25 poemas aleatorios en audio
Jaime Sabines En la voz de Jaime Sabines | |
Trato de escribir en la oscuridad tu nombre. Trato de escribir que te amo. Trato de decir a oscuras esto. No quiero que nadie se entere, que nadie me mire a las tres de la mañana paseando de un lado a otro de la estancia, loco, lleno de ti, enamorado. Iluminado, ciego, lleno de ti,... | |
Enriqueta Ochoa En la voz de Enriqueta Ochoa | |
Amanece, en las macetas de la ventana arden los geranios. Un vaho lechoso entra en el viento. Corre el día hacia las dunas de la oscuridad. Después de avanzada la noche me desprendo abajo quedan mi piel, mis huesos. Me echo de picada a las profundidades, atravieso el infierno... | |
Eduardo Langagne En la voz de Eduardo Langagne | |
Desprenderse del humus, evaporarse. Subir, vapor de agua, hasta la nube indómita. Esperar el momento de volver a la tierra. Precipitarse hacia el nuevo territorio del agua. Penetrar a la tierra. Alcanzar un reposo de siglos que retornen al sólido conducto de la piedra. De nuevo manantial... | |
Gabriela Mistral En la voz de Milagros de la Vega | |
Niño indio, si estás cansado, tú te acuestas sobre la Tierra, y lo mismo si estás alegre, hijo mío, juega con ella... Se oyen cosas maravillosas al tambor indio de la Tierra: se oye el fuego que sube y baja buscando el cielo, y no sosiega. Rueda y rueda, se oyen los ríos en cascadas que no se cuentan... | |
Rubén Bonifaz Nuño En la voz de Rubén Bonifaz Nuño | |
Hoja al aire, indefensa, detenida apenas, única en el árbol enrojecido y respirante; ojo sobresaltado, abierto, lúcido: en el temor mi corazón. Asfixia, duermevela con fantasma inminente. Deshabitado el traje suspendido, suena con un temblor de piel que busca su bestia desollada, su... | |
Pedro Garfias En la voz de Pedro Garfias | |
Porque te siento lejos y tu ausencia habita mis desiertas soledades, qué profunda esta tarde derramada sobre los verdes campos inmortales. Ya el Invierno dejó su piel antigua en las ramas recientes de los árboles y avanza a saltos cortos por el prado la Primavera de delgado talle... | |
José Emilio Pacheco En la voz de José Emilio Pacheco | |
Practican el amor debidamente Hacen versos de fuego y los envían a sus destinatarias del convento Y cuando el Santo Oficio los sorprende hablan de la Levitación y la Unión Mística entre Cristo y la Iglesia... | |
José Lupiáñez En la voz de Marian Sanz de Acedo | |
Asisto al despertar del nuevo día en las hermosas playas de Kovalam. Saludan a mis ojos las palmeras agitando sus ramas solemnes como brazos y el mar, el Mar de Arabia, con sus peldaños de espuma hacia el infinito. Sobre la orilla lenguas de sal que se suceden en un vaivén sin tregua... | |
Tomás Segovia En la voz de Tomás Segovia | |
Entre los tibios muslos te palpita un negro corazón febril y hendido de remoto y sonámbulo latido que entre oscuras raíces se suscita; un corazón velludo que me invita, más que el otro cordial y estremecido, a entrar como en mi casa o en un nido hasta tocar el grito que te habita... | |
Vicente Gerbasi En la voz de Vicente Gerbasi | |
Por ti sé que el remo que regresa del horizonte, y el hacha que al contacto del árbol llena de resonancia el día, y el martillo que aplasta el hierro y lo moldea como una llama densa, y la mano que amasa el barro, para la vivienda, y amasa la harina para los hijos, y para los hijos... | |
Homero Aridjis En la voz de Homero Aridjis Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno | |
El día empuja en el alba cuerpos de humo blanco casas de niebla donde una ventana se abre con una cara azul cúpulas y cabezas de niño construidas hacia el fondo del cielo... | |
Santa Teresa de Jesús En la voz de Nuria Espert | |
Vuestra soy, para Vos nací. ¿Qué mandáis hacer de mí? Soberana Majestad, Eterna sabiduría, Bondad buena al alma mía; Dios, alteza, un ser, bondad, La gran vileza mirad, Que hoy os canta amor así. ¿Qué mandáis hacer de mí?... | |
Saúl Ibargoyen En la voz de Saúl Ibargoyen | |
La silla blanca con sus huesos descansa en el jardín. Los pinares se encienden cerca de otras playas. Ningún árbol camina hasta las raíces de aquí. Una mujer y un hombre con cada pie traspasan el asfalto las piedras y tocan un terregal de costras coaguladas. La tenue violencia de aquel colibrí... | |
