| Adverbios de lugar |
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Aquí es donde estoy yo. Esté donde esté yo siempre estoy aquí donde me ves. esta casa, estas caras, estas cosas cansan, porque aquí cansa aquí hace sed de irse, sed de allí pero allí es el lugar donde jamás podré estar, donde yo soy imposible. Vaya adonde vaya, allá donde yo llegue ... |
| Aléjate de mí |
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Yo soy la puerta de tu habitación. Soy tu espejo y tu armario y la duna de dudas de tu almohada. Soy el incendio que llama cenizas a su futuro, fe a lo que le falta, el miedo a no saber amar, tu sed. Ábreme, entra ... |
| Almendro mío |
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Mi padre plantó un almendro. Y dijo que era mío. Lo vi crecer. Como mi padre a mí. Asistí emocionado a su primera floración. En febrero se atrevió a dar al frío sus flores. No se helaron. Hasta el mes de septiembre en que ya están maduras ... |
| Altrove |
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De qué te sirve, dime, coleccionar milagros y nombres de mujeres, de lugares e idiomas distintos, para hacer y nombrar siempre lo mismo? ¿De qué te sirve, ave infeliz, saber renacer cada vez de las cenizas de los incendios que provocas y huyes? ¿Adónde quieres, dime, ir a parar? ¿O lo... |
| Ángel de la nostalgia |
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Ángel de la guarda, dulce compañía, no me desampares ni de noche ni de día. Después de tantos siglos de íntima amistad, de ser como uña y carne, como alma y cuerpo, como aliento y voz, tener que ver ahora que no tenemos anda que decirnos. Tú me guardabas, dulce compañía, no me desamparabas ... |
| Ángel leproso |
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Sin más fe que el latido de la sangre ni más tesoro que buscar sin pausa inventamos la sed para poder saciarla en cuerpos y peligros, pero nunca. (Se diría que ya no me conoces) Cuando la luna lee el manuscrito lleno de errores que llamo nosotros nos quedamos dormidos ... |
| Animal de amor |
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Como animal de amor jadeo tras de ti, huelo tus huellas, les pregunto a los ciegos si te han visto, a los mudos les digo que me digan de ti. Abrazo el aire, beso el cielo, canto con voz descalza rumbos que me lleven a ti, que a mí te traigan. Pierdo... |
| Ascua |
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a Giancarlo, mi hermano italiano, y a Lorenzo. Un hombre que es un ascua más que un hombre ve nevar, se enamora de la palabra nieve, coge su abrigo negro con forro de faisanes, un sombrero prestado, una bufanda y se echa así a la calle como buscando ayuda, pausa, perdón, alivio, ... |
| Billete de ida o vuelta |
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Al nacido en aldea lo cría el horizonte y se lo lleva un tren cualquiera cualquier tarde. Su sencillo equipaje es una certidumbre: que la vida está lejos. Pasa su adolescencia mirando mapas, nubes, gimiendo geografías, arrodillado ante la diosa Irse. Hasta que un día dado toma un tren y se va ... |
| Cada día el cadáver |
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Yo albergué un día en mi voz a huéspedes sublimes: convidados de miel, reyes en ruinas, madres antiguas, caracolas, toros. No sé por qué se han ido y me han dejado solo, contemplando cada día el cadáver... |
| Calle de la estrella |
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Convertiré mi aldea en santuario donde el anciano que seré dirá sus últimas palabras que éstas sueñan entre bardas, garberas, olmos secos, eras que ya no son, pozos, encinas, en la soledad blanca de sus calles donde el niño que soy me está aguardando. Los años luz ... |
| Calor de mis cenizas |
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¿Y te acercas a mí sólo para decirme que me ves apagado? Sí, si estar apagado significa estar solo sin nadie que remueva mis cenizas y encuentro bajo ellas las ascuas que me queman pero ya no calientan ni consuelan ni pueden apagarse. ¿Acaso tienes frío y te acercas a mí ... |
| Camellos |
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Qué Sahara tendré que atravesar que sueño cada noche con camellos? Camellos de rey mago paciendo en el pasillo de mi primera casa, camellos beduinos y camellos enanos de Tozeur llenando las estancias de la casa paterna. Camellos al galope atravesando ríos con su caudal de arena... |
| Cerezo amenazado |
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Soy un árbol exhausto, un cerezo al que podan cada día, un niño con demasiados deberes y demasiada ganas de no hacerlos, un cansancio que me ha ungido los párpados con el aceite de la decepción. Soy un árbol talado, el mirlo que hasta ayer anidó en él y la nube que pasa indiferente. ... |
