| A la hora en que los robles se cierran dulcemente... |
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A la hora en que los robles se cierran dulcemente, y estoy en el hogar junto a las abuelas, las madres, las otras mujeres; y ellas hablan de años remotos, de cosas que ya parecen de polvo; y me da miedo, y me parece que esa noche sí va a venir el labriego maldito, ... |
| A veces, los caballos se reúnen... |
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A veces, los caballos se reúnen allá. Las lechuzas con sus sobretodos oscuros, sus lentes muy fuertes, sus campanillas extrañas convocan a los hongos blancos como hueso, como huevos. A veces tenemos hambre y no hay un animalillo que degollar. Entonces vamos por la escalera... |
| Al asomarme, te vi, rocío, y recordé el país de antes... |
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Al asomarme, te vi, rocío, y recordé el país de antes. Antes es el más hermoso país. Cuando por sobre todo ponías t blanca fantasía, tu oscura confitura; hasta los mágicos claveles guerreros amanecían con un copete de plata, velada su taza de rojo café, de canela ardiendo. ... |
| Al asomarme, vi las antonias azules... |
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Al asomarme, vi las antonias azules. Sobre los pétalos de seda celeste brillaban las pecas violetas parecían arder y girar como si fueran almas o planetas. A veces daban un pequeño maullido, se oía bramar a los dibujos azules… así que habían nacido la noche anterior de súbito... |
| Al mediodía, las ásperas magnolias... |
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Al mediodía, las ásperas magnolias y las peras, los topacios con patas y con alas; azucenones, claros, rojos, semiabiertos; la casa de siempre, el patio familiar, parecían el paraíso, por el brillo de las ramas, los racimos, las estrellas en las hojas, cuyas figuras de cinco picos ... |
| Al tornar del colegio... |
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Al tornar del colegio, los otros niños jugaban en el patio; mamá preparó el té. Comencé a quitarme el delantal. Enseguida, volvieron las plumas. Mi rostro quedó absolutamente de perfil, se arqueó la nariz; crucé la ventana, volé al aire azul, batiendo... |
| Al volver del baile nos estaba esperando una mariposa... |
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Al volver del baile nos estaba esperando una mariposa. No en la sala, de pie. Ni plegada entre los bombones de la dulcera. Sino en el único sitio en que debía estar: sobre la lámpara; como un dibujo; pero, tan intenso que producía penumbra. Quedamos azorados. Era negra como... |
| Anoche llegaron murciélagos... |
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Anoche llegaron murciélagos. Si no los llamo, ellos, igual, vienen. Venían con las alas negras y el racimo. Cayeron adentro de mi vestido blanco. De todas las rosa y camelias que he reunido en estos años. Y en la canasta de claveles y de fresias. La Virgen María dio un grito y atravesó... |
| Anoche realicé el retorno... |
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Anoche realicé el retorno; todo sucedió como lo preví. El plantío de hortensias. La Virgen paloma de la noche vuela que vuela, vigila que vigila. Pero, los plantadores de hortensias, los recolectores, dormían lejos, en sus chozas solitarias. Y mi jardín está abandonado. ... |
| Así que ese era el jardín de mandrágoras... |
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Así que ese era el jardín de mandrágoras. Estaba allí y no me había dado cuenta. Ese es el jardín de los ahorcados. Tironeé una mata, y sí, vi la raíz en forma de hombre. Corrí, loca de terror, al interior de las habitaciones, de donde por cierto, nunca me había movido. Así que ése... |
| Clavel y tenebrario (fragmentos) |
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Cuando se dieron cuenta, la tragedia ya había empezado. Una nube vino, rápida, del sur, y se posó sobre la casa, negra, gris, de un blanco tenebroso, llena de granizos y silbidos, daba a ratos, su terrible uva. Y las aves, a punto de morir, caían sobre el patio. Las palomas charlatanas, ya, como... |
| Cuando fui de visita al altar... |
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Cuando fui de visita al altar usé vestido de organdí celeste más largo que yo, por donde, a ratos, sobresalía un pie de oro, tan labrado y repujado, desde el seno mismo de mi madre. Mi pelo también era de organza celeste, más largo que el vestido, pero podía pasar al rosa y aún al pálido topacio. ... |
| Cuando nací había muchísimos higos... |
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Cuando nací había muchísimos higos. No puede ser, me diran, si era invierno y hacía frío. Sin embargo fue así; estaban en todos los árboles, áun los que no eran higueras, y en medio de las floes. Oscuros, celestes o rosados; algunos desde el origen, traían adherida una violeta o una mosca. ... |
| Cuando nació, apareció el lobo... |
