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Saúl Ibargoyen

 
 

ROJO ES EL SILENCIO













México, D..F., a 10 de septiembre de 2008.
Boletín número 901.

Al presentar su libro ROJO ES EL SILENCIO



LA POESÍA SIGUE MOVIENDO AL MUNDO, SEÑALA SAÚL IBARGOYEN

Salido "de un escondido lugar de la conciencia", Rojo es el silencio, poemario de reciente manufactura de Saúl Ibargoyen, se dio a conocer en la Casa del Poeta "Ramón López Velarde", como parte de las actividades literarias que organiza la Coordinación Nacional de Literatura del INBA.

Se trata de un libro dividido en dos partes: una antología de 1995 a 2005, resumen siempre incompleto de mi trabajo poético, dice Ibargoyen; y poemas nuevos, el cual fue editado por Monte Ávila de Caracas, Venezuela.

En entrevista, el autor comenta que Rojo es el silencio "salió de un escondido lugar de la conciencia, porque trata de recordar lo que planteaban Baudelaire y Rimbaud: darle color al sonido. Yo le doy color al silencio", explica.

El rojo -agrega el poeta, narrador, periodista cultural, coordinador de talleres literarios, editor y traductor- "hace alusión a la vida, la sangre, el amor, la guerra, el movimiento, la lucha y la violencia; para mí, es uno de mis colores favoritos".

Si el rojo es el color del silencio, ¿cuál es el de la poesía?


Percibo una coloración súbitamente azul, color vinculado con ese gran desierto que es el mar o con las alturas espirituales que se adjudican al cielo. En verdad, siempre hemos estado atados a los arquetipos primitivos, al tratar de hacer "un nuevo arroz con leche" con los mismos ingredientes de siempre.


¿Entonces para qué escribir poesía en estos tiempos?


Lo más sorprendente de todo es que los poetas sigamos escribiendo, publicando e intercambiando información a lectores distintos, miles de ellos o millones. La poesía sigue moviendo al mundo.


Se dice que hay muchos poetas y poca poesía, ¿es cierto?


No conozco estadísticas, pero en el libro de cada poeta hay fragmentos o tres versos que valen la pena. Creo que hasta los malos poetas pueden escribir buenos versos, así como grandes poetas han escrito versos muy malos, como Pablo Neruda o Vicente Huidobro. También existen buenos versos que no nos dicen absolutamente nada.


¿Usted está satisfecho de su obra poética?


Lo escrito, escrito está. Como lector crítico, creo que hay zonas muy débiles de mi trabajo poético. Es muy difícil decir que ya no volveré a escribir esto. Lo que me importa es lo que voy a escribir de ahora en adelante, porque nos guste o no lo escrito es parte de nuestra tradición personal. Un libro siempre es la continuación de otro, concluyó.






 

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