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MAURICE ECHEVERRÍA


listado de poemas

 
Anorexia...

Anorexia, vida de las voces vomitadas, ironía, pulpo de los designios resignados, poesía para quebrados principiantes. He visto la arboleda, los hilos verdes de mi frustración he visto. Recorro los gestos, las manos necesarias, hoy, desde las prosas cansadas, ...

Apenas te veo...

Apenas te veo, o antes de verte, en lo mínimo del encuentro, ya presiento que lo que nos rodea es nuestra trampa, que el cielo tiembla. Pero nos salvamos, amorosos, de lo negro. Nos salvamos de esa penumbra de teatros que otros llaman mundo y nosotros llamamos cosa, ...

Bar (II)

Es esa frontera, eso insalvable en los pliegues, en las cavernas, en los sitios extenuados de la sola nostalgia. Hoy es la cansada carne y su fisura, la proporción hechizada de la noche, la abundancia negra de mis dientes. Cansado de robarle las uñas a la nada, veo las manzanas rotas, ...

Cuerpo

Compruebo apodíctico la evidencia del hueso atónito Aquí soy, aquí entiendo el rasgo roto el rostro perpetrado la luz tardía, la tardía luz de este templo de deformadas deidades tejidos y Escupir dedos catalepsia Pálidos se muestras los bordes líquidos: es el panteísmo de algún licor, ...

Nil admirari

Yo vivo para el crimen, pero para el crimen de cada día, el crimen sin porvenir. Es por eso que paso y camino por esta ciudad vegetante, tercermundista (Guatemala, que es como una especie de Latinoamérica de América Latina), sin bellos poetas en las esquinas, muy parecida a sí misma ...

Quiero mirarte...

Quiero mirarte, dejar encendida la luz. Quiero no estar seguro de mis cegueras, encender las esquinas de esta cama constante. Porque demasiado sabemos de las cosas tristes y de las cosas mudas, y demasiado de los ojos, los apenas-ojos de los cadáveres rosados. Hoy es preferible ...

Un romance retro

A lo lejos, los espantapájaros distantes se hunden en su gloria. Escuchar la máquina contestadora, descubrir que nadie llamó a tiempo. Haciendo turnos en las filas y los itinerarios, las criaturas se excusan y no saben por qué. Promueven sus sonrisas frías, mientras silban canciones ...

Urbe

No: no los otros son mejores el niño atrofiado en el sentido de que no están conscienteslos odia sus formas de ajar los odia a todos de irrumpir en la realidadestán allí, cicatrizados, nada saben y su brutalidadoh indigestos consiste en lamer hospitales histéricos ...

Yo soy ese

Yo soy ese que se suicida en las esquinas. Es cierto. Yo soy eso que se corta con las orillas de su tiempo, con el grito de las miradas, de las escaleras, de los insignes idiotas, de los susurros anónimos. Algo se parece al silencio. Algo o todo. Aquí, en la ciudad, en esta ciudad hecha de dientes ...

Yo, aquí

Yo, aquí, entre las torturadas guitarras, entre otros ciegos convocados, ciegos vecinos de los vasos constantes, pobres locos amarillos que aturden la noche elemental. Qué sitio de mudos muros, de muerte decorada en la soledad y en las pastillas. Qué desierto de niños con asco y ecos. ...