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SARA DE IBÁÑEZ


listado de poemas

 
Apocalipsis XX (Visión primera)

El cuerpo del monstruo fulmíneo llenaba el espacio como un pez que se hubiese tragado la mar. No existía ya sitio más que para un temblor y la luz era a un tiempo su piel y su carne. Un leve punto, gota, gota, embrión de la tiniebla, apareció en el tenso vientre en llamas, ...

Atalaya

Sobre este muro frío me han dejado Con la sombra ceñida a la garganta Donde oprime sus brotes de tormenta Un canto vivo hasta quebrarse en ascuas. Yo aquí mientras el sueño los despoja Y en sueños comen su mentida baya Para erguirse en las venas de la aurora Pábulo gris de su sonrisa ...

Callar

a A. Rimbaud Rigor de esta ciencia rara que en relámpago indiviso del infierno al paraíso quiebra el color de mi cara. Que ya no me desampara su asistencia abrasadora, la palabra me devora si me aviva el pensamiento, y en callada flor del viento mi antigua canción demora. ...

Combate imposible

Con astuta cabeza de zafiro, Bloque de piedra fría y transparente, Inmóvil, la mandíbula sellada, Linda con la tiniebla el monstruo leve. Mientras el polvo en que se duele el mundo Curva su flor, su lágrima troquela, Y entre los tersos cánticos del día Sordas espadas con su vuelo templa. Ah, nunca, ...

Desdén

a Paul Valéry Vuélvete rosa desnuda al carmen rosa del cielo. La forma de mi desvelo frente a tu sonrisa duda. Quiero y no quiero tu ayuda pábulo de mi agonía; vuelvo la espalda a tu día, y en esta nocturna rosa, con tu ausencia rencorosa, me quema la geometría. ...

Interrogación ¿ ?

Dejóme Dios ver su cara cuando entre paloma y flor sobre aquel cielo mayor brotó una blanca almenara; dejóme Dios ver su cara? Me miraba Dios acaso cuando en la noche sin mella dejaron lirio y centella testimonio de mi paso; me miraba Dios acaso? El rostro de Dios veía ...

Isla en la tierra

Al norte el frío y su jazmín quebrado. Al este un ruiseñor lleno de espinas. Al sur la rosa en sus aéreas minas, Y al oeste un camino ensimismado. Al norte un ángel yace amordazado. Al este el llanto ordena sus neblinas. Al sur mi tierno haz de palmas finas, Y al oeste mi puerta y mi cuidado. ...

La muerte

Sol amargo, agua amarga, amargo viento y amarga sangre para siempre amarga. Vencido y solo en carne y pensamiento, y el sueño antiguo por tesoro y carga. Quiso callado y solo y sin lamento sorbo a sorbo agotar su fuente larga. Miserable señor de su destino, de espaldas ...

La página vacía

Cómo atrever esta impura cerrazón de sangre y fuego, esta urgencia de astro ciego contra tu feroz blancura. Ausencia de la criatura que su nacimiento espera, de tu nieve prisionera y de mis venas deudora, en el revés de la aurora y no de la primavera. ...

La palabra

De pronto el viento que movía Las vestiduras y las almas Borra en un sueño de ala inmóvil Su rumorosa torre de alas. Cada mujer y cada hombre Solo en su sola huella marcha, Y se ignoran secretamente En el desnudo de la plaza. Todos esperan, convocados Por un silencio de campanas; ...

La ráfaga

Tuvo en la mano el ramo erguido, brioso relámpago de fiesta. Por las corolas de ascendía la luz amarga de la tierra, la luz del hueso amanecido, la luz en trance de cometa, la luz alzada por su rostro contra el fragor de la tiniebla; la luz audaz que abre en su risco despeñaderos a la abeja, ...

Liras (IV)

¿Por qué me duele el cielo su luz de llaga que olvidó la muerte? ¿Por qué este oscuro duelo que mi lengua pervierte y en mi propio verdugo me convierte? Voy a vivir la estrella voy a tocar su frente de alegría. Voy a matar la huella. Voy a estrenar el día. Voy a olvidar la gran palabra fría. ...

Liras (V)

Voy a llorar sin prisa. Voy a llorar hasta olvidar el llanto y lograr la sonrisa sin cerrazón de espanto que traspase mis huesos y mi canto. Por el árbol inerme que un corazón de pájaro calienta y sin gemido duerme, yal gran silencio enfrenta sin esta altiva lengua cenicienta. ...

Mira

Ven, acércate hermano, ven y mira la vena enlucerada que desciende lenta por las entrañas pudorosas del animal vencido; ven y mira como quien quiere ver: adentro mira. Quiero mostrarte esta sencilla puerta que no has abierto nunca y se te ofrece bajo las cerraduras ...

No puedo

No puedo cerrar mis puertas ni clausurar mis ventanas: he de salir al camino donde el mundo gira y clama, he de salir al camino a ver la muerte que pasa. He de salir a mirar cómo crece y se derrama sobre el planeta encogido la desatinada raza que quiebra su fuente y luego llora la ausencia ...

Tiempo II (X)

¿Cuándo la rosa concibió este frío? ¿Cuándo esta leve sombra cazadora afinó en mi garganta su rudeza y me detuvo en la canción que llora? ¿Cuándo nació la pálida maleza que enturbia el goce de su pulcra aurora? ¿Cuándo perdí su celestial privanza, de sangre a sangre ...

Tiempo III (XV)

Tu aire esculpe el otoño en mi garganta. La lumbre de las uvas montaraces mis arriscadas vértebras levanta. Dividido entre lágrimas rapaces cruzo tus laberintos transparentes empañados de perros y torcaces. Palpo en tu rostro mis cenizas, claras, mis pies vislumbro ...

Yo te sentí, paloma...

Yo te sentí, paloma, en las mejillas recién salidas del manzano alerta. Tu cauto pico me encontró despierta deletreando arenales y gramillas. Jugaba un aire enano en mis rodillas cuando tu anunciación pasó mi puerta. Liviano amanecer, mi frente abierta sufrió la voluntad de las semillas. ...