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        50 últimos poemas en audios

 

   Cisne Cisne de Orfila Bardesio

   Orfila Bardesio
      En la voz de Carmen Feito Maeso    
primeros versos

Quédate conmigo, misterio, no te desnudes de golpe, quédate callado y oscuro, es como eres que te quiero, no explicado por la claridad, ni disimulado por la apariencia, quédate en la ventana abierta al espacio, cerrada a la intimidad. Sin ti no sucede la vida...

 

   El viaje El viaje de Orfila Bardesio

   Orfila Bardesio
      En la voz de Orfila Bardesio    
Colaboración: José Fernández Bardesio
primeros versos

Amigo, llévame al bosque de la mano, entre los corredores de la hiedra y los helechos. Ayúdame a subir el día, ayúdame a cruzar la tarde. Llévame hasta el origen y muéstrame quién dirige la muerte, quién cuelga los racimos transparentes del viento, quién conduce los ojos de los ríos hasta la luz del mar...

 

   La flor del llanto La flor del llanto de Orfila Bardesio

   Orfila Bardesio
      En la voz de Carmen Feito Maeso    
primeros versos

Aquella flor con la que hablaba sola de niña, ¿no eras Tú?, ¿no era la corola de tu oído? Aquella flor que nada me decía, pero que con seguridad me conocía sin reproche, ¿quién era?, ¿la Reina, la Señora de todo lo creado, la Pudorosa, envuelta en un instante...

 

   El ángel El ángel de Orfila Bardesio

   Orfila Bardesio
      En la voz de Carmen Feito Maeso    
primeros versos

En la madrugada cuando todos descansan, se levanta del lecho una voz suave, musita una lejana estrella, en el silencio frío interrumpe las sombras, el aliento humilde de una lámpara: te agradecemos como a una flor, hijita de un instante . Dormir después como el niño en su cuna...

 

   Sueño Sueño de Orfila Bardesio

   Orfila Bardesio
      En la voz de Orfila Bardesio    
Colaboración: José Fernández Bardesio
primeros versos

Mi estirpe es un jardín de hojas profundas que bajaron a besarse la sombra, con ternura. Mi antepasado, un elefante de escandalosa piedra y de roca animal.Mi antepasado fue un espacio ensordecido por el peso . Mis abuelos paternos fueron robles. Mis abuelos maternos, dos manzanos...

 

   La luz desoladora La luz desoladora de Orfila Bardesio

   Orfila Bardesio
      En la voz de Carmen Feito Maeso    
primeros versos

Las estrellas frotaron el cristal de la ventana, con un haz de olor blanco golpeó el jazmín suavemente la puerta, el niño con un cirio en la mano penetró en el corazón de la noche, sus ojos que las tinieblas lustraron, leyeron al oído del Ángel la carta del Sueño...

 

   Canción Canción de Orfila Bardesio

   Orfila Bardesio
      En la voz de Orfila Bardesio    
Colaboración: José Fernández Bardesio
primeros versos

Oh mar, mar grande y solitario, tú, si puedes, vuélvete pequeño como la cuenca de mi mano, y yo en secreto te llevaré entre mis dedos como una avellana bien rodeada por el castillo de su dureza, y te dejaré como un reloj que esperamos nos despierte con su campanilla al amanecer...

 

   La que pasea La que pasea de Orfila Bardesio

   Orfila Bardesio
      En la voz de Carmen Feito Maeso    
primeros versos

El aire la recibe cuando anda, el cielo la posee, los árboles la besan, la ama el mar. Sus pies no pertenecen a su cuerpo, sino al camino. Sus piernas le obedecen como columnas a la Música. Sus pasos desprendidos del tobillo no caen en el silencio como sonidos huérfanos...

 

   Escorpiones Escorpiones de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

El escorpión atrae a su pareja y aferrados de las pinzas se observan durante un hosco día o una noche anterior a su extraña cópula y el término del encuentro nupcial: sucumbe el macho y es devorado por la hembra la cual (dijo el Predicador) es más amarga que la muerte...

 

   Álbum de zoología Álbum de zoología de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Mirad al tigre Su tibia pose de vanidad satisfecha Dormido en sus laureles / gato persa de algún dios sanguinario Y esas rayas / que encorsetan su fama Allí echadito como estatua erigida a la soberbia un tigre de papel / un desdentado tigre de un (álbum de niñez...

