SANGRE EN EL SUR, EL FASCISMO ES UNO SOLO
"HUELE A FASCISMO EN MÉXICO": Saúl Ibargoyen
No creo estar exagerando cuando afirmo que Sangre en el Sur, el fascismo es uno solo (EON, 2007), del escritor uruguayo, afincado en México, Saúl Ibargoyen, es lectura indispensable, más aún, ¡urgente!: "De alguna manera comparto con mi personaje su percepción de que en México se advierte un proceso de fascistización, relativamente acelerado. Eso que algunos llaman "derechización", tiene que ver con los movimientos democráticos populares progresistas que se han dado en México en los últimos años. La prueba está en los resultados de las elecciones del 2006, que nunca se conocerán con exactitud. Pero de que hubo fraude, lo hubo."
Narrador, poeta y ensayista, dueño de una prosa formidable, que poéticamente amalgama todos los modismos del castellano, Ibargoyen nos entrega una novela-reportaje cuyo protagonista, sobreviviente de una dictadura, relata el proceso que llevó al Uruguay hasta ese punto: "La campaña que se hizo durante las elecciones del 71 (que marcó el arribo del fascismo al poder en Uruguay) se parece a la que hicieron contra López Obrador. Por ejemplo, en El Salvador, en las elecciones últimas, asustaron a la gente diciéndoles que no recibirían más dinero que enviaban los trabajadores en Estados Unidos
y el pueblo "se lo comió". En las primeras elecciones que participó el Frente Amplio en Uruguay, que sacó el 17%, hubo una propaganda que decía que si ganaba el Frente Amplio, mandarían los niños a Siberia.
Pero al mismo tiempo que, como su personaje, Ibargoyen percibe el familiar olor del fascismo en México, se muestra pesimista respecto a quienes, llamándose "socialistas" han alcanzado el poder en Iberoamérica: "Como decía Saramago, en una frase que yo siempre recuerdo, "Cuando la izquierda se corre al Centro, deja de ser Izquierda, y cuando la derecha se corre al centro, sigue siendo derecha", y esa camiseta que se la pongan todos, empezando por ciertos sectores del PRD."
"El fascismo se parece, en algunos temas relacionados con la cultura, a la llamada ultra izquierda, que niega la cultura en general. La cosa, piensan, empieza a partir de ellos, lo demás no sirve para nada y el fascismo tiene esa tendencia de "borrar", con lo cual no solo se niega al pasado sino también la posibilidad de un futuro. Por eso les dijo Unamuno en aquella famosa frase: "Ganaréis, pero no convenceréis". Eso tiene que ver con el pensamiento único: el que vale es este pensamiento y no otro y eso se está viendo hoy en México, con mucha claridad."
El también autor de novelas extraordinarias como Toda la tierra y Noche de espadas, agrega: "Lula, por ejemplo, hizo acuerdos con la burguesía para llegar al gobierno y esos acuerdos son un contrapeso para el desarrollo social que Brasil necesita, que es insuficiente lo que se ha hecho. El problema para mí no es combatir la pobreza sino la riqueza. Hay que combatir el origen de la riqueza. La pobreza es un resultado de la otra, su origen no está en la pobreza misma sino en la acumulación de riqueza indiscriminada. La oligarquía brasileña es tan poderosa como la mexicana, y en ese juego donde no se llevan a fondo las reformas, porque está también el ejército, los tres pilares son, precisamente, oligarquía, ejército e Iglesia. Y Chile, con esta presidenta socialista entre comillas, socialista neoliberal igual que Laos, no ha corregido las leyes de Pinochet, que siguen vigentes, solo algunas".
"En México, el capitalismo salvaje ha hecho desparecer los pequeños negocios y las pequeñas empresas. En vez de ampliar el mercado quieren chuparse todo. No quieren 100, quieren 101. En otros países como Uruguay también, pero ahí ganó la coalición de izquierda -con el presidente Tabaré Vázquez- de la cual soy fundador. Es una coalición de veintinueve fuerzas, hasta cristianos de izquierda. Pero ahora hay un problema interno, en el sentido de que la orientación económica como que se está saliendo del propósito fundamental del frente amplio que es una fuerza progresista popular, contra la oligarquía y anti imperialista. Hay una tendencia, minoritaria, apoyada más o menos por la presidencia, que es hacer aceptar acuerdos bilaterales con Estados Unidos para la inversión, algo que tiene cierto olor a neoliberalismo. Y la mayoría no quiere. La fuerza política en ese sentido está en ese sentido chocando con el gobierno, porque se desea un país productivo, con desarrollo cultural, educativo, social y que haya justicia social y se han hecho programas contra la pobreza para darle de comer directamente a 300,000 personas.
A la pregunta de si considera que la resistencia de los latinoamericanos a resistirse lo que se ha llamado "la anulación del futuro", responde el poeta: "Creo que tienen mayor capacidad de comprensión las llamadas "masas" de la realidad, muchas veces, que los politólogos, y sobretodo los teóricos de Televisa y TV Azteca. El apoyo concreto, por ejemplo, que se está dando a Chávez, más de un 60% (porque ese movimiento bolivariano no nació espontáneamente sino que lleva ya más de veinte años), tiene un apoyo teórico. No es, al contrario de lo que se piensa, un loco diciendo disparates por la televisión.
"He estado en Venezuela el año pasado y vi cosas muy interesantes. El pueblo venezolano tiene cosas que nunca había tenido, servicios de salud gratuitos, por ejemplo; a través de acuerdos con Cuba han operado a cientos de personas de los ojos. Hay mexicanos que han ido a Venezuela a operarse gratis y esto tiene que ver con la transformación de la sociedad, en un sentido socialista, pero que por ahora no es un proyecto tan radical como el cubano. Lo que pasa, creo yo, es que la presión externa, sobre todo lo que se ve en los medios y que no tiene nada que ver con el país real, a veces lleva a que los movimientos se radicalicen."
EVE GIL. Artículo en la revista Siempre! 14 de noviembre, 2008.
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