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Saúl Ibargoyen

 
 

CAPÍTULO XXIII


GRABADOS Y ESCRITURAS Y COPLAS MAL ESCUCHADAS CUENTAN DEL HECHO MATRIMONIOSO ENTRE JUANITO, AHORA DON YÓCASTO, Y LA INSOMNE ALMENDORINA CORALINA



El templo metropolitano de Notembó era de fáciles descripciones, tal vez porque su mismo origen no le permitía la excesiva presunción o el barroco boato de otros edificios de similar función espirituosa en las ondulantes demarcaciones rivamentinas.
Veamos ahora con usté estas láminas en papel semi ilustración, apenas respetadas por insectos y humedades: el artista, un grabador de la Germania de apellido Kreuzer, supo definir la relativa anchura de la única torre terminada en la época de la que se nutre nuestro balbuceante relato (décadas más tarde se levantaría la segunda torre, al amparo de insólitas exportaciones de vinos y tabacos que extranjeros paladares requerían).
En la mera cúpula, la cruz de oro legítimo donada por los oscuros pecadores de apellido Yescasola, miembros de una de las familias de patricios notemboenses (¡qué raro suena el gentilicio!), por aquello de que "Un buen perdón vale cruz y carillón". Mire usté, pues, la fachada central, que en ese momento no lo era, esbozada con la ligereza de quien se sostiene en los detalles sola para tener acceso al trazo general de la estructura enraizada en piedra de tono ceniza, en cada viga oculta, en cada ladrillo de vivaz bermellón. Observe usté el campanario, con sus piezas de bronce labrado por orfebres añavenses o avañenses (se dice que dichas campanas, "voces de bronce" las cantó Carlitos, el Zorzal de Notembó, fueron extraídas, por motivos de dudosas y enredosas políticas, de la endeble parroquia de una transitoria población: San Borja del Agua Pequeña, bastante más al sur y próxima a Apricó, casi a orillas del río Morotí).
Pero ese es un caso de geografías más alejadas y que aquí asentamos como una sencilla anécdota no más, aunque mucho se discutiera ese traslado de campanas, que algunos observadores han vinculado más a represiones raciales que a pleitos de religión.
Aprecie usté enseguida el anchor de la escalinata, con sus altos escalones de cantera rosada, que el cincel del artista impecablemente trazara... Pero, ¿no escucha usté que de súbito los carillones sueltan heridas sonoras, y que campanas, campanillas, cencerros, esquilones, címbalos y cascabeles despiden rítmicos voceríos como niñas y niños que cantan incitados por la luz? Nadie en toda aquella Notembó podía escuchar de esa manera: el eco del pasado se afina en el futuro. Y sólo la distancia que hay, y que usté puede tocar con sus vidriados ojos, entre las prolijas láminas que el tal artista Kreuzer delineara y las cuartillas que aquí son escritas o leídas, da la chance de oír así, como si el tiempo de ese suceso también se le metiera en lo profundo de cada oreja suya... ¿Me entiende usté?
Y ahora, como si fuera de pronto, aparecen personas o personajes cumpliéndose en un meneo comunitario que nos indica razón de tantas gentes así arrejuntadas, saliendo de la iglesia grande de Notembó. De luz hablamos, luminosidad que el artista tambéin recogió en las rigurosas prolijidades de sus dibujos; luz de día domingo, propicia para el casamiento de la señorita Almendorina Cunda Corral, ella natural de la prestigiada hacienda de Siete Árboles, con el señor Juanito, desde ese día Jócasto según los libros y registros parroquiales, Bautista Pavia da Cunda, originario de la apartada Canguçueiro. ¿O es que usté no los distingue entre ese casi bastante o demasiado personal? Todo mundo parece hasta bañado, acicalado y alborotado, ¿no es? El tal Kreuzer ni se imaginaba este suceso social que se produciría o produce en el escenario que sus instrumentos de arte tan bellezamente montaran. No sé ya ni de qué modos describir lo que cualquiera puede ver, pur iso tal veis lo inútil o al mero pedo de estas cuartillas. ¿Qué tan lejos están, entonces, las palabras de las cosas, dígame? ¿Cambian desde adentro o las cambian desde afuera? ¿Se hinchan de sus puros alientos y sonidos o hacen barullos cuando se mezclan con los cuerpos y las sombras?