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Cuando nació, apareció el lobo. Domingo al mediodía, luz brillante, y la madre vio a través de los vidrios, el hocico picudo, y en la pelambre, las espinas de escarcha, y clamoreó; más, le dieron una pócima que la adormecía alegremente. El lobo asistió al bautismo y a la... |
| Cuando nació, apareció el lobo... |
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Cuando nació, apareció el lobo. Domingo al mediodía, luz brillante, y la madre vio a través de los vidrios, el hocico picudo, y en la pelambre, las espinas de escarcha, y clamoreó; más, le dieron una pócima que la adormecía alegremente. El lobo asistió al bautismo... |
| Cuando nació, apareció el lobo... |
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Cuando nació, apareció el lobo. Domingo al mediodía, luz brillante, y la madre vio a través de los vidrios, el hocico picudo, y en la pelambre, las espinas de escarcha, y clamoreó; más, le dieron una pócima que la adormecía alegremente. El lobo asistió al bautismo y a la... |
| De súbito, estalló la guerra... |
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De súbito, estalló la guerra. No sabía si era de día o de noche. Nunca estuvo nada tan oscuro ni tan claro. Hay un ruido tremendo en el horizonte y sube una estrella de diez pisos y se estrella. Y vienen los guerreros a caballo o en cometa. Las cometas son rojas, amarillas y rosadas. ... |
| Deja tu comarca entre las fieras y los lirios... |
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Deja tu comarca entre las fieras y los lirios. Y ven a mí esta noche oh, mi amado, monstruo de almíbar, novio de tulipán, asesino de hojas dulces. Así, aquella noche lo clamaba yo, de portal en portal, junto a la pared pálida como un hueso, todo llena de un miedo irisado... |
| Desde la medianoche de las confiterías... |
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Desde la medianoche de las confiterías y enfrente, con los tacos altísimos y el pelo más largo, fui la bruja, el hada de la noche, y ¿quién lo dudó? Esperando que vinieras. Saliese el puma, desde su emboscada altar, bajo las brumosas estrellas y candilejas nevadas, por todos los rumbos, ... |
| El gladiolo es una lanza con el costado lleno de claveles... |
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El gladiolo es una lanza con el costado lleno de claveles, es un cuchillo de claveles; ya salta la ventana, se hinca en la mesa; es un fuego errante, nos quema los vestidos, los papeles. Mamá dice que es un muerto que ha resucitado y nombra a su padre y a su madre y empieza... |
| El gladiolo se enfermó... |
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El gladiolo se enfermó. Desde sus pavorosos cabellos rosados enviaba chispas a mi habitación. En todas sus bocas abiertas tenía lágrimas, rosas y, también huesos y peines. Aterrada clamé a la Virgen “Llévalo”, pero, la Virgen no se separaba de la estampa. Y él ardía como... |
| Empecé a ver casas y casas... |
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Empecé a ver casas y casas. Y casas que estaban más allá de las casas. Que no se podían ver. Y cosas que sucedían hectáreas más allá, y una flor que nació en los lejanos jardines de la abuela, le sentí el barullo, la corona de chispas. Salí a la calle, pero, todo fue inútil. En los árboles, ... |
| Era la noche de mi casamiento... |
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Era la noche de mi casamiento. Aunque, asombrosamente, los preparativos hubieran empezado años antes; antes de que yo naciese, antes de las bodas de mis padres. Pero, esa noche, bajo los dorados soles, y entre las berenjenas, que de tan azules, daban resplandores rojos, ... |
| Era un día de visitas... |
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Era un día de visitas. La niña trajo en la cabeza un moño de organdí blanco, que al caer de la tarde se fue poniendo celeste, para recuperar en la noche su deslumbrante blancura. La niña no decía nada; estaba fija; sólo “si” y “no”, de vez en cuando; las tazas y las copas... |
| Está en llamas el jardín natal (fragmentos) |
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1 Fui desde mi casa, a la casa de los abuelos, desde la chacra de mis padres a la chacra de los abuelos. Era una tarde gris, pero, suave, alegre. Como lo hacían las niñas de entonces, me disfracé para pasar desapercibida, me puse mi máscara de conejo, y así anduve entre los viejos peones ... |
| Este melón es una rosa... |
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Este melón es una rosa, este perfuma como una rosa, adentro debe tener un ángel con el corazón y la cintura siempre en llamas. Este es un santo, vuelve de oro y de perfume todo lo que toca; posee todas las virtudes, ningún defecto, Yo le rezo, después lo voy a festejar en un poema. ... |
| Estoy sentada en medio de la soledad del bosque... |
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Estoy sentada en medio de la soledad del bosque. Los nogales con qué precisión acomodan sus frutos exquisitos dentro de las bolsitas de madera. Se oye el breve alarido de las martas que buscan amores. En la casa todos descansan y parece que no hay nadie. Sólo yo, como siempre, ... |
