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DAMARIS CALDERÓN


listado de poemas

 
A Marina Tsvietaieva

El frío de un terrón de azúcar en la lengua de una taza de té de un pan que salta en rebanadas sangrientas. El oficio de lavaplatos, las genuflexiones y las manos que todavía se sumergen con cierta cordura. Los rojos los blancos los cabezas rapadas y los cosacos podrán echar ...

Astillas

Mueres de día. Sobrevives de noche. Paisaje de guerra de posguerra paisaje después de la batalla. Piedra sobre piedra donde sólo se escuchan, en la (noche a los gatos, a las parejas de amantes que no tienen dónde meterse, chillando. Basuras, hierbas ralas, trapos, condones aristas...

Calvert Casey

Cuando vio La Habana en Roma la miseria de La Habana en Roma no pudo seguir lactando de las tetas de la madre de Remo. Luego reconoció a Roma en La Habana del paleolítico inferior. San Petersburgo París La Habana Roma, las alucinaciones son reales. Se suicidó en tierra de nadie. ...

Césped inglés

Los segadores tienen una rara vocación por la simetría y recortan las palabras sicomoro, serbal, abeto, roble. Guardan las proporciones como guardan sus partes pudendas. Y ejercen sin condescendencia el orden universal porque el hombre -como el pasto- ...

Cielo boca abajo

No, el cielo no se tiende como un paciente anestesiado sobre la mesa El paciente en su camilla anestesiado de sí mismo no mira al cielo espera el corte el bisturí que haga saltar al potro de su infancia y las canciones natales que volverán ...

Dos girasoles sobre el asfalto

En el terminal de ferrocarriles sentada con mi madre dos girasoles sobre el asfalto. Su mano borra todo sucio paisaje. Nunca he comido sino de esa mano nunca sino de ese fruto macerado. Me enseñabas un sendero para que no me extraviara. Y siempre regreso, pequeño afluente, ...

En la casa del miedo

En el hueco de la mano como un pájaro el miedo hace su pequeño nido.

En la casa sin sueño

(¡Hay que rezar por la casa sin sueño! ¡Y rezar por el fuego en la ventana! Marina Tsvietáieva) En la casa sin sueño el jadeo de un pecho puede simular la respiración de una hoja que se pudrirá contra la ventana como una noticia venida de lejos cuando ya no hay tiempo. ...

Exhumación colectiva (Cementerio de Colón, Vedado, La Habana)

El combustible (o la falta de combustible) hace que los muertos en la muerte vuelvan a tener una vida gremial cuyo correlato heroico será que sin la carreta rural (ni la alegórica) serán sacados de sus fosas y quemados en una pira común que intentarán descifrar otros bárbaros. ...

Fiebre de caballos

Cuando te quedas, Lidia, más desnuda que estas paredes yo siento miedo de ser una mujer. Tengo feroces dientes carniceros. Comiérame tus ojos, tus rodillas. Cuando veo un sauce que se agita no me acuerdo de Safo, pienso en mí.

Huesos fuertes

El viento entra por los huesos una flauta una cañería de desagüe.Podrían tocar toda la noche y pedir durante tres generaciones. Si se le mira de cerca no están hechos para el trabajo y ostentan su miseria en carteles escritos en lengua ajena Los rumanos de los campos de concentracíon : ...

Los otros

Sobre mí crecerá la yerba que pisotearán los caballos de Atila. (Selección: Carlota Caulfield)

Praga

Es inútil buscar la Ursprachen (no quedan lengua ni madre). Columnas de inmaterialidad sólidas como un dios. Estos huesos no hablan alemán. (Selección: Carlota Caulfield)

Riberas del Mapocho

Una ciudad atravesada por un río una mujer por su hombre una garganta por una espina. Mapocho vertical donde desembocan el Sena y el Aconcagua, el Nilo y el Almendares, ¿el camino de bajada es el mismo? Los pájaros picotean con fruición las cáscaras de plátanos y los cuerpos ahogados. ...

Santiago Humberstone

Yo, Humberstone, hijo de un modesto empleado de correos y nieto del Director de la Banda de Guardias Escoceses, llegué aquí a hacer la América. Yo, un oscuro químico lustrado ahora por la sal, inventé esa ficción: el pampino: cruce de animal soñador necesitado con nativas de la zona ...

Un lugar donde poner los pies

He llegado con mis maletas en desorden -no me espera nadie. Mis pies son dos extraños los he arrastrado como perros. Un paisaje sangriento sostenido apenas por la escarcha. Todo perdido. Tengo 34 despiadados años manos para amputar lo necesario. Todavía soy fuerte. ...