| Confesión del fugitivo |
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Sólo soy feliz yéndome. No entre cuatro paredes, con sus sendas espadas, sino entre aquí y allí, una casa y otra, ajenas ambas preferiblemente. No puedo ya, ni quiero, estarme quieto. Ni ahora ni después. Ni aquí ni allí. En todo caso ahí, donde estás tú, seas quién seas tú, ponme tu nombre ... |
| Coro de hijos pródigos |
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nos patriam fugimus Virgilio Somos los que nos fuimos. Somos los que no estamos. Los que no estaban cuando ocurrió ni se enteraron de que había ocurrido. Somos los condenados a volver por nuestra propia ida. Nuestros padres no permitieron nunca que nos fuéramos ... |
| Coro de madres en Roma |
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Nosotras todas éramos piedades con los hijos adultos en los brazos y los ojos velados por la pena. Llegaron de repente los turistas, sus fotos eran flechas, se clavaban en nuestros vientres viudos donde un día mugió un toro de tierra, rugió el mar. El cielo era un dolor de rosas secas, ... |
| Cultivo ortigas |
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La noche sin deseo es la gota de mercurio sobre la calavera del amante. Sólo sé lo que quiero si me pierdo. Amo mi perdición. Cultivo ortigas. El corazón es ave que no olvida. Huidiza, rapaz, es muy difícil cazarla o comprenderla. La noche sin deseo, sin embargo, es mano de mercurio... |
| Días sin dioses |
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Dije adiós y perdí los dioses lares de aquella casa con olor a tierra, de aquella aldea breve como un presentimiento, con su humo de cepas, su humedad de sábana en los huesos, su horizontes, su fábrica de paz. Las era y los olmos, las lumbres apagadas, las venas blancas ... |
| Dicen que la distancia |
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Es grave ser adulto, amiga mía, tener que comprender lo que se odia, tener que no escupirle, convivir, ser sensato, sentir que la saliva te pide explicaciones y ternura. Es triste cada día ver que nadie quiere llamar las cosas por su nombre (aunque, ¿quién sabe... |
| Dos islas |
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No hago vida de mí. Cuando estoy solo no hago vida de mí. Te necesito a cada instante, siempre, incluso cuando no sé quién eres tú ni dónde estás ni qué quieres de mí. Cuando estoy solo siento que estoy en mala compañía. No sé hacer vida de mi soledad. Pero no sé tampoco no estar solo. ... |
| Edipo precavido |
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Llevo siempre esta espada de juguete, porque nunca se sabe, y una pistola de agua por si acaso. Voy siempre preparado no vaya a ser que, así, en cualquier momento, siempre el menos pensado, me asalte la niñez y me desarme, me pida ... |
| El cielo de los charcos |
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Hay que buscar los pasos que daremos y destrozar el cielo de los charcos. El azul de otra voz, el puro aire, la perla de un dolor bien padecido y la luz animal de la alegría. Hay que buscar la vida que nos busca, el destrozado cielo de los charcos. ... |
| El ciprés y la palmera |
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Y el delicado abrazo de la hiedra cuyo deseo ha declarado suyo al tronco que le sirve para sus arabescos y ascensiones, para su exhibición de aciaga gracia, acaba ahogando al árbol elegido, sorbiéndole la savia. Es modelo de unión y de firmeza esa fidelidad con que lo asfixia, ... |
| El día más corto del año |
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Un hombre poda solo su viña que es su vida, el páramo en su paz, la tarde tersa, las colinas, las nubes de ceniza cernida, la tierra que recuerda hierba de ayer, ovejas que parecen piedras de cal caídas del cielo para enjalbegar la casa como si hubiesen de volver las fiestas. Un hombre ... |
| El lugar del corazón |
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Yo tengo en el lugar del corazón, donde dicen que nacen las pasiones, un puñado de arena. De arena del Sahara algunos días. De arena de una playa podrida de turistas. O de arena mentida, movediza, de arena que no es más que su nombre, de arena sólo escrita e infeliz. Yo tengo en el lugar ... |
| El olor de la lumbre |
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Esta tierra, esta aldea y esta casa son más poesía que cualquier poema que yo haya deseado concebir: los olivos, la cabra, el tonel viejo, las eras, los sarmientos, las garberas, el gallo loco que sigue anunciando el alba a mediodía, las almendras, este olor como a humo de pobreza, ... |
