| El chucho* |
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Por el camino polvoso, al mediodía, al medio del camino, con la cola escondida y la oreja tímida. Por el camino desolado, enclenque, descolorido, con dos ojos pintados sobre los ojos... Atemorizado, enjiotado, ahuesado de hambre, pasa... No lo llames; huirá despavorido. ... |
| El matadero |
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Hay un solar, una galera de teja. Es casa sin paredes. Los muebles: varas de tarro atadas de pilar a pilar. Las cortinas, de carne olisca, las alfombras de cuero estacado. Casa acalambrada, hedionda...; casa mala, de matar la res; rastro, rastro de sangre... Hay charcos rojos en el suelo. ... |
| El ojo de agua |
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Entre cañas, entre yerbas, abrazando furtivo la paloma del cielo... Escondido, tembloroso, ambicioso, lúbrico... Agua pechuga; agua pluma; agua... ¡Ladrón de luz, niño malo, devuelve al aire la mensajera luminosa, la mensajera de amor, la cristófora-colomba que escondes ... |
| La brisa |
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Sopla la caña de la brisa leve y hay la melodía que se irisa; se danza con la dicha de la brisa y hay dicha en la hoja que se mueve. Al soplo de esta música en crechendo la espiga ensaya un ritmo trascendente aprendido en la fuga de la fuente y se sabe fugar, permaneciendo... Sobre el juncal ... |
| Lo que dice el caracol |
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Undilanilodano, el niño eterno de la prístina mitología de la Bruma, región enhiesta y aquilina del Continente Crisoprasio, de que el pasado canta y cuenta, sopla de su carrizo cristalino (hecho del solicuerno del unicornio marino) las innumerables pompas de espuma que el viento del Tiempo ... |
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