Carilda Oliver Labra En la voz de Carilda Oliver Labra Colaboración: Eduardo Ortiz Moreno | |
Tus manos absolutas y mesiánicas que anoche me pasaron como un cuento, ignoran que hasta sirve de alimento con sus pulpas viriles y volcánicas. Tus manos tan distintas y oceánicas que entre panes absurdos aposento, no saben que su mágico fermento invita a cenas dulces y satánicas... | |
Enriqueta Ochoa En la voz de Enriqueta Ochoa | |
No existe el tiempo, no la distancia, no la muerte; existe la vibración, el movimiento, el incesante cambio: ser, dejar de ser para volver a ser. Un segundo trae ya la carga de su muerte y el embrión de su vida. La yerba que pisamos... | |
Jaime Sabines En la voz de Jaime Sabines | |
Esta noche vamos a gozar. La música que quieres, el trago que te gusta y la mujer que has de tomar. Esta noche vamos a bailar. El bendito deseo se estremece igual que un gato en un morral, y está en tu sangre esperando la hora como el cazador en el matorral. Esta noche nos vamos a... | |
Juan Gelman En la voz de Juan Gelman | |
he aquí que daniela un día conversó con los ángeles ligeramente derrumbados sobre sus senos góticos fatigados del trance pero lúcidos lúbricos y daniela advertía sus símiles contrarios las puertas que se abren para seguir viviendo las puertas que se cierran para seguir viviendo en... | |
César Vallejo En la voz de Claudio Obregón | |
Quiero escribir, pero me sale espuma, quiero decir muchísimo y me atollo; no hay cifra hablada que no sea suma, no hay pirámide escrita, sin cogollo. Quiero escribir, pero me siento puma; quiero laurearme, pero me encebollo. No hay toz hablada, que no llegue a bruma, no hay dios ni... | |
Pablo Neruda En la voz de Pablo Neruda | |
El poeta entra a contar su condición y predilecciones Entre morir y no morir me decidí por la guitarra y en esta intensa profesión mi corazón no tiene tregua, porque donde menos me esperan yo llegaré con mi equipaje a cosechar el primer vino en los sombreros del Otoño... | |
Claribel Alegría En la voz de Conchita Fernández | |
No te pierdas, Teseo vuelve a mí. La playa está desierta tengo los pies sangrientos de correr en tu busca ¿será que me engañaste dejándome dormida en esta isla? Perdóname, Teseo ¿Recuerdas nuestro encuentro? amor eterno me juraste y yo te di el ovillo y volviste a la luz después de haber destruido al minotauro... | |
Gustavo Adolfo Bécquer En la voz de Favio Camero | |
Lo que el salvaje que con torpe mano hace de un tronco a su capricho un dios, y luego ante su obra se arrodilla, eso hicimos tú y yo. Dimos formas reales a un fantasma, de la mente ridícula invención, y hecho el ídolo ya, sacrificamos en su altar nuestro amor. De: Rimas, leyendas y... | |
Enzia Verduchi En la voz de Enzia Verduchi | |
Para María Volpi Regresaste, María, a la tierra cansada que aún engendra la semilla de anís: Pietralunga del terco dialecto. Las mujeres manchan sus dedos en el aroma de las almendras, detienen la vista ante la colina preciada por su reserva de caza. Regresaste para olvidar la sombra... | |
Federico García Lorca En la voz de Rafael Alberti | |
Bajo el naranjo lava pañales de algodón. Tiene verdes los ojos y violeta la voz. ¡Ay, amor, bajo el naranjo en flor! El agua de la acequia iba llena de sol, en el olivarito cantaba un gorrión. ¡Ay, amor, bajo el naranjo en flor! Luego, cuando la Lola gaste todo el jabón, vendrán los torerillos... | |
Pedro Garfias En la voz de Pedro Garfias | |
Ahora ahora sí que voy a llorar sobre esta gran roca sentado la cabeza en la bruma y los pies en el agua y el cigarrillo apagado entre los dedos... Ahora ahora sí que voy a vaciaros ojos míos, corazón mío, abrir vuestras espitas lentas y vaciaros sin peligro de inundaciones. Ahora voy a llorar... | |
Represéntase la brevedad de lo que se vive y cuán nada parece lo que se vivió | |
Francisco de Quevedo En la voz de Rafael de Panegos | |
Ah de la vida! ... ¿Nadie me responde? ¡Aquí de los antaños que he vivido! La Fortuna mis tiempos ha mordido; las Horas mi locura las esconde. ¡Que sin poder saber cómo ni adónde, la salud y la edad se hayan huído! Falta la vida, asiste lo vivido, y no hay calamidad que no me ronde... |