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Héctor Rosales

galería fotográfica - 4

 

En casa del amigo Mario Benedetti, poeta y prosista en varios géneros, fecundo autor, todo un emblema del Uruguay dentro y fuera de fronteras. Montevideo, abril 1998.


En la ciudad uruguaya de Rosario, al pie de la estatua de José Artigas y a sus órdenes. Abril 1998.


Con mi madre en uno de los lugares más significativos de la capital uruguaya: El Mercado del Puerto. Noviembre 1999.


Montevideo, noviembre 1999. Aquí estamos con Rolando Faget visitando a una querida amiga nuestra y, en mi criterio, una de las más relevantes poetas de las letras uruguayas: Orfila Bardesio. Su producción literaria merece sin duda una muy superior difusión en aquel país y en el exterior.


En Marrakech, abril 2001, dentro de uno de los palacios del centro de la ciudad.


Atenas, diciembre 2001. En la Acrópolis, junto al magnífico Partenón, donde viví una de las más intensas experiencias espirituales, naturalmente alentado por mi profunda admiración a la cultura griega.


Rianxo (La Coruña), 25-05-2002. Junto a la estatua de Castelao, ubicada en el pueblo natal del formidable artista y político gallego. En esas fechas había presentado en Santiago de Compostela mi libro “Mientras la lluvia no borre las huellas”, basado en una selección de dibujos de Castelao, quien, desde que tengo memoria, ha sido todo un referente ético y humano para mi familia gallega.


Montevideo, mayo 2003, en casa del narrador Miguel Motta. Desde la izda. aparecen Álvaro Ojeda, Motta, un servidor, Roberto Genta y Rolando Faget. Y del otro lado de la cámara, registrando al grupo de compinches, otro poeta compatriota: Gustavo Esmoris (lo pueden encontrar en su web oficial y de la mano de Google).


En Frankfurt, 16-06-2003.


Oyendo a contraluz los ecos de Venecia, diciembre 2003.


En la Piazzetta di San Marco, con La Librería, el Campanario y la Torre del Reloj de fondo. Diciembre de 2003.
Es posible que Venecia sea la ciudad más hechicera del mundo; tiene todo para serlo, incluyendo un ritmo, unas luces y unos edificios que, confabulados con el agua, aprendieron el arte de saber morir, que es el que más ilumina la vida.
Y hay muchísima vida, aún, en ese vaivén flotante y encantado.


Barcelona, septiembre 2004. Una imagen actualizada de mi estudio, que es donde ahora escribo estas líneas y, en general, desarrollo la mayor parte de mis trabajos y lecturas.


Barcelona, estudio H.R., septiembre 2004. Varias amistades y algunos lectores me pidieron una foto de mi vieja Olivetti, con la cual escribí la mayor parte de mis textos hasta el día de hoy. Sigo utilizándola para las primeras versiones y, desde luego, para mi correspondencia tradicional junto con las plumas estilográficas (sin lápices y plumas no concibo escribir poesía en mi caso).
La Olivetti tiene a menudo revistas, suplementos, sobres encima y, para colmo, está al lado de la biblioteca, de la que se ve una parte en la foto. Vale decir, no puede tomarse un respiro de las letras, perderlas de vista.


El uruguayo captado por una webcam cuando escaneaba algunas de las primeras imágenes para esta Galería. Barcelona, 18-09-2004.