 

   Biología del halcón Biología del halcón de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Los halcones son águilas domesticables Son perros de aquellos lobos Son bestias s de una cruenta servidumbre Viven para la muerte Su vocación es dar la muerte Son los preservadores de la muerte y la inmovilidad Los halcones verdugos policías Con su sadismo y servilismo...

 

   Los grillos (defensa e ilustración de la poesía) Los grillos (defensa e ilustración de la poesía) de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Recojo una alusión de los grillos: su rumor es inútil, no les sirve de nada entrechocar sus élitros. Pero sin la señal indescifrable que se trasmiten de uno a otro. la noche no sería (para los grillos) noche...

 

   Mosquitos Mosquitos de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Nacen en los pantanos del insomnio. Son negrura viscosa que aletea. Vampiritos inermes, sublibélulas, caballitos de pica del demonio...

 

   Indagación en torno del murciélago Indagación en torno del murciélago de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Los murciélagos no saben una palabra de su prestigio literario. Con respecto a la sangre, les gusta la indefensa de las vacas, útiles señoronas incapaces de fraguar un collar de ajos, una estaca en el pecho, un crucifijo; pues tan sólo responden a la broma sangrienta, al beso impuro...

 

   Tratado de la desesperación: los peces Tratado de la desesperación: los peces de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Siempre medita el agua del acuario Piensa en el pez salobre y en su vuelo reptante breves alas de silencio el entrañado en penetrables líquidos pasadizos de azogue en donde hiende su sentencia de tigresu condena a claridad perpetua o ironía de manantiales muertos...

 

   El espejo de los enigmas: los monos El espejo de los enigmas: los monos de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Cuando el mono te clava la mirada estremece pensar si no seremos su espejito irrisorio y sus bufones...

 

   Discurso sobre los cangrejos Discurso sobre los cangrejos  de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

En la costa se afirma que los cangrejos son animales hechizados y seres incapaces de volverse para mirar sus pasos. De las tercas mareas aprendieron la virtud del repliegue, el ocultarse entre rocas y limo. Caminantes oblicuos, en la tenacidad de sus dos pinzas sujetan al vacío que penetran sus ojillos feroces como cuernos...

 

   Mejor que el vino Mejor que el vino de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Quinto y Vatinio dicen que mis versos son fríos. Quinto divulga en estrofas yámbicas los encantos de Flavia. Vatinio canta conyugales y grises placeres. Pero yo, Claudia, no he arrastrado tu nombre por las calles y plazas de Roma. Y el pudor y la astucia me obligan a guardar tales ansias...

 

   Dificultades para decir la verdad Dificultades para decir la verdad de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Practican el amor debidamente Hacen versos de fuego y los envían a sus destinatarias del convento Y cuando el Santo Oficio los sorprende hablan de la Levitación y la Unión Mística entre Cristo y la Iglesia...

 

   Conversación romana Conversación romana de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

En Roma aquel poeta me decía: No sabes cuánto me entristece verte escribir prosa efímera en periódicos. Hay matorrales en el Foro. El viento unge de polvo el polen. Ante el gran sol de mármol Roma pasa del ocre al amarillo, el sepia, el bronce. Algo se está quebrando en todas partes. Se agrieta nuestra edad...

 

   Pompeya Pompeya de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

La tempestad de fuego nos sorprendió en el acto de la copulación. No fuimos muertos por el río de lava. Nos ahogaron los gases; la ceniza nos sirvió de sudario. Nuestros cuerpos continuaron unidos en la roca: petrificado espasmo interminable...

 

   Turner´s landscape Turner´s landscape de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Hay demasiada primavera en el aire. El excesivo fasto augura la pobreza. Nadie puede guardar unos segundos de esta tarde para alumbrarse en el invierno (yo oigo la impugnación de las hormigas). El campo de Inglaterra es un jardín ilimitado...

 

   Kristiansand Kristiansand de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Desembarcamos al atardecer. Diluviaba. Nunca estuvo tan gris el Mar del Norte. Pero obstinada en recobrar la sal, la lluvia, a grandes rasgos, me contaba su historia...

 

   Those were the days Those were the days de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Como una canción que cada vez se escucha menos y en menos estaciones y lugares; como un modelo apenas atrasado que tan sólo se encuentra en cementerios de automóviles, nuestros mejores días han pasado de moda y ahora son escarnio del bazar. comidilla del polvo en cualquier sótano...

