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LEOPOLDO DE LUIS


listado de poemas

 
Ayer me fusilaron

Ayer me fusilaron. Sé que todo seguirá igual. No habrá concentraciones. Desfilarán oscuros batallones sobre la hierba, el hielo, el polvo, el lodo. Ayer me fusilaron. Ya no escribo. Mi madre llorará. Mi padre, apenas pensará que fue augurio de estas penas y ambos en sueños...

Cumpleaños

Un año es como un torpe dromedario y abrimos sobre él otro desierto. Hemos venido en un camello muerto sobre el que cabalgamos a diario. ¿Será cada año otra cabalgadura? ¿Cumplir años será algo más que un reto o será ir descubriendo ese secreto que nos espera ...

El espejo

Con los ojos vendados nos miramos cada día delante de un espejo para ser sólo imágenes nuestras que no veremos. Desfilamos, retratos fidelísimos, copias exactas, calcos o reflejos, resbalamos por aguas espejeantes como narcisos ciegos. Debo de ser la sombra, los perfiles, ...

El mueble viejo

Al carpintero hoy he suplantado y estoy manipulando la madera. Los clavos vienen, el martillo espera y un viejo mueble llora desclavado. (Nadie recuerda aquel árbol herido que de su corazón sacó esta tabla, todavía en silencio ésta nos habla envuelta de la sierra en el silbido). ¿Lograré yo un objeto ...

Es como levantarte con los ojos

Es como levantarte con los ojos, con las húmedas alas de los ojos, al imborrable cielo del recuerdo. Pasan nubes oscuras, tristes pájaros. Lentamente tu nombre al fin se queda solo, desnudo, inmóvil, imposible, como estrella varada. Y nombrarte es dolor. Reconocerte después . ...

La asamblea

Como en una asamblea nos hallamos. No sabemos quién es el que nos llama. Una luz o una lengua se derrama sobre la mesa. Todos nos miramos. ¿Quién nos reúne? ¿Cuál es el motivo? La razón del encuentro nadie explica. Tampoco nadie habla ni replica. Es el silencio un animal cautivo. ...

La extraña amiga

Cuando tú llegues no estaré yo, amiga extraña, no veré tus ojos tristes. Nunca podré, contra lo que se diga, levantar el tapiz con que te vistes. Sé bien, amiga, que eres sólo invento de quienes siempre temen a tu nada. Voy a creerme una vez más el cuento de que eres una oscura ...

La muerte

Yo no puedo vivir mi muerteWittgenstein Nadie puede vivir su propia muerte. No es la muerte un afán ni una experiencia. Morir no es más que un vaso que se vierte, un motor que ha perdido su eficiencia. Sé que llevo en los brazos a la nada y de mirarla a ella me parezco. Un poco se refleja ...

La pareja

Tenerte cerca. Hablarte. Y besarte en silencio. Y sentir el contacto caliente de tu cuerpo. Sentir que vives, trémula, aquí, contra mi pecho. Que mis brazos abarcan tus límites perfectos. Que tu piel electriza las yemas de mis dedos. Que la vida se ahoga en el hilo de un beso. ...

La repercusión

En las costas australes ha sonado un pequeño estampido. El hielo rompe sus estatuas y corre un breve arroyo de agua o sangre en la noche. Yo lo siento porque mi cuarto un poco se ha inundado. En las alturas de Asia muere un pájaro contra la libertad del horizonte herido...

La ropa en la ventana

Como falsos ahorcados en el aire sus cuerpos vacilantes y vacíos, desnudos de nosotros, brazos, piernas, cinturas, pechos, cuellos, suspendidos. Pasa la luz de enero entre los blancos fantasmas con su frío. Deshabitadas formas desvividas, huecos humanos ateridos. Esa silueta ...

La silla vacía

Una silla vacía hay en la sala. No sé bien para quién. Está vacía. Desde luego sí sé que no es la mía: mi silla, más modesta, no la iguala. ¿Por qué estará vacía? Nadie viene a ocupar esta silla. ¿A quién espera? Todos sentados ya, y alguien de fuera...

La vuelta

Soy tu hijo. Tu hermano. No es posible. Sin duda que hay aquí un mal entendido ¿Soy el que quise ser o éste que he sido? La casa es familiar ciclo increíble. -Yo soy tu hijo, madre; soy el niño de ayer. -Hermana, soy tu hermano. Aún me cogéis -recuerdo- de la mano por el jardín remoto ...

Los nombres de las cosas

Si decimos madera, se oye el viento poniendo entre los árboles su música, como cuando al nombrar el pan nos llega un vaho caliente de la mies madura y al decir vino es un otoño claro lo que nos toca con su mansa lluvia. En el ala del nombre cada cosa trae el olor ...

Me espera

Aquí, en la habitación, sobre la cama, me está esperando un muerto que aún respira. Mira, como mirar, ya no me mira. Mirar, como llamar, sí que me llama. La luz apenas roza su figura como un pájaro breve que si vuela es sólo porque pone aire en la tela que le cubre de frío y de blancura. ...

Otra vez

Vamos a repetir la misma escena. Tú y yo. Nos aprendimos los papeles. Miles y miles antes lo dijeron. Pero la vieja historia nunca muere. Nos vimos... ¿Qué mas da? Viejo escenario donde el telón de fondo se sucede en tanto que el guión en rotas páginas reproduce sus frases indelebles. . ...

Un árbol en la mesa

Tuve una vieja mesa de madera a la que le creció un árbol extraño. Ya no pude escribir sobre su tabla, pero a su sombra imaginé poemas como pequeñas nubes por la copa de aquel árbol frondoso que no cupo al fin entre los muros de mi casa. Algo mutilé por dentro cuando debí cortar el tronco...

Una mujer en la escalera

Escalón a escalón, una cansada mujer asciende como si del centro de la tierra subiera. De allá adentro honda sombra retiene en la mirada Implacable le impone la escalera su destino de tramos sucesivos. Muertos ahora parecen los que vivos deseos fueron de la primavera ...