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JORGE MERETTA


listado de poemas

 
A veces los muertos...

A veces los muertos se confunden de calle, se equivocan de casa, de puerta, desordenan el cuarto, los libros, los retratos, para que un viento sople cada vez que dormimos las cenizas...

Aquí no esperaré a nadie...

Aquí no esperaré a nadie ni siquiera por mí porque ya estuve. Ni por ti que estás llegando para que no haya un adiós o lamentar escondites...

El otro Narciso

Creíste hallarte en un espejo hundido por allí estaba a oscuras un dorad azogue de un cristal frío buscado sin cuerpo en otro cuerpo repetido. Si al alejarte siempre le has quitado el otro yo de ti al desconocido por regresar serás el despedido doble de él que nunca...

Los amantes se encuentran

La noche se repliega los espejos se evaporan los cuerpos extienden sus fronteras gemelas para encontrarse en la gran confusión del sueño. Nadie daría...

Mi perro ha muerto

Mi perro ha muerto en el jardín y por su lengua se desombra a otro amanecer. Cuando se muere un perro el silencio es humo de un tren de aullidos que descarrilan en la tierra y lo que sigue es frío para temblar con él desocupado de piel, descobijado de casa. Oigo a los muertos...

Morirme de otra vida...

Morirme de otra vida, de otra piel, ajena al cuerpo que vivo y volver a desollarme en un traspié de fruto. Borrar lo dicho, entrar en el vacío de un silencio prestado, ajeno a todo lo dicho a lo borroso de haberlo...

Palomas

Convenzo a un traje negro por el deudo dispongo un crucifijo a los testigos para la cremación de todas las palomas cada mañana cuando el párroco enloquece con su cuerda...

También debería nombrarte...

También debería nombrarte con un paso tardío como en aquel patio perdido a la deriva por tu piel: sólo allí, como ayer, sigues desnuda: brillan tus hombros, arde tu cintura. Sí, debería llamarte otra vez o dejaría un hueco vacío para siempre, un desamparo sin consuelo y unos claros...

Una mano dice adiós

Una mano inclinada levemente al vacío compuesta de breves huesos suicidas el instante mismo anticipándose al caer en un gesto de vaciarse. Un vacío con la forma de una mano levemente ordenada depuesta por suicidas instantes disipándose que caen. Una mano cayéndose...

Velorio

Hemos dejado al muerto último en la fila de un invierno. Llueve y tiene suerte: un muerto nada tiene que perder en el velorio...