 

   Statu quo Statu quo de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Tengo que rebelarme ante mi sumisión y someterme ante mi rebeldía. Las aguas estancadas me miran fijamente: piden que les revoque la compuerta. Lo hago. Y la piedad no alcanza su entumecimiento, su triste analogía con la mula / que rompió el círculo vicioso de la noria...

 

   Autoanálisis Autoanálisis de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

He cometido un error fatal y lo peor de todo es que no sé cuál...

 

   El emperador de los cadáveres El emperador de los cadáveres  de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

El emperador quiere huir de sus crímenes pero la sangre no lo deja solo. Pesan los muertos en el aire muerto y el trata siempre en vano de ahuyentarlos. Primero lograrían borrar con pintura la sombra que a media tarde proyecta el cuerpo del emperador sobre los muros del palacio...

 

   Vanagloria o alabanza en boca propia Vanagloria o alabanza en boca propia de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

A pulso A fuerza Infatigablemente y sin prisa ni pausa he conquistado para siempre un sitio a la izquierda del cero El absoluto ceroel más rotundo irremontable resbaloso cero Obtuve un buen lugar en la otra fila Junto a los emigrantes expulsados de la posteridad y ésta es la historia...

 

   Crónica de Indias Crónica de Indias de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Después de mucho navegar por el oscuro océano amenazante encontramos tierras bullentes en metales, ciudades que la imaginación nunca ha descrito, riquezas, hombres sin arcabuces ni caballos. Con objeto de propagar la fe y quitarlos de su inhumana vida salvaje...

 

   Envidiosos Envidiosos de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Levantas una piedra y los encuentras: ahítos de humedad, pululando...

 

   Aceleración de la historia Aceleración de la historia de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Escribo unas palabrasy al minuto ya dicen otra cosasignifican una intención distintason ya dóciles al Carbono 14 Criptogramas de un pueblo remotísimo que busca la escritura en tinieblas...

 

   Alta traición Alta traición de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

No amo mi Patria. Su fulgor abstracto es inasible. Pero (aunque suene mal) daría la vida por diez lugares suyos. cierta gente, puertos, bosques de pinos, fortalezas, una ciudad deshecha, gris, monstruosa, varias figuras de su historia. montañas (y tres o cuatro ríos...

 

   Homenaje a la cursilería Homenaje a la cursilería de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

dóciles formas de entretenerte, olvido: recoger piedrecillas de un río sagrado estampar becquerianas violetas en los libros para que amarilleen ilegibles besarla lentamente y en secreto cualquier último día antes de la execrada separación al filo mismo del adiós tan romantic...

 

   Brusco olor del azufre... Brusco olor del azufre... de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Brusco olor del azufre, repentino color verde del agua bajo el suelo. Bajo el suelo de México se pudren todavía las aguas del Diluvio. Nos empantana el lago; sus arenas movedizas atrapan, impidiendo la posible salida. Lago muerto en su féretro de piedra, sol de contradicción...

 

   Inscripciones Inscripciones de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Piedras que inútilmente pule el tiempo. Muro entre dos distancias levantado que nada cubre ya, porque lo cubren la destrucción, la hierba, acaso el viento. Puerta cerrada de un jardín que nunca ha existido o yace entre sus ruinas. Muro de polvo: siglos que se yerguen contra el paso de nadie, bajo el tiempo...

 

   De algún tiempo a esta parte De algún tiempo a esta parte de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Aquí está el sol con su único ojo, la boca escupe fuego que no se hastía de calcinar la eternidad. Aquí está como un rey derrotado que mira desde el trono la dispersión de sus vasallos. Algunas veces, el pobre sol, el heraldo del día que te afrenta y vulnera, se posaba en su cuerpo...

 

   La enredadera La enredadera de José Emilio Pacheco

   José Emilio Pacheco
      En la voz de José Emilio Pacheco    
primeros versos

Verde o azul, fruto del muro, crece; divide cielo y tierra. Con los años se va haciendo más rígida, más verde, costumbre de la piedra, cuerpo ávido de entrelazadas puntas que se tocan; llevan la misma savia, son una breve planta y también son un bosque; son los años que se anudan y rompen...

 

   Verano en la ciudad Verano en la ciudad  de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Los árboles nocturnos crecen de pronto sobre nuestros pasos. Cuando la luz descubre su presencia los desnuda y los puebla de voces las voces de la noche y sus amores. El agua juega entonces con el agua y regresa a sí misma como un amor de siempre que retorna o un estremecimiento recobrado...