| Elijo pródigo |
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Entre huir y volver, o mejor dicho: entre seguir huyendo o buscar la derrota al retorno en el mar de mi mano que sujeta una espada, elijo pródigo los espejismos de mi sed y muero de amor ... |
| Ensalada de zapatos |
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Pedías ensalada de zapatos, ensalada de pasos que pasaron, de sendas que hicieron más sabrosas las suelas que en el sueño comías a mi lado. En el plato encontrabas medio zapato entero, la parte de delante, la de los dedos. Era la parte más sabrosa. Comías tus zapatos... |
| Fervor y duda |
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Todo lo dado a luz, todo lo alzado a llama, lo que crece de la tierra y se eleva hacia el cielo –sea humo, árbol, canción, mirada o criatura- tiene algo de plegaria. Yo fui la de mi madre. ¿Qué le piso pedir ... |
| Gota a gota |
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Una herida gotea día y noche, pertinaz, como un grifo que no cierra dentro de mí, en mi huida, horada el mármol de la paciencia, llena la bañera de llanto de los ríos donde el agua pasada ya no mueve molinos ni pasiones sino musgo, pereza, se desborda, inunda lo mejor de mí, ... |
| He visto hombres |
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He visto hombres caídos convertirse en arenas movedizas. He visto hombres ahogados en el vaso de agua podrida, que podría, cuando aún estaba limpia, haber lavado su voz y saciado su sed. He visto hombres leonados como buitres necesitar carroña cada día. Eran tipos amables, educados. ... |
| Hijo de entonces |
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Madre, ¿por qué no me has abandonado? ¿por qué sigue cuidándome tu sombra? ¿por qué sigue acusándome tu amor? Hice, ya sabes, todo lo que pude para que tú sufrieras más por mí. Durante tantos años, tantos siglos, alguien meaba culpa cada noche para que cada día te quejaras, ... |
| Huérfano pródigo |
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Si una tarde de mayo un viajero extraviado (si no, no se explica) llegara a mi aldea y escuchara gritar a los niños que ya no hay cogiendo albaricoques enverados, trepados a los árboles que la barbarie ibérica taló un mal día para que cayéramos de la infancia en la cuenta, en la cuenta ... |
| Humillada miel |
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a mi padre, que cantaba con las manos llenas de miel y rodeado de una nube de abejas en Santa Cruz de Moya. A la miel de desastre y de milagro cortada del panal de nuestra pena acude, enjambre, un hambre de poesía que construye sus íntimas colmenas y las coloca en una aldea ... |
| Instrucciones para cruzar el desierto |
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Para cruzar este íntimo desierto hace falta coraje, tiempo, ganas de no perder la vida preparando un viaje que jamás emprenderemos, un camello leal, un compañero lo mismo, un mapa vano, un turbante, una brújula, diez cajas de bombones (recuerdo de Occidente) y una chilaba azul...¿qué más? ... |
| Jonás inventa Nínive |
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Imagino la nieve, la ira sobre Nínive, la alegría oceánica de Tarsis adonde nunca iré, nunca tendré un lugar en el mundo sino este oscuro vientre donde late el mar como una culpa, el tiempo en tempestad, mi corazón que sueña con nacer, con ser dado a otra luz en otra vida. Yo di la mía ... |
| La espada de Edipo |
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Mi madre un día me compró una espada para que yo pudiera defenderme en vano de su amor. Blandía al aire mi futuro, luchaba ya sin mundo, y me batía en duelo contra mí. Mi padre me ayudó en tan impar lucha. Me compró un rifle. Disparaba al aire ... |
| La razón del rocío |
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Yo fui como las hierbas pero no me arrancaron. Como un ciego caí y en mi tropiezo fundé mi iglesia, el modo de mi sed. Ahora miro la lluvia que llora ayer lamiendo los cristales y el paisaje de nadie de esta aldea. Delicadas y tácitas miserias de quien sueña, al callar, una extensa ... |
| Lágrimas de resina |
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La copa bien colmada de cielo, bien cegada de luz, bien coronada. Las raíces hundidas en la tierra como manos pidiéndole humedades a la lluvia de ayer. Y alrededor el aire, la vida entera, todo lo que no se comprende. Y entre la luz del cielo de la copa y la noche sin luz ... |
| Lázaro en su cueva |
