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palabra virtual

En la orilla del silencio    
    Editora del fonograma:    
    Entre voces. FCE    
por Alí Chumacero    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

En la orilla del silencio


Ahora que mis manos 
apenas logran palpar dúctilmente, 
como llegando al mar de lo ignorado, 
este suave misterio que me nace, 
túnica y aire, cálida agonía, 
en la arista más honda de la piel, 
junto a mí mismo, dentro, 
ahí donde no crece ni la noche, 
donde la voz no alcanza a pronunciar 
el nombre del misterio.

Ahora que a mis dedos 
se adhiere temblorosa 
la flor mas pura del silencio, 
inquebrantable muerte ya iniciada 
en absoluto imperio de roca sin apoyo, 
como un relámpago del sueño
dilatándose, cándido desplome
hacia el abismo unísono del miedo. 

Ahora que en mi piel 
un solo y único sollozo 
germina lentamente, apagado, 
con un silencio de cadáver insepulto 
rodeado de lágrimas caídas, 
de sábanas heladas y de negro, 
que quisiera decir: "Aún existo".

Comienzo a descubrir cómo el misterio es uno
nadando mutilado
en el supremo aliento de mi sangre,
y desnudo se afina, agudiza su sombra
para cavar mi propia tumba
y decirme la fiel palabra
que sólo para mí conserva
escondida, cuidada rosa fresca:
"Eres más mío que mi sombra,
en tus huesos florezco
y nada hay que no me pertenezca
cuando a tientas persigo, destrozando tu piel
como el invierno frío de la daga,
el vaho más cernido de tu angustia
y el poro más callado de tu postrer silencio".

Entonces me saturo de mí mismo
porque el misterio no navega
ni crece desolado,
como germina bajo el aire el pájaro
que ha perdido el recuerdo del nido allá a lo lejos,
sino que es piel y sombra,
cansancio y sueño madurados,
fruta que por mis labios deja
el más alto sabor y el supremo silencio endurecido.

Y empiezo a comprender
cómo el misterio es uno con mi sueño,
cómo me abrasa en desolado abrazo,
incinerando voz y labios,
igual que piedra hundida entre las aguas
rodando incontenible en busca de la muerte,
y siento que ya el sueño navega en el misterio.



ALÍ CHUMACERO






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