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CÉ MENDIZÁBAL


listado de poemas

 
Abstracta

abstracta en la condición única de tu presencia ronca cuando caen uno a uno los rumores sobre el sopor líquido de la pena dirimiendo la vigencia de una piel armada con el óxido destilado por las memorias piel que ha dejado de ser piel manos que ya no son tales verbos...

Alhambra

Estoy atrapado entre tus paredes. Un desgastado anillo de oro y su perdida piedra recuerdan mi misión pero no mi nombre. En un rosario de farolillos rojos, aposentos fríos y hembras belicosas intenté distintas denominaciones, a fin de engañar, a fin de creerme. Ahora estoy encerrado en ti, ...

Aparecida

De la tumba, donde te ha diseminado la venganza, vuelves plena de la forma que tanta desdicha provoca. Tu cuerpo, que pulía despacio los asombros, es de nuevo nido de la mirada y ahora que tan pronto te esfumas entre las sombras, adhiriéndote falsa a brumas aún felices y sin mancha, ...

Cartas a Rafo

Sentado en el centro del jardín, ante la mesa, el periódico entreabierto, aguardo a que el tibio disco de oro culmine su paseo. Dentro de la casa, dos sombras son toda mi compañía: una finge conversar animadamente por teléfono, mientras la otra cree estar sumergida en las imágenes ...

Cincuenta y tres vistas de Tokaido

Una demorada marcha de ocres oxida la mañana hacia el fondo de la página. Aire cortado en vano, olores alborotados aquí brisa que arrastra humos grises allá, sobre la ciudad de las dulces hablas. Por la ventana se cuelan las idolatrías: el tam-tam de los guerreros águila, el aroma...

Delirio

Devuélveme mi cuerpo la nunca vista nada en que te envuelves nunca estás más viva que cuando en ti me hundo cenicientos volantines de la tarde que se hace tarde la negra hiedra que se va grabando...

El ondulado fuego

Quería perseguir el ondulado fuego del deseo en tu piel Esculpir en el alba el tallo de cada respiración agitar pliegues y explanadas con la carga de desparejas infanterías articular el nombre secreto de los instantes ser animal de presa para el que no hay mas recompensa que hundir los dientes ...

En el reverso de tu balcón

Sonríe Tras los vidrios desdibujados Sostén la vieja casa Tres o cuatro de la tarde, Eso lo dicto yo Tú decreta lo que guardas En el reverso de tu balcón El deseo arrebujado Urdiendo sus indómitos arabescos Inventándose una memoria Espejo ciego Que no niega...

Junto al mar

Donde vivo, querido Gilmar, el rumor marino y la abultada hierba acompañan todo el año. Las mujeres visten ropas tenues y balancean el cuerpo para recordarnos aquello que sobradamente quisiéramos olvidar. Los niños juegan, los animales (esos de que hablabas) miran absortos. ...

La espera

En el patio, su padre silba y aguarda mientras sus dedos persiguen un tornillo al interior de una quejumbrosa lata. El rito del envejecido perro es alargar el hocico a los cuatro puntos cardinales todos los minutos, todos los días. En las habitaciones se ha detenido la geometría. ...

La plaza

Mientras cruzo la plaza, la noche queda estática. De aquí y de allá viejas risas salen al encuentro como animales conocidos y fieles. Un puñado de sombras persigue alegre una pelota que rebota lenta e incansable hasta perderse en lo hondo. La memoria se abre en un abanico: ...

Manhattan dream

Al sumergirse en el oeste, por el dormido oleaje de las nubes, la encendida moneda que cae entre las agujas y las azoteas dirá si es cara o sol. Desde aquí, mi ventana intenta convencerme de que todos los reinos son míos: el cielo de mármol, las enervadas construcciones, la multitud. ...

Nombras

El lenguaje del polvo al retornar a las superficies, tras los delirios del vuelo El baile de la luz al quebrarse en la enjaulada caligrafía de la arboleda En un rincón minúsculo del cuarto tinieblas y resplandores juegan y se persiguen hasta engendrar la noche y el día con su rosario de amaneceres ...

Oxes

Dolmenita, pilares, zigurat, furor, maniobra, juego, posición, menhir, gemido, uña, cráter, agitación, percepción, percatación, sentidos que se abren, dedos, alambique, el alambique de los dedos mientras al sur el arilo enfrenta al argonauta. Poema seleccionado por el ...

Pacífico

Clavaron un pie en lo hondo y no se irán. Han aceptado labrarse en bosques y ciudades de imágenes perdidas pero no se irán. Estas piedras que miran de frente al mar, que lo oyen más allá de la paciencia convocando su feroz látigo con ciega convicción, han aceptado ser escritas, pero no...

Regreso del agua

La arena del tiempo en el cúmulo de los días. Las sombras que se hacen largas en los rostros. Una bandada de verbos y sus crías se desliza en la helada superficie del cielo. La conversación es un río de palabras que revierten la historia mientras el agua regresa y Heráclito se asombra. ...

Rosa de los vientos

Después que el trolebús hubo pasado, todavía en el aire la fricción de su vieja pero confiada osamenta, la avenida de copiosos árboles convergió en calles de ladrillo y erizado hierro. Ladrillo rojo, hierro negro tantas veces enumerado. A la manera de un calamar profuso de brazos...

Silencio

Y la luz que se dispersa en el aire, en medio de las espirales de la música de los rostros que hablan del cansancio del alcohol y ríen con placer. De los labios que persiguen a su modo las melodías. Los pies ya son parte de un suelo que baila, mientras los sueños ...

Tenochtitlán

En Tenochtitlán los tallos y bulbos brotaban por alrededor, las aguas fluían debajo de los puentes de tronco, rocas y cuerda; el águila visitaba la cámara real no para devorar a la serpiente, para fecundarla. Ahora Tenochtitlán está rodeada de guerreros. ¿Cuántos habrá en la oscuridad ...

Tiwanaku

No digas que no hablas con estas piedras con el silencio desmesurado en la abierta coagulación de los ojos piedras no sólo piedras con las alas abiertas para no cruzar la lacónica potestad del cielo si tu mano está ausente si tu mano cuánto hace que menguó en polvo...

Tras los tabiques

qué feliz se oía todo tras los tabiques tu voz llamando como un ensueño colándose por los tabiques inventándose su espacio cierto las evocaciones que levantan en el corazón el solo del tambor verbo que recoge lo innombrado de otro verbo...

Troya

No estuviste en Troya, Helena; tus pies no conocieron esa tierra. La guerra se inició allí por el fuego de tanto deseo. Más que nadie te amó Homero Para urdir ríos de palabras en el nombre de tu ausencia, para ver la acumulación de las armas donde no había nadie, para ver el tumulto ...

Tú dijiste por dónde

Toda la arena quiere correr no me culpes, viento, por la confusión si tú también dijiste por dónde pero son mis pies los que se complacen en escribir en círculos en Atacama derritiendo con cada paso los soldaditos de plomo el batallón mudo que ama y desanda su guerra...

Una moneda

Parece cierto que a Judas se le cayó una moneda de la bolsa mientras corría en busca de un árbol. La halló un mendigo que comió bien ese día se compró una túnica de segunda mano y llenó de azaleas el templo. Poema seleccionado por el autor

Veracruz

Con el sopor de sus pájaros flotando entre la ilusión y la fetidez, cercado por lo gris de una mañana que no entra ni retrocede, el golfo es un fiero acápite en el corazón de la brújula. Una circular historia de hipnóticos agravios y promesas falsas como las blancas líneas de espuma...