SAÚL IBARGOYEN. TREINTA AÑOS EN MÉXICO
MOMENTO PROPICIO PARA ASESINAR A UN POETA
Para Saúl Ibargoyen, que su
"nombre no conteste jamás los llamados de la muerte"
W. B. Yeats
Los poetas son personas peligrosas, pero necesarias. Son personas peligrosas, necesariamente. Sin embargo, lo son desinteresada, fatalmente, por amor e ignorancia y por azar: están entre nosotros. Una desgracia ineludible, me temo.
En realidad, los poetas son verdaderamente peligrosos porque siempre mienten. Cuando, por ejemplo, un poeta habla de amor en realidad habla de que en un cuarto no caben dos y de que la Luna, aún siendo huraña, cruza por el cielo desnuda. Cuando ellos, los poetas de género indefinido, hablan de amor, en realidad están diciendo que la vida bien puede redefinirse utilizando la técnica de piedra, papel y tijeras, o bien, ejerciendo el derecho a bostezar. También, justo es decirlo, cuando hablan del amor se muestran indecisos, hasta reticentes; quizá por un resabio de pudor o ingenuidad pues de él se alimentan y ya nada más puede ser inventado. Después ya no habrá imágenes pulverizadas ni cuerpos engordados por el blancor del tiempo. ¿Qué más?
Cuando un poeta habla de cualquiera de los temas llamados "Trascendentales", en realidad está haciendo notar cómo ya no queda papel debajo de ninguna palabra o cómo es que se extravió la dulce mirada de Emma Bovary. Y es mejor no preguntarles acerca de la Vida, del Ser ni de cualquier Absoluto porque contestarán citando las mil posibilidades del centro geométrico de un espejo enrarecido por los años ?otro mentiroso?, o afirmando que tu sombra se ausenta de ti acosada por cada noche, asediada por el cambiante sol y ya nunca buscará ayuntarse exactamente otra vez con ese tu cuerpo que ya no podrá reconocer. Tonterías.
En ocasiones describen aquello que, aún encontrándose en cualquier lugar, nadie ha descubierto porque no es mensurable: nadie se ha preguntado por ello; y entonces los poetas lo convierten en pasto de sus extravíos, verbigracia: "La muerte es verde". "La palabra es nada para empezar de la nada". "Si hablas de mi olor/ escucho tu perfume". Todo, palabras sin sentido.
Pero cuando los poetas hablan de La Verdad es cuando más notoria-mienten, inventan palabras, razones y voquibles para indefinir los rectos senderos. A diferencia de Sócrates ?no es extraño que los haya desterrado de la República?, los poetas nos guían aún más adentro de la caverna mintiendo otra salida. Afirman que si te acercas viajando por estas calles y plazas que vienen del sur, los espacios y los tiempos cambian sus máscaras y así te vas de lo que soy; pues si caminamos y hablamos como en otro viaje las veredas mueven sus aguas espumosas y las avenidas sueltan sus túneles verdes
porque estaba ciego de ruido, sordo de contactos. Todo, mentiras.
Cuando dicen la verdad, se les debe asesinar.
Abraham Vilchis (México DF, mayo 2006)
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