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LEÓN DE GREIFF


listado de poemas

 
Admonición a los impertinentes

Yo deseo estar solo. Non curo de compaña. Quiero catar silencio. Non me peta mormurio ninguno a la mi vera. Si la voz soterraña de la canción adviene, que advenga con sordina: si es la canción ruidosa, con mi mudez la injurio; si tráe mucha música, que en el Hades se taña o...

Balada de asonancias consonantes o de consonancias disonantes o de simples disonancias

Para el asombro de las greyes planas suelo zurcir abstrusas cantilenas. Para la injuria del coplero ganso torno mis brumas cada vez más densas. Para el mohín de los leyente docto marco mis versos de bizarro rictus, (leyente docto: abléptico pedante) tizno mis versos de macabros...

Balada del mar no visto, ritmada en versos diversos

No he visto el mar. Mis ojos -vigías horadantes, fantásticas luciérnagas; mis ojos avizores entre la noche; dueños de la estrellada comba; de los astrales mundos; mis ojos errabundos familiares del hórrido vértigo del abismo; mis ojos acerados de viking, oteantes; mis ojos...

Balada. Baladeta en mí

Venido a menos viking, de poeta (¡y en el Trópico!) estoy. Cuando cavilo: ¿será mi estilo, (por llamarle estilo) —de ése mi estilo (estilo a la jineta) yo mismo en veces (pocas) me horripilo—, barroco estilo, ni motor de escándalos—, por descender (si criollo hasta la zeta...

Canción de Sergio Stepansky

En el recodo de todo camino la vida me depare el bravo amor: y un vaso de aguardiente, ajenjo o vino, de arak o vodka o kirsch, o de ginebra; un verso libre -audaz como el azor-, una canción, un perfume calino, un grifo, un gerifalte un búho, una culebra... (y el bravo...

Canción ligera. Me quedas tú...

Me quedas tú, y me donas la alegría con el dolor, y tu miel deleitable con el acerbo alóe. Me quedas tú, y la luz que tu alma cría dentro la tenebrura inenarrable de mi yo solitario: Siempre loe tu don ilusionario. Me quedas tú, y el claro sortilegio de tus ojos rientes: con su hechizo mi soledad se puebla. ...

Canción nocturna. Solo por vez la luz en tus pupilas...

Solo por vez la luz en tus pupilas fuera admisible ya la lobreguez del mundo sórdido. Y éso que soñé grande cómo fué diminuto! Ah! qué febril afán... Yo venía de más allá. Yo venía de más all...

Cancioncilla. Héteme al linde del otoño...

Héteme al linde del otoño, logrado plenamente, preludio del descenso. La euforia aún conmigo: corazón desalado y espíritu burlón e iluso al par: Amo aún, sueño aún, divago, pienso... No es oportuno todavía descansar. Sino seguir pugnando, con humor e indolencia. No es el...

Cancioncilla. Llovizna abrillanta-asfaltos...

Llovizna abrillanta-asfaltos de la dormida calleja. Llovizna canta-en-la-reja, llovizna arrulla-a-la-oreja, —escala de los asaltos (Julieta habita en los altos.) de Romeo-—: historia añeja. Llovizna moja-que-moja trovador de Alda o Mafalda, nocharniego rima-balda cuyo manteo...

Estancias. Lo que sopló el tifón contra la roca...

Lo que sopló el tifón contra la roca, lo que aventó el simún contra la duna, lo que el viento esparció por la ensenada, no penetró en la bicoca. Ni el odio soterraño. Ni la envidia bajuna, ni la ambición acezante, de embaïdor atuendo, ni el logrero además, al sesgo, sinuöso, penetró en la...

Facecia

Seré no el mar horrísono, tampoco el mar sereno. Dormida laca al pairo frente a la calma chicha. Seré Francisco fáunico ni angelical Sileno. Noche luctuosa o noche que consteló la dicha. Perfil de camafeo ni aplebeyada ficha penal. Ni fino andrógino ni amplio Falsaff obsceno de jerez...