Gué, en fin, entón continúo arrimando informaciones "sobre el santísimo sacramento matrimonioso entre los mencionados jóvenes que, al unirse así por voluntad de sus vivaces corazones y bajo la aquiescente actitud del alto hacendado canguçueirano don José Cunda y de su egregia esposa doña Juana Mangarí Corral, nacida en la progresista localidad de Defensa, ayudarán al levantamiento espiritual y al desarrollo productivo de los negocios fronterizos. Además, un palio de amistad y de nuevas calidades emocionales habrá de abrirse sobre estas poblaciones de Ibirapirú, Vila Saraiba, Defensa, Palo Seco, Rivamento y Notembó, ahora mismo afligidas por motines y asonadas que tanto perjudican el orden y el progreso de nuestros feraces campos. Las autoridades castrenses y de políticas administrativas sabrán responder, ante esta emocionante demostración de conjunciones nupciales y hacendarías, con una mejor organización contra todo desorden social y toda dudosidad en el manipuleo de las áreas de nuestra colectividad. La reciente liberación de la mano de obra esclava, formada por negros, mulatos, cuarterones, saltapatrás, indígenas añavenses o avañenses y machaluhanes y restos de diezmados chananaes y charrumpampis, que antecede sin duda a una cercana transformación del fuerte Imperio Corporativo en airosa República, no hace más que levantarse como un florido tapiz, bellamente tejido con todos los símbolos de los buenos oficios del nuevo comercio, de la nueva industria, de la nueva ciencia y de las nuevas artes que, con la indulgente aprobación del Todopoderoso, será (¿o serán?) el mejor y más privilegiado apoyo para la felicidad de esta gentilísima pareja y, de consuno, para el ascenso progresivo de los quehaceres fronterizos tanto de aquí como de allá, tanto de un lado como de otro, pues no hay demarcación jurídica ni geográfica que separe la voluntariosa afectividad de nuestros corazones comunitarios...
"Pero vayamos ahora a una descripción tentativa de los vestidos de Almendorina Coralina Cunda Corral, novia alucinada en su deslumbrador, estrambótico e inesperado atuendo amarillo, pleno de visos, fondos y enaguas, y de discreta y sensible cola con lentejuelas de oro blanco y de velo sencillo, de exquisita caída resaltada por la tibia brisa dominical, con un extraño y delicadísimo entretejido de aromadas rosas celestes y silvestres, cuya fugacidad ha sido entregada a las indisolubilidades de este santísimo y consagradísimo casamiento...
"Dos bellas muchachas amulatadas, vestidas con sencillas túnicas albas, que al así participar asombraron a los numerosos presentes, ciudadanas y ciudadanos, daban escolta a la desposada y llevaban entre sus bien torneados brazos como un par de ofrendas organizadas con objetos inusuales: espejos plateados, abanicos finísimos, peines de hueso blanco, adornos de arte plumario, ropas íntimas de elaboración primorosa... Detrás de la novia iba una señora, de túnica blanquísima también, pero calzando imprevistas zapatillas coloradas: ella sólo miraba a la flamante esposa con “sus ojos mojados / por un agua oscur”', para memorizar al vate lírico-parnasiano Olavio Brás...
"Después que los cónyuges recién inaugurados se marcharon en una exornada carroza que un par de rítmicos alazanes impulsados, y que conducía el mero novio, don Jócasto Bautista, bien asentado en el asiento de cuero de yaguareté; mientras doña Almendorina Coralina, con gracioso y no aprendido gesto, lanzaba las salvajes rosas celestes hacia las manos emocionadas de sus padres, ubicados al término de la escalinata del templo; después que la confusión de polvo callejero, de esbozadas lágrimas y de sol vertical se despejara; después que no pocos párvulos y mendigos del pobrerío hubieran recogido monedas diversas de la bolsa de doña Juana Mangarí; después que los servidores eclesiásticos finiquitaran el reordenamiento de la Casa Espiritual de nuestra villa; después que sólo el caliente silencio del mediodía permaneciera en el atrio, en las rúas, en la plaza o zócalo de los jacarandás, y hasta en el pico de los aquietados gorriones, alondras, zanates y golondrinas; después se pudo oír esta doble copla, nunca antes por nadie percibida:

"Meu coraçao ya nao vive,
mía boca nao respira,
tudo el aire nao me alcanza
si ansí te vas de mi vida.

