El primero del movimiento Poesía Buenos Aires en irse de Argentina, fue Volf Roitman, que marchó a Francia para finalmente recalar entre Cataluña, Irlanda y los Estados Unidos. Volf fue el co-director de los números 4 y 5, y compartió con Aguirre y Espiro, el triunvirato que dirigió el número 5. Hoy Volf, pasa sus días, pintando (es también uno de los sobrevivientes del Movimiento Madi) y publicando libros eróticos, al mejor estilo Apollinaire, bajo los nombres de Ariel Volke y Dupond Dupont. El segundo en marchar, gracias a Onganía & Cia. fue este memorioso habitante del trópico y los volcanes. El tercero fue, con la ayuda de la dictadura de Videla, Massera, Viola & Cia., Nicolás Espiro, co-director desde el otoño del 52 (número 7) hasta el otoño del 54 (15); hoy vive en Madrizzz, ejerciendo su sanador oficio de mentes, con la suerte de padecer marcadas influencias de Dorian Gray.
Bayley, que hace cincuenta años -recordemos sin vergüenza- no estaba muy a gusto con la aparición de aquel primer número de Poesía Buenos Aires, que hoy es recuerdo, (Edgar editó como contrapartida en co-dirección con Simón Contreras, Conjugación de Buenos Aires) fue años después, co-director de los números 21 al 24, en la que podríamos llamar la segunda época de Poesía Buenos Aires, es decir, cuando se abandonó el bello e inconfundible tamaño de sus primeros 20 número, por uno más pequeño, económico e intrascendente, de 14 x 19,5 centímetros.
La poesía es la única prueba concreta de la existencia del hombre, señaló Luis Cardoza y Aragón, sin duda el más trascendente de los poetas centroamericanos desde Rubén Darío, y hago mío este lúcido pensamiento porque de alguna manera, fue premonitorio a la sentencia de Nicolás Espiro, que muchos años después, señalara el rumbo de Poesía Buenos Aires: El juicio final será ante la poesía.
¡Cuánta razón tuvo Aguirre! al recordarnos en la Introducción del libro que recogió la historia, de alguna manera, de Poesía Buenos Aires:
Fue un hermoso tiempo en mi vida y, sin duda, en la vida de otros. (Hermoso no quiere decir fácil, ni feliz, ni siquiera tranquilo. Fue un tiempo de fervor, fue un tiempo de amistad, de búsqueda y de intemperie. Fue un tiempo de amor.)
Si me preguntaran otra vez como tantas- que fue Poesía Buenos Aires, me parece que la respuesta menos lejana de la verdad sería ésta: fue un hermoso tiempo de mi vida, un tiempo de amor.
Dejo mi constancia y mi memoriabierta de ese tiempo que también fue el mío, en un universo donde no existe la última palabra.
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