Fantasía cuasi sonata

Preludio Noche, piano de ébano: pulsan tus teclas negras, como garfios, los dedos rígidos de mi pena, Noche, Noche Morena, oh Noche, oh piano en que Beethoven sollozara un airoso dolente si no un adagio sostenuto! Pulsan, punzan mis dedos tu teclado impasible, tu teclado...

Molto lento (II)

Grazna su pávida carcajada romántica, sonámbula, macabra, grazna su pávida carcajada romántica, sonámbula, macabra, mi soledad! Mi soledad: en el silencio, en la penumbra de la alcoba. Grazna su pávida carcajada romántica como en las estepas la loba urla: como en las largas estepas- ...

Nocturno No 3, en fa mayor (Adagietto Catabile)

Por gracia de la noche desolada yace ahora el espíritu en reposo. Como es en balde, no desea nada: definitiva, definitivamente desdeñoso. Por gracia de la noche, que reviste (y, así, nunca), ropajes de negrura, sin esperanza ensueña el alma triste que de nada...

Preludio: Grave quasi quieto (I)

En la alcoba. En el silencio, en la soledad, en lapenumbra de la alcoba propicios al ensueño. En el silencio de la alcoba, grávido de inquietudes, rebosante de tácito dolor, el corazón batía, batía sus alas, la mútilas alas; batía marchas fúnebres en su tambor destemplado -como había dicho ...

Relato de Guillaume de Lorges

Yo, señor, soy acontista. Mi profesión es hacer disparos al aire. Todavía no habré descendido la primera nube. Mas, la delicia está en curvar el arco y en suponer la flecha donde la clava el ojo. Yo, señor, soy acontista. ¡Azores y...

Relato de Hárald el Oscuro

Oh playas verdeantes de algas marinas, sobre las guijas de estridente diamante y flavo cobre. Oh piélagos preñados de la cálida voz de las sirenas. Oh piélagos que nutre denso susurro: —trenos de náufragos a la deriva por sus senos procelosos, y que ya dormirán en las ondas...

Relato de Sergio Stepansky

Juego mi vida, cambio mi vida. De todos modos la llevo perdida... Y la juego o la cambio por el más infantil espejismo, la dono en usufructo, o la regalo... La juego contra uno o contra todos, la juego contra el cero o contra el infinito, la juego en una alcoba, en el ágora, en un garito, en una...

Son. Cuado tango la zampoña...

Cuado tango la zampoña cuando tango el sacabuche, jamás pienso en quien me escuche ni en quien me allane la moña. Y así la zampoña taño, pizzico así la vihuela cantando mi cantinela como trovero de antaño... Yo no pienso en quién me escuche. Yo no pienso en quien me loe...

Sonatina en la bemol (noche morena)

Cantaba. Cantaba. Y nadie oía los sónes que cantaba. Metido por la noche los hilos teje de su cántiga: hilos de bronce que son los hilos ásperos de su tedio; hilos de sangre de su corazón, hilos de laboriosa araña -hilos de seda- que es el ensueño que se arrebuja bajo su melena flava. Metido...

Sonatina. En el espejo he visto el Mar…

En el espejo he visto el Mar, el Mar sordo. La cimera cubríanle nubes grávidas de borrasca, la faz en movimiento delirante bullía con un hervor preñado de mútilos cadáveres cárdenos, a la deriva. Cegaba con telones cinéreos la angustia, propugnando saltar...

Soneto. Era la Poesía como la luz del viento...

Era la Poesía como la luz del viento cuando discurre —sordo—, cuando divaga —ciega—. Símbolo puro del infinito dentro del momento y de lo efímero que dura y perdura y que se vá y que nunca llega. Era la Poesía como campo reseco tras la siega como el océano después...

Tergiversaciones

Porque me ven la barba y el pelo y la alta pipa dicen que soy poeta..., cuando no porque iluso suelo rimar en verso de contorno difuso- mi viaje byroniano por las vegas del Zipa..., tal un ventripotente agrómena la jipa a quien por un capricho de su caletre obtuso se le antoja fingirse paraísos... ...