| Danza de indios |
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Toda tierra es raíz, es tronco, es rama, tallo sin yema en que la flor reviente. ¡Oh enérgico poder! Fuerza de savias, ímpetu... |
| El desterrado |
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Todo lo llevas contigo, tú, que nada tienes. Lo que no te han de quitar los reveses porque es tuyo y sólo tuyo, porque es íntimo y perenne, y es raíz, es tallo, es hoja, flor y fruto, aroma y jugo, todo a la vez, para siempre. No es recuerdo que subsiste ni anhelo que permanece; ... |
| En el golf de Punta Carreta |
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(Montevideo) Y un día entre los días ¿qué misteriosa mano con un golpe certero te arrojará, en deporte de trasmundo, a lo arcano que te aguarda, oh pelota lanzada a tu agujero? |
| Entrando en Río de Janeiro |
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de noche La noche, reina negra, desciende hasta sus mares. Para el baño la ornaron sus doncellas. En sus pechos de sombra luminosos collares. En sus crespos cabellos... |
| Han venido los húngaros |
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Han venido los húngaros, hermana, osos de tardo andar, monos ladinos lleva la miserable caravana. Son los hombres esbeltos y cetrinos. Fuman pipas enormes. Llevan rojos casquetes, de los cuales se desborda la maraña de pelo, y en sus ojos brilla el destino de la errante horda. ... |
| Las cuatro negras de Colón |
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En el mercado) Blanco y azul, rosa y verde; nada que ajuste y concuerde sino en la desarmonía. Son estas cuatro matronas como banderas chillonas, cuya extraña algarabía tiene alardes inauditos, tiene... |
| Los laureles reales |
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de Cuernavaca I ¡Qué lluvia de saetas! Certera, en cada copa de laurel, incesante, la campiña las clava. ¿O es fugitivo ejército que cede ante la tropa de la noche que llega, más compacta y más brava? II Ya está el árbol repleto. Mas no es son de aleluya... |
| Mar pagano |
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La voz del mar es un clamor de furia, de paroxismo. En el temblor del agua, con espasmos de amor y de lujuria, tal vez un mito divinal se fragua. Líquidas trallas baten los cantiles; y es tan tremendo el ímpetu que azota los peñascos austeros y seniles, que su masa en esquirlas salta rota. ... |
| Montevideo a la vista |
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Ya el mar es patria, no destierro; porque el espíritu de Ariel esboza una ciudad y un cerro... |
| Oración en el jardín |
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Yo me quiero morir como se muere todos los años el jardín, y luego renacer de igual modo que renace todos los años el jardín. Se han ido los pájaros; volaron, pero no tenían alas. No me quiero morir como las hojas, ni quiero ser el árbol de perenne verdor adusto, ... |
| Partida |
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Cádiz es amigo ejemplar. Te trae a bordo, y, al zarpar, te dice adiós. El mar y el cielo te envuelven, y entre cielo y mar todavía... |
| Peces voladores |
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Parece el mar sereno, y una guerra civil quizá en él se desata. De su seno surgidas, se clavan en su seno... |
| Plegaria para ir al cielo |
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Señor, a tus designios me someto! Mi deber de hombre honrado cumplí, y aguardo, quieto, lo que hayas decretado. ¡Contigo, junto a ti, del diestro lado! Y en mi mano el boleto, si no de... |
| Una plaza |
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La fachada barroca detuvo en un momento, que ya es de siglos, toda su masa en movimiento. Duerme la iglesia. Duerme la plazuela tranquila. Para que no despierte la palmera vigila. La ciudad sus rumores... |
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