 

   Presencia de las islas Presencia de las islas  de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Como un cortejo cabalgando a solas surgen de la niebla. ¿Quién alimenta su esplendor que ninguna tempestad oculta? De las islas sube algo parecido al deseo. Casa viviente en el marlas islas animales fantásticos esperan su alimento de frutos silvestres su ración de ostras...

 

   Petrópolis bajo la niebla Petrópolis bajo la niebla de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Porque no era válido salir a buscar el fuego del mar detuvimos los pasos frente a la tarde campana llamando golpeando a las puertas de la ciudad abierta que aguardaba nuestra llegada en su vaivén de niebla. El sol deshecho del día atravesaba las palabras del descubrimiento de las primeras hortensias...

 

   Para nombrar a España con amor Para nombrar a España con amor  de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

País que venías a mi encuentro sin sospecharlo(¿o era yo la que caminaba hacia ti?) que estuvo siempre detrás del mar, con su aliento de sal y el deseo de la primera golondrina. Es posible que un día me reconozca en ti, en tu olor de semillas, en tus flores recién cortadas...

 

   La ciudad inocente La ciudad inocente  de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Ciudad antropófaga ¿por qué caminas en nosotros y te mueves como una bestia que la sombra confunde? Te desperezas en todos los habitantes que te identifican en esa cierta debilidad por el otoño, hábilmente disimulada. Nada puedes hacer cuando te derriban el último sueño...

 

   Ulises Ulises de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Ese color le sienta a tu estatura a tu forma de hablar y de mirarme. Navega un barco en la acera de enfrente. El tiempo detiene sus velas y tu llegas náufrago a mis brazos. Solemos pasar el tiempo contando las gaviotas. Hacemos el amor como los peces. Otra sirena te llama, pero tú no la escuchas...

 

   Irrealidad Irrealidad de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Nada es real el amor está detrás de cualquier puerta (¿pero cuál?) desconocido al que estuve a punto de hallar tantas veces sin conseguirlo. La mitad de mi vida lo he intentado. Nada es real mundo que se construye como una garra del sueño higo inmaduro soledad sola dicha dicha repetida...

 

   Neblilúnea Neblilúnea  de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Sabías que una muchacha desnuda canta como una botella que se arroja al mar? ¿Lo sabías? Escúchame cantar como a un árbol lacustre en el centro de Neblilúnea. A la orilla de tu sangre, en tu terrestre compañía. Neblilúnea, la ciudad descubierta por nosotros conoce tu pasado y el mío...

 

   Para quien pretenda conocer a un poeta Para quien pretenda conocer a un poeta de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Es difícil conocer el corazón de un poeta. A primera vista resulta fácil doblegarlo por la vanidad, ensalzarle y hasta aprenderse de memoria unas cuantas líneas suyas. Caminar a su lado y sostener el mar con la mirada, hablar de ciudades irreales, adivinar su amor y sus costumbres, su vida cotidiana...

 

   Canciones para el celebrante Canciones para el celebrante de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Espléndido animal, óyete resonar por la noche como un tren que conoce el lugar de su destino. No preguntes a nadie cuál es el sitio. Para el que indaga no está reservada la respuesta. ¿Quién, celebrante, se atrevería a ponerse el olor del mar, la túnica de los desaparecidos?...

 

   El primer animal El primer animal de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

Soy un torpe animal melancólico que a veces se alegra de la lluvia o la niebla y mira pasar sus piernas en ocasiones extrañas dentro de su cuerpo mientras gusta de encender la noche con el fruto de sus lamentaciones y de vez en cuando como un alto nombramiento conferido desde la infancia ama...

 

   Palabras al amigo solitario Palabras al amigo solitario de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

He aquí que estás y vives y nada es suficiente. Un algo insoportable te domina y la ciudad no cabe ya en tus manos. Se te sube a la espalda, regresa a tus zapatos. Y piensas en el hijo que no tienes, en la mujer amada que le falta a tu noche cada día. Aquí estás, dividido, doliéndote esa inconforme sangre...

 

   Colibrí 50 Colibrí 50  de Thelma Nava

   Thelma Nava
      En la voz de Thelma Nava    
primeros versos

No transcurre el tiempo cuando la soledad del hombre está desierta los actos cotidianos nos sitian estrellas como estatuas apagadas velan nuestro silencio Acaso el roce de la música suscita un movimiento un gesto un pequeño deseo El aire quema en ocasiones nos sofoca su aliento bestial en los oídos...