| Canción para los dos |
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Eres tan frágil que me gustaría darte la comida yo mismo, lavarte la cabeza yo mismo, con una mano muy limpia peinarte yo mismo y de ser posible (si se pudiera), morirme en tu lugar. Oh extraña flor desvalida, criatura que hasta el viento de una tarde azul pudiera arrastrar, ... |
| Carta a Rubén |
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Hijo mío, harina, ternura de mis ternuras, ángel más leve que los ángeles: desde hoy en adelante eres el exiliado, el que bajo otros cielos organiza su cama y su mesa donde puede, el que en la alta noche despierta asustado y presuroso corre por la mañana a buscar debajo de la puerta ... |
| El agradecido |
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A Nati Revuelta Toda mi vida ha sido un desastre del que no me arrepiento. La falta de niñez me hizo hombre y el amor me sostiene. La cárcel, el hambre, todo; todo eso me ha estado muy bien: las puñaladas en la noche, y el padre desconocido. Y así de lo que no tuve nace esto que soy: ... |
| El juego |
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El juego está marcado desde el comienzo. El niño, con esa oscura intuición de niño, lo sabe, y entra en la vida haciendo de policía o de bandido, o de ambos alternativamente si es un niño complicado. El juego ya no se detendrá más. Tal vez el niño no sepa que luego... |
| En el entierro del hombre común |
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A Raúl Luis Cuando un entierro con dos máquinas solas pasa y nadie se fija, yo tiemblo, me estremezco, palpito; siento miedo de ser un hombre. Pero me sobrepongo. Algo muy importante acaba de suceder en el mundo y empiezo a tararear el himno nacional. ... |
| Epigramas (1) |
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Los pactos entre bandidos y caballeros no funcionan y llevan a la cárcel al caballero. El bandido nunca se hará caballero pero el caballero termina convirtiéndose en bandido. De:Con una súbita vehemencia-Antología de poesía contemporánea en Cuba-La Habana, Cuba |
| Epigramas (2) |
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Polemizar con Calvino costó a Servet la vida. Los dos eran protestantes, pero Calvino era el jefe. De:Con una súbita vehemencia-Antología de poesía contemporánea en Cuba-La Habana, Cuba |
| Epigramas (III) |
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Olvidar es grato pero peligroso: la cárcel y la muerte están llenas de seres olvidados. De:Con una súbita vehemencia-Antología de poesía contemporánea en Cuba-La Habana, Cuba |
| Epigramas (IV) |
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Un poema puede ser una máquina de la emoción o una máquina de la inteligencia. (La emoción pasa). De:Con una súbita vehemencia-Antología de poesía contemporánea en Cuba-La Habana, Cuba |
| Las hojas en el cine |
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A Rufino Fernández y María Luisa Mardones, mis suegros. Yo recuerdo, cuando muchacho, que las hojas de los árboles caían rápidas en el cien para significar el paso de los años. Un gran viento las batía, algunos copos de nieve, y las hojas caían sin angustia. Completamente inverosímiles. ... |
| Los ministros |
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Cada vez que oigo hablar de un amigo alq ue van a hacer ministro, alguien borra una parte de mi vida. Me quedo solo en el parque Aguirre con aquella camisa Mc Gregor que jamás llegué a tener, conversando en la noche con nadie. El poder no siempre corrompe a los hombres, pero los separa. ... |
| Poema de amor |
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Te devuelvo tus manos, tus muslos, tu silencio, todo lo que fue bello entre los dos y, como tal, quedará para siempre en la fotografía. Me quedo con once calcetines por casar, sin refrigerador ni junta pra la olla de presión, sin el reloj; y el canje de los libros, pendiente; ... |
| Teatro |
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Ya esto se acabó. Vestido de rey él sigue tomando baños de sol en la terraza, y un periodista extranjero, alguien desconocedor de las magias del difunto, diría equivocadamente que a pesar de sus achaques el enfermo resiste. Pero tú y yo, Señor, sabemos que esto se acabó, ... |
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