| Había tres gatos... |
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Había tres gatos que no eran silvestres ni caseros. Vivían en la bodega. La bodega estaba lejos de la casa. Yo iba hasta allá cuando las amas andaban cortando ajíes, que son de tul verde con el coágulo rojo dentro. La amatista… brilla la pata de turquesa de que penden. De esos... |
| Hacía tiempo que estaban esperando el Alma... |
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Hacía tiempo que estaban esperando el Alma. Y el Alma nunca venía. Mamá hizo golosinas de colores y las guardó en cajas negras, y en un plato colocaba velas de diversos tamaño y forma. ¿Y cómo sería el alma? ¿Los pies de oro y plata? ¿Coronas de cristal? ¿Tejida en hilo... |
| Hortensias en la misa |
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Era una casa sola con el techo a dos aguas y un gran hueco en el centro, una casa posmoderna(…) y un gran ribete de hortensias (éstas agigantadas y en un pardo azul; o blancas, o de color de rosa como azaleas y lloviznas). Señora Dinorah la bordeó de noche casi sonriendo. Entonces, apareció... |
| La arboleda luctuosa giraba como el mar... |
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La arboleda luctuosa giraba como el mar. Cayó lluvia. Sobre la calle quedaron unas piedras, chicas, y otras más grandes; eran muchísimas; parecían pedazos de estrellas. Brillaban con furia, con desesperación. Creía que se iban a ir como liebres; y no se iban. Entré corriendo; pero, ... |
| La hija del diablo se casa... |
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La hija del diablo se casa. No sabíamos si ir o no ir. En casa resolvieron no ir. Ella paseaba con la trenza brillando como un vidrio al sol. Vestido celeste. Y las pezuñas delicadísimas, cinceladas y de platino. Con los ojos un poco redondos, insondables, se paraba frente a cada uno, ... |
| La noche volvió otra vez... |
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La noche volvió otra vez, La Sombra; aunque ya habían pasado cien años, bien la reconocimos. Pasó el jardín, violetas, el dormitorio, la cocina; rodeó las dulceras, los platos blancos como huesos, las dulceras con olor a rosa. Tomó al dormitorio, interrumpió el amor, los abrazos; ... |
| La tierra que papá compró cuando éramos niñas... |
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La tierra que papá compró cuando éramos niñas, quedaba frente del infierno; pero, era tan hermosa; los árboles gigantescos, y las achiras que parecían mujeres con la mantilla negra y la canastita de tizones y pimpollos. Detrás iban las acacias, las quimeras y el árbol que siempre ... |
| Las flores de zapallo corren por el aire... |
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Las flores de zapallo corren por el aire y por la tierra como una enredadera de bengalas; mi madre las siega, las pone en el cesto; de pronto, se estremece, queda inmóvil; pero, huye hacia la casa; y pronto, un aroma a óleo y a almuerzo recorre la casa. Estoy sentada en el comedor, ... |
| Las margaritas abarcaron todo el jardín... |
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Las margaritas abarcaron todo el jardín, primero fueron como un arroz dorado, luego se abrían de verdad, eran como pájaros deformes, circulares, de muchas alas en torno de una sola cabeza de oro o de plata. Las margaritas doradas y plateadas quemaron todo el jardín. ... |
| Los hongos nacen en silencio... |
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Los hongos nacen en silencio; algunos nacen en silencio; otros con un breve alarido, un leve trueno. Unos son blancos, otros rosados, ése es gris y parece una paloma, la estatua a una paloma, la estatua a una paloma; otros son dorados o morados. Cada uno trae -y eso es lo terrible- la inicial ... |
| Me estaba reservando lo que a nadie... |
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Me estaba reservando lo que a nadie. “Voy a ver brillar los bichos”. De noche, azules y rosados, color caramelo, clavelina. Iban despacio, cambiándose señales; u otros muy grandes, de capa negra y lunares blancos, (o blancas y lunares negros), que al chocar en algo firme, se deshacían... |
| Me vino un deseo misterioso de ver fruta... |
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Me vino un deseo misterioso de ver fruta, de comer fruta; y salí a la selva de la casa. Cacé una manzana, un membrillo malvarrosa, una ciruela y su capuchón azul. Asé, ligeramente, una dalia, y la comí, tragué una rosa; vi duraznos y su vino ocre, uvas rojas, negras, blancas; los... |
| murciélago de fantasía |
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Esta noche un solitario habitante de las paredes se decidió a andar, oh, murciélago de oro y azul, bicheja todo de luz y telaraña, te vi de cerca, vimos gotear tus orejitas adornadas con brillantes. Antiguo sacerdote, tienes la iglesia en el cerrado ropero, pero, esta vez te vi volar, ... |
| Nidia, es 2 de mayo... |
