| Bizedi |
|
El otro día, Cintia, me decías que siempre me quedaba en la puerta, que no daba el paso «decisivo» decías, del que ya no hay retorno, y que era cobardía ante la vida, que me estaba perdiendo no sé qué. Seguramente es cierto que me pierdo «eso», pero no tengo duda, te aseguro... |
| De un libro muy amado |
|
A dónde se fue John Silver? ¿Habrá muerto? Quizá, por los años pasados. O debe ser muy viejo. No, no era John, hombre para esperar la muerte lentamente. En todos estos años ¿qué habrá hecho, qué aventuras habrán llevado... |
| Marina |
|
Sólo dos cosas, Filis, yo quisiera decirte, hacer que aniden en tu desvergonzado corazón: Es la primera un consejo de Ovidio, cuando escribe: Si a una de vosotras Venus negó sensual naturaleza, fingid. Supongo que ahora no lo entiendes. Pero hazme caso. Confía... |
| Nubes doradas |
|
Qué importa ya mi vida. Cada vez que levanté mi casa, la destruía. A cualquier país que llego no amo otro momento que aquel de divisarlo. Nunca pude decir dos veces bien venida a la misma mujer. Respetarse uno mismo. Pensar. Veo crecer... |
| Piedra del sueño |
|
En el oro más fino cincelado. Cuántas veces dedos anhelantes lo habrán apartado para que una melena oliendo a mujer cayese abandonada sobre unos hombros mórbidos. Ahora, muerto en esta vitrina, parece reírse de nosotros, reprocharnos que... |
| Zebech |
|
Ese relamerse, esos labios brillantes de saliva, ese mohín entre infantil y disoluto, esos ojos burlones que cruzan como un rayo el universo de plástico del aeropuerto... Su amiga, sin embargo, aún siendo hermosa, acaso más hermosa, no excita. Y es que no es la belleza... |
|