"Ay, muchacha tao boa moza
nunca vide en la frontera.
¡Cuáles serán tus caminos
que yo me voy campo afuera!"*

"Unas coplas sin guitarra, pues, casi como sin voz ninguna fueron cantadas. Este cronista tuvo el temor de no memorizarlas en lo correcto, y en saliendo para la redacción del empezó a preguntar al personal en retirada por los versos habían escuchado. A varias gentes hizo similar pregunta simulando una improvisada encuesta de su periódico, pero ninguna dio razón ni certeza de aquellas dolidas cuartetas, que aquí temerosamente se transcriben porque toda verdad de cada uno debe tener, al menos un poco de sombra..."
¿Qué quién escribió este relato periodístico? Ah, examine usté los recortes, va a notar que faltan pedazos, y que no hay firma encabezando ni tampoco al calce. Ta difícil hacer una investigación o algo como así. El Notembó Tribune fue clausurado, pa qué se lo cuento si ya se lo sabe, por órdenes del centurión general Venancio Galarza, dadas desde sus cuarteles de San Pedro de Apricó, luego de que el diario denunciara, dos o tres años después de este acontecimiento matrimonial, maniobras castrenses mezcladas con abigeato y desplazamiento ilegal de ganado vacuno, ovino, porcino y caballar entre las haciendas de Ñanandí y Karaí. Hubo alguna cosa de otras políticas también, y las prensas, las cajas, los tipos de metal y de madera, los botellones de tinta, el papel revolución, el mobiliario, las papeleras, las escupideras, los sellos de goma, las plumas, los lápices, los vasos cafeteros de cartón, los libros contables, la lista de suscriptores, hasta los ratones y cucarachas, fueron enterrados en el fuego y la ceniza... ¿Héin? ¿Los decretos de la prohibición? Se publicaron más tarde, en El Norteño, y acredito que ansimesmo en el Jornal do Rivamento. Ya lo ve usté, que lee y escucha todo esto junto, ¿simultáneamente?, en qué resultó la boda de estas especiales personas. Sí, faltan detallitos por mera ausencia como quiénes apadrinaron y amadrinaron, y quién fue el cura casamentero y qué rollos del sagrado verbo se soltó, y qué cuánto costó esta vaina, porque don Jócasto nunca fue bautizado y los Cunda Corral, aunque acristianados, siempre parecían entender que también el cielo tendría que estar hecho de la pura tierra, pa que más vacas por él anduvieran, nubes de carne y cuero. Y se preguntará de otras influencias sobre la señora Almendorina Coralina, pois las de doña Chatinha: esta vieja amestizada, cuando veía un símbolo de iglesia empezaba a persignarse para correr a los diablos que no dejan de andar por atrás de Dios y que bien lo apartan o distraen...
Ansí que algunitas detallaciones no estarán, y otritas tendrá usté que aceptarnos: cuanti más uno cuente, más se queda uno sin contar. Y el que inventa, que no mienta... El primer verbo salió dudoso... ¿Qué por qué yo hablo de maneras mezcladas? Pero, señor escuchador, ¿usté no llega a pensar que la lengua es más variada que su dueño hablador, y que la lengua es tambéin más sabia que su propio charlatán? Gué, le voy entregando estas documentaciones, pa que le sirvan en su tarea de leedor. Yo estaré al rato nomás enfrente del templo mayor de Notembó: prefiero escuchar cómo desafinan sus campanas de ahora y no cargar en las orejas tantos campanazos de mero papel.



_______________________________________________________________ *Un informante anónimo envió por correo aéreo, hace pocas horas, esta variante del último verso:

“…dueña del campo y vaquera!"

También agregó una última cuarteta, parece que ligeramente deformada y que nadie había registrado hasta ahora:

”Y agora que tú te vas
yo me voy quedando mudo.
No siempre los que se van
dejan un hueco en el mundo."



De: Toda la tierra Grupo Editorial Eón/ Centro Universitario de Tijuana, México, 2000.


 

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