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EUGENIO MARTÍNEZ ORANTES


listado de poemas

 
Aída

La primera brasa que tuve se llamaba Aída. Tenía el pelo alegre como un trigal sembrado en una perla, y unos ojos de fiesta donde el cielo nacía diariamente. (Ella fué la culpable de que yo empezara a escribir garabatos sobre las espaldas de lejanas estrellas) ... ...

Los soldados, señorita

Los soldados, señorita, son tan humanos como usted. Ellos también tienen sueños, anhelos y esperanzas. No, no están hechos de odio. Están hechos de amor como de amor está hecho el bello cuerpo que usted usa con gracia cotidiana. Ellos nunca han sido enemigos del pueblo ...

María Twist

María Twist era alegre, muy alegre, reía, cantaba, y nada tenía para ella el más mínimo valor. De punta a punta en la noche bebía y no tenía penas, sólo risa y placer. En busca de dinero y diversiones se fue a Puerto Cortés. Un lupanar ruidoso le abrió de par en par las puertas despintadas, ...

Señorita, usted es la primavera

Señorita: Usted es una primavera total, definitiva. Si en la vida todo el mundo se pareciera a usted, no existiría la miseria ni el dolor, ni el hambre. Los arados cantarían una canción de frutos y la tierra al sentir los pasos de la aurora sobre su piel morena se despertaría llena de optimismo ...

Tú estás segura de que yo te amo

Tú estás segura de que yo te amo. Pero también estás segura de otras cosas que nos amarran, que nos detienen, que nos alejan, que nos lanzan por caminos extraños Unos caminos que son tuyos y otros que son míos, totalmente distintos entre sí. Mientras tú subes a la montaña, ...

Viaje sin regreso

A veces me parece que no debo continuar navegando en tu marea, que con furia la proa me golpea... Y mi gran osadía desapruebo. Ante tu oleaje inmenso me conmuevo. Al sentir de tus aguas la pedrea, comprendo la locura de mi idea y a seguir adelante no me atrevo. ...

Yo viví en un pais, señorita

Señorita: Yo viví en un país que cantaba. Cantaba con los fuertes brazos y los desnudos pies de sus indígenas. Con el sudor de los obreros y con las manos de las madres que veían en cada hijo -floridas de caricias- una espiga creciendo de la tierra a las estrellas. ...