Satisfecho

Mi corazón se siente satisfecho de haberte amado y nunca poseído: así tu amor se salva del olvido igual que mi ternura del despecho. Jamás te vi desnuda sobre el lecho, ni oí tu voz muriéndose en mi oído: así ese bien fugaz no ha convertido un ancho amor en un placer...

Crepúsculo

Hora de soledad y de melancolía, en que casi es de noche y casi no es de día. Hora para que vuelva todo lo que se fue hora para estar triste, sin preguntar por qué. Todo empieza a morir cuando nace el olvido. Y es tan dulce buscar lo que no se ha perdido... ¡Y es tan agria esta angustia ...

De pie bajo la lluvia

Así estás todavía de pie bajo la lluvia, bajo la clara lluvia de una noche de invierno. De pie bajo la lluvia me llega tu sonrisa, de pie bajo la lluvia te encuentra mi recuerdo. Siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia, con un polvo de estrellas muriendo en tus cabellos y tu voz que nacía del fondo ...

El falso amor

Un amor que pregunta, si es virtud o es pecado, la fuerza que lo agita, eso es el amor soñado. Un amor que se esconde, porque teme al futuro, puede ser un amor, pero no es el más puro. Un amor que se escapa de su propio sentido, es la rama del árbol sin la gloria del nido. Un amor que razona, ...

El nombre olvidado

Voy andando en el tiempo de otro día, alma sin nombre, nombre en el olvido; te ví en un sueño y te he reconocido, quizá porque en tu frente amanecía. Y hoy es ayer en este parque viejo donde está esperando, sombra leve, como un olor de lluvia que no llueve, como una niña ciega ante el espejo. ...

El pequeño dolor

Mi dolor es pequeño, pero aun así bendigo este dolor, que es como no soñar después de un sueño, o es como abrir un libro y encontrar una flor. Déjame que bendiga mi pequeño dolor, que no sabe crecer como la espiga, porque la espiga crece sin amor. Y déjame cuidar como una rosa este dolor ...

Elegía lamentable

Desde este mismo instante seremos dos extraños por estos pocos días, quién sabe cuántos años... Yo seré en tu recuerdo como un libro prohibido uno de esos que nadie confiesa haber leído. Y así mañana, al vernos en la calle, al acaso, tú bajarás los ojos y apretarás el paso, y yo, ...

Elegía nocturna

Quién nos hubiera dicho... Que todo acabaría como acaba en la sombra la claridad del día. Fuiste como la lluvia cayendo sobre un río para que fuera tuyo... Todo lo que era mío. Fuiste como una lámpara que se encendió en mi vida, yo la soplé de pronto... Pero siguió encendida. ...

Elegía para ti y para mí

Yo seguiré soñando mientras pasa la vida, y tú te irás borrando lentamente en mi sueño. Un año y otro año caerán como hojas secas de las ramas del árbol milenario del tiempo, y tu sonrisa, llena de claridad de aurora, se alejará en la sombra creciente del recuerdo. II Yo seguiré soñando ...

Era mi amiga

Era mi amiga, pero yo la amaba yo la amaba en silencio puramente, y mientras sus amores me contaba yo escuchaba sus frases tristemente. Era mi amiga, pero me gustaba y mi afán era verla a cada instante. Nunca supo el amor que yo albergaba porque siempre me hablaba de su amante. ...

La dama de la rosa

Los que vieron la dama luciendo aquella rosa que era como el fragante coágulo de una llama, no supieron decirme cuál era más hermosa:si la rosa o la dama. Los que vieron la dama llevar la flor aquella, como un broche de fuego sobre su piel sedosa, no supieron decirme ...

La sed insaciable

Decir adiós... La vida es eso. Y yo te digo adiós, y sigo... Volver a amar es el castigo de los que amaron con exceso. Amar y amar toda la vida y arder en esa llama. Y no saber por qué se ama... Y no saber por qué se olvida... Coger las rosas una a una beber un vino y otro vino, y andar y andar ...

Me llegabas en la brisa y en la espuma...

Me llegabas en la brisa y en la espuma, tú, la perdida para siempre... Tú, la que ennoblecías el sabor del recuerdo, que ahora llegas más casta y más ausente... Me llegas en el viento que huele a lejanía, me llegas en la sal que sabe a muerte, tú, sombra arrinconada en un silencio; ...

Mejor no quiero verte

Mejor no quiero verte... sería tan sencillo cruzar dos o tres calles... Y tocar en tu puerta. Y tú me mirarías con tus ojos sin brillo sin poder sonreírme con tu sonrisa muerta. Mejor no quiero verte... porque va a hacerme daño pasar por aquel parque de la primera cita. Y no sé si aún florecen ...

