| Astro muerto |
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La luna, anoche, como en otro tiempo, como una nueva amada me encontró; también anoche, como en otro tiempo, cantaba el ruiseñor. Si como en otro tiempo, hasta la luna hablábame de amor, ¿por qué la luna, anoche, no alumbraba ... |
| El silencio de unos ojos |
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Qué me dicen tus dulces ojos negros, tan cargados de sombras, ¡oh, adorada! que en la noche me basta su recuerdo para llenar mi corazón de lágrimas. Qué me dicen tus dulces ojos negros, en su silencio lleno de palabras tan leves, que el oído nunca advierte cuando se adentran ... |
| En tierra de Quisqueya |
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Gloriosos argonautas que en el 9 de Julio desplegáis a los vientos un blanco pabellón, cuando en el lar nativo pregunten vuestras damas cómo son en Quisqueya campos y cielo y sol, Responded que los campos son montes de esmeralda y se oye en cada rama un pájaro cantor; que mil variadas ... |
| Era una tarde |
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¡Oh, mi amada! ¿te acuerdas? Esa tarde tenía el cielo una sonrisa azul, vestía de esmeralda la campiña y más linda que el sol estabas tú. Llegamos a las márgenes de un lago. ¡Eran sus aguas transparente azul! En el lago una barca se mecía, blanca, ligera y grácil como tú. Entramos en la barca, ... |
| Gólgota rosa |
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Del cuello de la amada pende un Cristo, joyel en oro de un buril genial, y parece este Cristo en su agonía dichoso de la vida al expirar. Tienen sus dulces ojos moribundos Tal expresión de gozo mundanal, Que a veces pienso si el genial artista Diole a su Cristo alma de don Juan. ... |
| Plenilunio |
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Por la verde alameda, silenciosos, íbamos ella y yo la luna tras los montes ascendía, en la fronda cantaba el ruiseñor. Y le dije... No sé lo que le dijo mi temblorosa voz... En el éter detúvose la luna, interrumpió su canto el ruiseñor, y la amada gentil, turbada y muda, al cielo interrogó. ... |
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