Un árbol luengo, deshojado y seco, pero que enhiesto, sigue todavía; una culebra en línea vertical; un poste de telégrafo en la vía, eso soy por mi bien o por mi mal. Soy un hombre de chicle que los dioses del Popol-Vuh jalaron de los pies y la cabeza a un tiempo: y que, después ...
Ya tengo medio siglo y sin embargo los ojos se me van tras las muchachas. He seguido a mis hiijas en la calle si no me dan la cara. ¿Qué hacemos, corazón, porque envejezcas? ¿Cuándo envejeces, alma? He amado sucesivas floraciones del mismo tronco o de la misma rama ...
Tiene una vista aviesa; una vista embozada en un párpado grueso. Parece su mirada una mano con guante que ha blandido una espada. Cámara fotográfica es su oscura retina. Es bajo. Es su cabello negro como la endrina; tiene un rostro moreno: fue algo de tinta china que un día de trabajo ...
De sus manos cruzadas sobre el pecho separó con ternura la más fría, y la dio a calentar entre la mía. Y entonces nustro amor insatisfecho, aquel inmenso amor, tuvo un derecho. ¡Nada puede negarse a la agonía! Cuando la enferma pálida moría me dejaron llegar hasta su lecho. ...
Porque en dura travesía era un flaco peregrino, el Señor que lo veía, hizo llano mi camino. Porque agonizaba el día y era cobarde el viajero, el Señor que lo veía, hizo corto mi sendero. Porque la melancolía sólo marchaba a mi vera, el Señor que lo veía, me mandó una compañera. ...
La vida cuelga en todas partes: cuelga en los brazos de una madre y en las rmas de un árbol y aun de las manos de una estatua de mármol hecha nidos de golondrinas. La vida cuelga por doquier. Y las columnas de la vida son el manzano y la mujer. La vida cuelga en las tetas ...
Primero dije “hermanos” y les tendí las manos; después en mis corderos hicieron mal sus robos; y entonces en mi alma murió la voz de hermanos y me acerqué a mirarlos; ¡y todos eran lobos! ¿Qué sucedía en mi alma que así marchaba a ciegas, en mi alma pobre y triste...
Le besé la mano y olía a jabón: yo llevé la mía contra el corazón. Le besé la mano breve y delicada y la boca mía quedó perfumada. muchachita limpia, quien a ti se atreva, que como tus manos huela a ropa nueva. ¡Besé sus cabellos de crencha ondulada: si también olían ...
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