Mi corazón no sabe lo que espera

Mi corazón no sabe lo que espera, pero yo sé que espera todavía... igual que aquella noche que llovía y te besé bajo la enredadera. Tu amor se fue como si no se fuera... pues algo tuyo vuelve cada día... y me dejaste la melancolía de doblar el pañuelo a tu manera. Esta noche de viento y lluvia ...

Mi corazón se siente satisfecho

Mi corazón se siente satisfecho de haberte amado y nunca poseído: así tu amor se salva del olvido igual que mi ternura del despecho. Jamás te vi desnuda sobre el lecho, ni oí tu voz muriéndose en mi oído: así ese bien fugaz no ha convertido un ancho amor en un placer estrecho. Cuanto el deleite ...

No era amor

No era amor. Fue otra cosa. Pero según murmuran en la ciudad aquella, yo cometí el delito de inventarte una estrella, y fue tuyo el pecado de ofrecerme una rosa. No era amor, no era eso que se enciende en la sangre como una llamarada; era mirar tus ojos y no decirte nada o acercarme a tu boca ...

Nocturno IV

Así estás todavía de pie bajo la lluvia, bajo la clara lluvia de una noche de invierno. De pie bajo la lluvia me llega tu sonrisa, de pie bajo la lluvia te encuentra mi recuerdo. Siempre he de recordarte de pie bajo la lluvia, con un polvo de estrellas muriendo en tus cabellos y tu voz que nacía del fondo ...

Pequeña canción

Aún alegran tu calle los viejos mediodías y la sombra del álamo refresca tu portal, todo está como entonces, cuando tú me querías, pero ya no me quieres, y todo sigue igual. Sin embargo, no importa, yo sé que me quisiste más allá de aquel beso, de aquel que no te di, y sé que alguna noche ...

Poema de la culpa

Yo la amé, y era de otro, que también la quería. Perdónala Señor, porque la culpa es mía. Después de haber besado sus cabellos de trigo, nada importa la culpa, pues no importa el castigo. Fue un pecado quererla, Señor, y, sin embargo mis labios están dulces por ese amor ...

Poema de la despedida

Te digo adiós y acaso te quiero todavía. No sé si he de olvidarte, pero te digo adiós. No sé si me quisiste… No sé si te quería… O tal vez nos quisimos demasiado los dos. Este cariño triste y apasionado y loco me lo sembré en el alma para quererte a ti. No sé si te amé ...

Poema de la espera

Yo sé que tú eres de otro y a pesar de eso espero. Y espero sonriente porque yo sé que un día como en amor, el último vale más que el primero tú tendrás que ser mía. Yo sé que tú eres de otro pero eso no me importa. Porque nada es de nadie si hay alguien que lo ansía. ...

Poema de las cosas

Quizás estando sola, de noche, en tu aposento oirás que alguien te llama sin que tú sepas quién y aprenderás entonces, que hay cosas como el viento que existen ciertamente, pero que no se ven... Y también es posible que una tarde de hastío como florece un surco, te renazca un afán ...

Poema del amor ajeno

Puedes irte y no importa, pues te quedas conmigo como queda el perfume más allá de la flor. Tú sabes que te quiero, pero no te lo digo; y yo sé que eres mía, sin ser mío tu amor. La vida nos acerca y la vez nos separa, como el día y la noche en el amanecer... Mi corazón sediento ...

Poema del amor lejano

Puedes irte y no importa, pues te quedas conmigo como queda un perfume donde había una flor. Tú sabes que te quiero, pero no te lo digo; y yo sé que eres mía, sin ser mío tu amor. La vida nos acerca y a la vez nos separa, como el día y la noche en el amanecer... Mi corazón sediento ...

Poema del amor pequeño

Fue breve aquella noche. Fue breve, pero bella. Poca cosa es el tiempo, que es también poca cosa, porque nadie ha sabido lo que dura una estrella aunque todos sepamos lo que dura una cosa. Nuestro amor de una noche fue un gran amor pequeño que rodó por la sombra ...

Poema del desencanto

Y comenzamos juntos un viaje hacia la aurora como dos fugitivos de la misma condena. Lo que ignoraba entonces no he de callarlo ahora: No valías la pena. Ya llegaba el otoño, y ardía el mediodía. Sentí sed. Vi tu copa. Pensé que estaba llena, pero acerqué mis labios y la encontré vacía. ...

Poema del domingo triste

Este domingo triste pienso en ti dulcemente y mi vieja mentira de olvido ya no miente. La soledad a veces es el peor castigo, ¡pero qué alegre todo si estuvieras conmigo! Entonces no querría mirar las nubes grises formando extraños mapas de imposibles países y el monótono ruido del agua ...

Poema del fracaso

Mi corazón, un día, tuvo un ansia suprema, que aún hoy lo embriaga cual lo embriagara ayer; Quería aprisionar un alma en un poema, y que viviera siempre... Pero no pudo ser. Mi corazón, un día, silenció su latido, y en plena lozanía se sintió envejecer; Quiso amar un recuerdo más fuerte ...