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Soy poeta rupestre y fruto tuyo. Soy la piedra de mí, mi propia estatua antes de ser tallada, el corazón de mármol anterior a la cantera del canto. Acuérdate que la palabra canto significa piedra y canción, orilla y alabanza. Soy poeta rupestre y Roma es mi caverna llena de ruinas, de restos ... |
| Lázaro no nacido (I) |
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I Ahora sé que se puede morir de madre sin salir de ella. Vivir viendo las nubes pasar por la ventana velada de tus ojos, madre, he vuelto cada vez que tu voz me lo ha pedido -tu voz en mí, se entiende, tu voz mía- a tus brazos tendidos hacia mí que soy nadie. Vuelvo a una casa donde no he vivido. ... |
| Lázaro no nacido (II) |
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Yo soy aquél que no se fue de casa, que se quedó a morir, a marchitarse en el hogar materno, en el regazo de su miedo a vivir, y nunca supo a qué sabe la vida estando lejos. Niño que no creció, pájaro enfermo que no abandonó el nido y decidió quedarse sin su vida, en el lugar del hijo, ... |
| Lázaro pide ayuda |
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Hablo y no tengo voz. Callo y escucho cómo se acerca nadie hasta mi sepultura. Soy el fuego en que ardo, odio el silencio, y ya no aguanto más esta manera de no vivir.Mi cuerpo es una lumbre que no quiere apagarse. Mi cuerpo es mi alma dura, es mi memoria envuelta en el sudario ... |
| Lázaro se niega a resucitar |
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Un día oí unas voces que venían de afuera. Por fin voces de afuera, pensé, voces de otros que llevan la luz dentro y que la dicen, que me llegan del aire y no de mí. Voces que al acercarse eran susurros. Pasos que se pararon delante de mi puerta. Alguien dijo: Aquí yace, como ... |
| Letanía del gaviero |
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Mis ojos sin destino ni lágrimas ni ley piden al horizonte patria para una pausa, piedad firme, mis ojos color tierra que más que ver dibujan, mis ojos que aprendieron la ceguera para sobrevivir, mis ojos huérfanos como recién salvados de las aguas que miran, mis ojos que podrían y lo saben apagarse ... |
| Luz de luto |
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Una aldea varada, suspendida entre un pasado que todos desprecian, que sólo la memoria compasiva salva, y un porvenir que no lo es, que no está por venir, que no será. Una aldea cuyo futuro fue. Como ella ... |
| Madre agua |
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Madre agua, tu voz que es mar y lágrima, madre manos que amasan mi destino, madre que me dio a luz y me da pena, madre alma y aldea, madre mía, madre maná de idioma, madre mies que ayer fue miga y hoy rastrojo ardido, lumbre siempre encendida, humo en mi alma, ... |
| Mayo |
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Mayo, mes que maduras el amor, las cerezas, las espigas. Mayo, mal mes que llevas en tu vientre de luz nuestra ceguera, en tus trigales tiernos y remotos nuestra niñez tumbada viendo pasar las nubes y los años. Y en tus manos de madre nuestro miedo al amor. Mayo, mes ... |
| Meciendo el mar |
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Aquí en mi mecedora hablando en soledad con el que fui escribo lentamente cualquier cosa, escucho cualquier disco y miro mis zapatos rotos de caminar hacia ninguna parte. Nadie llama a la puerta. Me levanto y me lavo las manos otra vez, síndrome de Pilatos, de qué crimen estoy ... |
| Modos y tiempos verbales |
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Soy, he sido y seré el que podría irse si quisiera pero acaba quedándose. Es cierto que me he ido de demasiados sitios, que fui más fugitivo que feliz, que de todo con todo me fui yendo. Ahora soy, sigo siendo, el que podría irse si quisiera pero ya no se va, ya ha decidido, sin... |
| Muelle de la reina |
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Con sus pechos de pájaro que sembraban de estelas el océano y le robaban rumbos a la sed, sed a las aguas salían de los sueños a la pesa, buscaban la vida en los abismos azules y no hallaron un allí al que llegar, sino hondas islas, cofres de riesgo, tiburones tristes. Con sus pechos de pájaro ... |
| Necesito heridas |
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Yo necesito heridas para ser quien soy, flechas y fechas que se claven en mí, dolor sin causa para poder quejarme de mi destino, pena pretendida, martirio amado, sed de sangre, gozo de morir a mis manos enemigas que me desean muerto para amarme y desde mí me atacan ... |
| No hubo nada |
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(en el funeral de mi tío Juan) Hubo nubes y viento y un sol que no sabía qué hormigas eran ésas camino de los pozos, qué alimento llevaban a la tierra sobre sus hombros, quién se había ido. Hubo nubes y lágrimas y el hueco que se queda en el pecho de aquellos ... |