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Nidia, es 2 de mayo, te invito a llevar flores a mamá. Ella, como sabes, vino al mundo un 2 de mayo. Ahora, se encuentra en ese dormitorio insólito. Mes fantasmal éste de mayo. Es el de los rosales. Y sí. Lo estás viendo. Amanecimos con la frente rodeada de rosas. Anoche, oí un... |
| No sé de dónde... |
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No sé de dónde lo había sacado mi padre él no salía nunca ; tal vez, desde el linde mismo del campo; allí estaba, el nuevo cuidador de las papas. Le miré la cara color tierra, llena de brotes, de pimpollos, la casaca color tierra, las manos extrañamente blancas y húmedas, ... |
| Nuestros padres dijeron que iban a salir... |
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Nuestros padres dijeron que iban a salir, y que fuéramos nosotras a pasar el día a casa de la abuela; iba a pedir que no, pero, no pude. Tomamos el jardín que partía el plantío. Eran las nueve de la mañana; el sol centelleaba; las flores eran todas rosas y lirios; los lirios eran todos blancos; ... |
| Papá, recuerdo los trigos azules que plantaste... |
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Papá, recuerdo los trigos azules que plantaste, las habas de moño blanco, los nardos, de rosada lengua, las estrellas que acompasaron tu paso cuando arabas por las noches. Tú, el arado, los bueyes, siempre llevaban pájaros en la espalda... |
| Para cazar insectos y aderezarlos... |
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Para cazar insectos y aderezarlos, mi abuela era especial. Les mantenía la vida por mayor deleite y mayor asombro de los clientes o convidados. A la noche, íbamos a las mesitas del jardín con platitos y saleros. En torno, estaban los rosales; las rosas únicas, inmóviles y nevadas. ... |
| Quiero entrar a un jardín de rosas... |
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Quiero entrar a un jardín de rosas, oscuras, rojas, redondas, ovales, aterciopeladas, como las que vi de chica, con perfume a vino, a uva y a manzana, que, no sé por qué llamaban Estrellas. De Francia. Sentarme, allí, oculta. Y que pasen, cerca, casi rozándome, mientras... |
| Recuerdo mi casamiento... |
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Recuerdo mi casamiento, realizado remotamente allá en los albores del tiempo. Mi madre y mis hermanas se iban por los corredores. Y los viejos murciélagos —testigos en las nupcias de mis padres— salieron de entre las telarañas, a fumar, descreídos, sus pipas. Todo el día surgió... |
| Rossana, Rossana y Rossana volvían del baile... |
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Rossana, Rossana y Rossana volvían del baile en el aire oscuro de la noche de antes del alba. El pelo suelto, las enaguas de raso hasta el suelo, cayeron unas agujas largas como espinas de grandes pescados. El contorno de las peras era brillante, parecían docenas de dibujos... |
| Se adelantaron en el aire como bailarinas... |
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Se adelantaron en el aire como bailarinas. Tenían, realmente, el pie en el aire. Vestidos amarillos, anaranjados. Venían como aluviones desde los cielos. Quedé espantada. En puntas llegue hasta la casa. Pasé las puertas, las llaves, iba a tocar los vasos y tuve miedo de cualquier barullo, ... |
| Siempre salgo |
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Nos encontramos en el manzano. Era una noche cerrada, oscura. Me dijo: ¿Paseas? Contesté: Siempre salgo. El dijo: Yo, también, siempre salgo. Pero, en ese momento, irrumpió la luna. Con todos sus tules. Y una llaga, como si hubiese sido violada dentro del traje de novia. ... |
| Sobre el promontorio, la casa era un cascarón... |
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Sobre el promontorio, la casa era un cascarón macabro. Tuve miedo. La fiebre me hacía delirar un poco. Me asomé a la ventana. La medianoche tenía luna. Una alta luna, entera y sombría. Los magnolios se ilusionaban y querían estallar sus pimpollos como balas blancas. Pero, no era... |
| Todas la muerte y la vida se colmaron de tul... |
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Todas la muerte y la vida se colmaron de tul. Y en el altar de los huertos, los cirios humean. Pasan los animales del crepúsculo, con las astas llenas de cirios encendidos y están el abuelo y la abuela, ésta con su vestido de rafia, su corona de pequeñas piñas. La novia está ... |
| Venía otra tormenta... |
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Venía otra tormenta... después de todo no iba a ser gran cosa, era una nube negra por el aire y por la tierra con la boca redonda en el centro rodeada de grandes dientes picudos y plateados se oía a un tremendo rugido y un rumor de campanitas. La gallina gris parda corrió por la sombra... |
| Volvieron las vacas... |
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Volvieron las vacas. Los santos se iban de las puertas con ramos de almendro y retama; no era que caminasen; el viento los llevó poniéndolos aquí y allá; sus vestidos en rojo oscuro y azules. El lucero estaba tan cerca que parecía de vidrio, un botellón. Una voz en lo hondo... |
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