Poema del loco amor

I No, nada llega tarde, porque todas las cosas tienen su tiempo justo, como el trigo y las rosas; sólo que, a diferencia de la espiga y la flor, cualquier tiempo es el tiempo de que llegue el amor. No, Amor no llega tarde. Tu corazón y el mío saben secretamente que no hay amor tardío. Amor, ...

Poema del olvido

Viendo pasar las nubes fue pasando la vida, y tu, como una nube, pasaste por mi hastío. Y se unieron entonces tu corazón y el mío, como se van uniendo los bordes de una herida. Los últimos ensueños y las primeras canas entristecen de sombra todas las cosas ...

Poema del pecado

Vamos que se hace tarde , me dijiste; pero yo me quedé mirando al mar, con el hastío de un pecado triste, pues no hay nada más triste que un pecado vulgar. Tú, la mujer ajena, yo, el hombre sin ayer, ya el mar borró tus pasos en la arena, pero hay cosas más hondas en un atardecer. ...

Poema del renunciamiento

Pasarás por mi vida sin saber que pasaste. Pasarás en silencio por mi amor, y al pasar, fingiré una sonrisa, como un dulce contraste del dolor de quererte... y jamás lo sabrás. Soñaré con el nácar virginal de tu frente; soñaré con tus ojos de esmeraldas de mar; soñaré con tus labios desesperadamente; ...

Poema del secreto

Puedo tocar tu mano sin que tiemble la mía, y no volver el rostro para verte pasar. Puedo apretar mis labios un día y otro día... y no puedo olvidar. Puedo mirar tus ojos y hablar frívolamente, casi aburridamente, sobre un tema vulgar, puedo decir tu nombre con voz indiferente... y no puedo olvidar. ...

Poema para olvidarte

Amar -nadie lo ignora- viene a ser como un juego: el juego de dos almas y el juego de dos vidas. Y hay quien gana y quien pierde. Tal vez lo sabrás luego, si yo logro olvidarte pero tú no me olvidas. Yo sé por qué lo digo. La vida tiene un modo sutil de detenerse mientras sigue adelante, ...

Poesía del amor lejano

Esta noche pasaste por mi camino y me tembló en el alma no se que afán pero yo estoy consciente de mi destino que es mirarte de lejos y nada más No, tu nunca dijiste que hay primavera en las rosas ocultas de tu rosal. Ni yo debo mirarte de otra manera que mirarte de lejos y nada ...

Se deja de querer

Se deja de querer, y no se sabe por qué se deja de querer: Es como abrir la mano y encontrarla vacía, y no saber, de pronto, qué cosa se nos fue. Se deja de querer, y es como un río cuya corriente fresca ya no calma la sed; como andar en otoño sobre las hojas secas, y pisar la hoja verde ...

Sembrar

Alza la mano y siembra, con un gesto impaciente, en el aire, en la arena, en el surco, en el mar... Sembrar, sembrar, infatigablemente sembrar. En mujer, surco o sueño: sembrar. Yérguete ante la vida con la fe de tu siembra; siembra amor y sonríe al pasar... La arena del desierto y el vientre ...

Símil del viento

Te sentí, como el viento, cuando pasabas ya; como el viento, que ignora si llega o si se va... Fuiste como una fuente que brotó junto a mí. Y yo, naturalmente, sentí sed y bebí. Llegaste como el viento, náufraga del azar, con tus ojos alegres entristeciendo el mar. Para que la tarde pudiera anochecer, ...

Te acordarás un día

Te acordaras un día de aquel amante extraño que te besó en la frente para no hacerte daño. Aquel que iba en la sombra con la mano vacía porque te quiso tanto... que no te lo decía. Aquel amante loco... que era como un amigo, y que se fue con otra... para soñar contigo. Te acordarás un día ...

Tu collar de perlas

Yo he visto perlas claras de inimitable encanto, de esas que no se tocan por temor a romperlas. Pero sólo en tu cuello pudieron valer tanto las burbujas de nieve de tu collar de perlas. Y más, aquella noche del amor satisfecho, del amor que eterniza lo fugaz de las cosas, cuando fuiste un camino ...

Ya todos la olvidaron

Ya todos la olvidaron. Ahora sí que se ha ido, pero, sobre las rosas de la tumba reciente, florecía el recuerdo más allá del olvido… Yo era el hosco, el ausente. Qué le importa a la noche que se apague una estrella, si el mar sigue cantando cuando pierde una ola. Ya están secos los ojos que lloraron ...

Yo vi la noche...

Yo vi la noche ardiendo en su tamaño, y yo crecía hacia la noche pura en un afán secreto de estatura, uniendo mi alegría con mi daño. Y aquella realidad era un engaño, en un sabor de ensueño y de aventura; y abrí los ojos en la noche oscura, y yo era yo, naciendo en un extraño. ...