| Nublao |
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En la aldea de mi alma a solas con la lluvia Carlos Edmundo de Ory Sobre la sed antigua de esta tierra el cielo va esparciendo sus semillas de agua, su trigo transparente, su uva, su pasado. El cielo que nos cuida y nos castiga sin causa ni criterio conocidos hoy llora como ... |
| Nunca más |
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A la luz de los álamos acude un cuervo y canta. La vida es amarilla, ajena y arde. Sus alas son de lluvia que no llega. Yo sueño que mi voz es un pastor que vio nacer a todas las ovejas, conoce de memoria sus nombres y sus miedos, el cielo y sus anuncios y amenazas. Se sienta en una piedra ... |
| Palmeras |
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Nacemos de la sed. Somos palmeras que van creciendo a fuerza de perder sus ramas. Y sus troncos son heridas, cicatrices que el viento y la luz cierran, cuando el tiempo, el que hace y el que pasa, ocupa el corazón y lo hace nido de pérdidas, erige en él su templo, su áspera columna. ... |
| Pasión |
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Cuando las golondrinas enloquecen y rondan mi corona de ceniza, el olor de la lluvia o la voz que he perdido, ¿qué palabra hallarán? ¿qué espina buscan? De: La latitud de los caballos III Premio de Poesía |
| Poema que es otro |
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Me equivoqué de vida y la que llevo está escrita por nadie en una lengua que yo no comprendo. Cierro el libro y los ojos. No quiero ver la luz de lo negado. Como quien se equivoca de tren en otro libro me he equivocado de vida y no sé adonde me lleva esta sucesión... |
| Prefiero persona |
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A mí, antes de nacer, me propusieron si quería ser pez, palmera, lagartija. Y dudé mucho antes de decidir, de decir no, prefiero ser persona. A pesar de los pesares prefiero ser persona. No por el pensamiento o la poesía sino por el sabor de las cerezas y por ti, amore... |
| Rambla de los moros |
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a Fernando Montes Bajo el amparo antiguo de una encina, a su sombra que es luz, paz y memoria, miro las mariposas indecisas, el sueño raudo de una golondrina que vuela y es la primavera vez. (pienso en mi privilegio de pensar y me parece pero, caída, perversión) ... |
| Raza de islas |
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Y tomados por barcos somos islas. Desiertas, intrincadas, ¿qué tesoros podemos ofrecer a quien no llega? Nuestra costa es difícil. Nuestro faro de voz en vez de luz asusta más que atrae y ningún marinero perdido en cualquier noche llegará a nuestras playas donde aún duelen las huellas... |
| Reposo del fugitivo |
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Yo que me fui de todos los lugares y no llegué a ninguno. Yo que olvidé los nombres y los rostros de quién amé, quién soy, hoy he llegado, cansado de mi, a ti. Yo que huí de la vida y de la huída y no salí jamás de la cárcel que soy, empiezo ahora a construir mi nido en nosotros, ... |
| Rosario |
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Ahora y en la hora me queda de una vida que ya no llamo mía el olor de una vela que acaba de apagarse, humo sin llama ya que huele a templo sin fieles, a rosarios, a Virgen enjaulada rogando por nosotros, pecadores, como un jilguero santo, disecado, que va de casa en casa, de mano en mano, ... |
| Sábanas heredadas |
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La más íntima herida es heredada. El dónde, el cómo, el cuándo, la muerte, el nacimiento, lengua, familia, dios, época, amor: lo decisivo de lo que nos pasa, y los que somos, no es algo deseado ni elegido. Y pasamos la vida, sin embargo o por eso, creyendo que el deseo es nuestro dios... |
| Safari mental |
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Armado de más miedo que valor me fui, en un mes de agosto, de safari mental. Cacé tigres que eran necesidades, trepé jirafas, admiré gacelas, avisté mi final, malherí un ñu, les pregunté por ti a los elefantes. Alguien me había dicho que la dicha era feroz, felina. Fui a buscarla. ... |
| Sísifo |
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Es triste que el destino de un hombre sea Sísifo, que hayamos de llevar sobre los hombros la misma piedra siempre, que parece ya nuestro pensamiento, y tropecemos en ella tantas veces como vidas quisiéramos tener y sin embargo. Es triste trepar riscos cargados de razón y dejarla caer... |
