| Ácida luz... |
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Ácida luz partida, ciudad hipócrita donde nada se anuncia duradero sino la mezquindad. ¿Sembrar aquí qué forma y qué semilla? Lento compás del día y de la noche y pulcritud amarga del amanecer. La usura. Manos petrificadas, imágenes, residuos de lo que no puede nunca ... |
| Conviene retirarse... |
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Conviene retirarse tenuemente del espectáculo al que nunca se ha accedido, filtrar debajo de las puertas la forma leve de tu sombra, no asomarse a la Historia con banderas como si la Historia existiese en algún reino, caer del aire, disolverse como si nunca hubieras ... |
| El amor está en lo que tendemos |
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El amor está en lo que tendemos (puentes, palabras). El amor está en todo lo que izamos (risas, banderas). Y en lo que combatimos (noche, vacío) por verdadero amor. El amor está en cuanto levantamos (torres, promesas). En cuanto recogemos y sembramos (hijos, futuro). ... |
| El bosque |
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To a green thought in a green shade. Andrew Marvell El espesor del bosque su verde luz oscura, la voz que llama adónde, el borde, el límite donde comienzan los senderos que a su vez se entrecruzan y se anulan hasta el súbito claro, repentino lugar de un dios que aquí se manifiesta ¿cuál dios? ... |
| El deseo era un punto inmóvil |
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Los cuerpos se quedaban del lado solitario del amor como si uno a otro se negasen sin negar el deseo y en esa negación un nudo más fuerte que ellos mismos indefinidamente los uniera. ¿Qué sabían los ojos y las manos, qué sabía la piel, qué retenía un cuerpo de la respiración del otro, ... |
| El fulgor (I) |
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En lo gris, la tenue convicción del suicidio. El verano tenía la piel húmeda. Se pegaba secreta en los residuos del paladar la sed. Crecieron escondidas las arañas envolviendo la voz en improbables redes. Pálidos caían uno a uno los muñecos abatidos del alba. Acaso tú con lento amor ... |
| El fulgor (XXXV) |
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La aparición del pájaro que vuela y vuelve y que se posa sobre tu pecho y te reduce a grano, a grumo, a gota cereal, el pájaro que vuela dentro de ti, mientras te vas haciendo de sola transparencia, de sola luz, de tu sola materia, cuerpo bebido por el pájaro. |
| El sur como una larga... |
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El sur como una larga, lenta demolición. El naufragio solar de las cornisas bajo la putrefacta sombra del jazmín. Rigor oscuro de la luz. Se desmorona el aire desde el aire que disuelve la piedra en polvo al fin. Sombra de quién, preguntas, en las callejas húmedas de sal. No hay... |
| El temblor |
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La lluvia como una lengua de prensiles musgos parece recorrerme, buscarme la cerviz, bajar, lamer el eje vertical, contar el número de vértebras que me separan de tu cuerpo ausente. Busco ahora despacio con mi lengua la demorada huella de tu lengua hundida en mis salivas. Bebo, ... |
| El vuelo |
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Ahora no tienes, corazón, el vuelo que te llevaba a las más altas cumbres. Lates, reptante, entre las hojas secas del amarillo otoño. Y hasta cuándo en la secreta larva de ti? Volverás a nacer en la mañana, a respirar la frialdad del aire donde hay un pájaro? Lo oyes? Canta arriba, en las cimas, ... |
| La lentitud de la destrucción... |
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La lentitud de la destrucción, sus prolongados hilos húmedos, el odio con retráctiles pupilas amarillas, la corrupción de la memoria y las figuras revestidas de cera muerta en los salones de derrumba cal. Tanteas, tocas, palpas ciegos los residuos de ti. Sombrío cae el año hacia su muerte, ... |
| La mañana |
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La mañana desnuda, el diamante purísimo del día… Vale más despertar. Las caravanas de los mercaderes, los pescados resbalando otra vez hacia el mar. En larguísimos carros, cubiertos de deseos, veo pasar a los pobres de espíritu y a los pobres de palabra... |
| Latitud |
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No quiero más que estar sobre tu cuerpo como lagarto al sol los días de tristeza. Se disuelve en el aire el llanto roto, el pie de las estatuas recupera la hiedra y tu mano me busca por la piel de tu vientre... |
| Materia |
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Convertir la palabra en la materia donde lo que quisiéramos decir no pueda penetrar más allá de lo que la materia nos diría si a ella, como un vientre, delicado aplicásemos, desnudo, blanco vientre, delicado el oído para oír el mar, el indistinto rumor del mar, que más allá de ti, ... |
| Noche primera |
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Empuja el corazón, quiébralo, ciégalo, hasta que nazca en él el poderoso vacío de lo que nunca podrás nombrar. Sé, al menos, su inminencia y quebrantado hueso de su proximidad. Que se haga noche. (Piedra, nocturna piedra sola.) Alza entonces la súplica: que la palabra sea sólo ... |
| Oda a la soledad |
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Ah soledad, Mi vieja y sola compañera, Salud. Escúchame tú ahora Cuando el amor Como por negra magia de la mano izquierda Cayó desde su cielo, Cada vez más radiante, igual que lluvia De pájaros quemados, apaleado hasta el quebranto, y quebrantaron Al fin todos sus huesos, ... |
| Pero no más allá |
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Pero no más allá, no debo herirte, no debo herirte más cuando me acerco con palabras de amor hasta los bordes. Pero no debo herirte... A veces cuando me acerco a ti con tanto amor escondo en lo profundo un áspid, un veneno, un agudo cuchillo que ignoraba y que hiere el amor ... |
| Por debajo del agua |
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Por debajo del agua te busco el pelo, por debajo del agua, pero no llego. Por debajo del agua de tu cintura: tú me llamas arriba para que suba. Para que suba al aire de tu mirada; mi corazón se enciende, luego... |
| Sé tú mi límite |
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Tu cuerpo puede llenar mi vida, como puede tu risa volar el muro opaco de la tristeza. Una sola palabra tuya quiebra la ciega soledad en mil pedazos. Si tú acercas tu boca inagotable hasta la mía, bebo sin cesar la raíz de mi propia existencia. Pero tú ignoras cuánto la cercanía de tu cuerpo ... |
| Serán ceniza... |
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Cruzo un desierto y su secreta desolación sin nombre. El corazón tiene la sequedad de la piedra y los estallidos nocturnos de su materia o de su nada. Hay una luz remota, sin embargo, y sé que no estoy solo; aunque después de tanto y tanto no haya ni un solo pensamiento . ... |
| Sólo el amor |
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Cuando el amor es gesto del amor y queda vacío un signo solo. Cuando está el leño en el hogar, mas no la llama viva. Cuando es el rito más que el hombre. Cuando acaso empezamos a repetir palabras que no pueden conjurar lo perdido. Cuando tú y yo estamos frente a frente ... |
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