| Sólo un soplo |
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y amaneció ceniza lo que anocheció aldea Góngora Duró apenas dos siglos, dirá alguien. Apenas si fue un sueño. Hace dos siglos sólo había tierra donde hoy hay calles llenas de estas casas vacías donde fuimos niños... |
| Todavía cuando |
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I Todo en nosotros fluye como savia, como el agua de la palabra cuando, con acentro y sin él. Somos adverbios de lugar sin lugar.Nuestro caudal busca el mar y lo llama y no conoce las tierras que atraviesa, las ciudades que se miran en él, la sed, los puentes que lo salvan, ... |
| Todo es edad |
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Has soñado con trenes incendiados en una tierra triste y estás triste. Ha llegado el momento de elegir entre ser un canalla o aprender a compartir sin paz y sin remedio la maravilla con la humillación. Todo es edad. Hay pájaros ahogados en la saliva con la que no cantan, voces sin... |
| Tormentas |
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Hijo de campesinos, fui educado en el mito y terror de las tormentas. Un rayo entró por una chimenea e incineró a un anciano que estaba haciendo pleita al amor de la lumbre. Un pedrisco cayó sobre un muchacho y le dejó abultada la cabeza, inservible. A mí me ha granizado encima y me lo creo. ... |
| Toro de tierra |
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aHay un toro de tierra extraviado dentro de cada uno de nosotros. A solas, sin descanso, sin manada, recorre el laberinto de las venas. Vaga como un presagio piel adentro y la luna lo asiste en su tristeza. No le teme a Teseo. Va buscando nuestra razón de ser y su... |
| Tú yo |
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Amo mirar tus ojos desde dentro de ti. Amo oírte decir: soy tuya. Amo ... |
| Un mal sueño |
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La casa estaba llena de animales muertos. La casa vacía donde vivo ahora estaba llena de animales muertos. Apestaba. Leones, tigres, águilas, camellos, toros, caballos, perros... yacían muertos en el comedor, el pasillo, el aseo, la cocina, mi propia habitación. Y de repente ... |
| Vasos de sed |
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Sin dudas de tu sed, si no te atreves a preguntarle o a ponerle un nombre, si sólo sabes que buscas un agua que la sacie y no hallas sino pozos, y en ellos ecos que te llaman, bebe. Si la sed al beber desaparece ... |
| Vía (1) |
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La vía son dos líneas paralelas -hierro aleado a huida- que conviven en grava y sueño, sed y travesaños. Toda vía viene del horizonte y en él se pierde como lo que importa. Toda vía es violenta, íntima como un tren que se retrasa. (Nada que no esté roto, nadie que no conozca la caída) ... |
| Vía (2) |
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La espera es espiral, el remolino de la paz que va a pique aun sin caballos. La espera es una danza inmóvil y desnuda como un desierto que echara de menos sus oasis, su sed, sus espejismos. Es un planeta exhausto que gira alrededor de una promesa, una torre que es faro, minarete, ... |
| Vía (3) |
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La danza está en los huesos. Los agita como a árboles sin fruto. Andenes, tumbos, años sin vuelta, arenas, humo de las horas, caricias, erosión y ley sudada. La danza está en los huesos blancos como el desierto o el insomnio, esqueletos exhaustos, luz sin fe. Las manos son gaviotas asustadas ... |
| Vía (4) |
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Hay trenes que no acaban de llegar y trenes como el tiempo que nunca se detienen. Hay trenes que son dudas y trenes que no existen y tomamos. Trenes entre paréntesis, guardagujas en medio del desierto. Hay trenes inventados por la espera y trenes que atraviesan, vacíos y atrevidos, ... |
| Víspera de quedarse |
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Todo está preparado: la maleta, las camisas, los mapas, la fatua esperanza. Me estoy quitando el polvo de los párpados. Me he puesto en la solapa la rosa de los vientos. Todo está a punto: el mar, el aire, el atlas. Sólo me falta el cuándo, el adónde, un cuaderno de bitácora, cartas de marear, ... |
| Voces y brasas |
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Paseo por la tierra que soy y que me tiene y deja en mí sus huellas. La tierra de las calles de una aldea donde siempre es entonces. La tierra dactilar y numerosa. La tierra madre antigua cuyo don nunca se acaba. Piso su milagro. Paseo por la tierra que hasta ayer dio de comer ... |
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