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palabra virtual

La flor de lis    
    Editora del fonograma:    
    El cuenco de plata    
por Marosa Di Giorgio    
Página web de El Cuenco de Plata    

    Este poema forma parte del acervo de la audiovideoteca
    de Palabra Virtual

Volvieron las vacas...


Volvieron las vacas. Los santos se iban de las puertas con ramos de almendro y retama; no era que caminasen; el viento los llevó poniéndolos aquí y allá; sus vestidos en rojo oscuro y azules. El lucero estaba tan cerca que parecía de vidrio, un botellón.

Una voz en lo hondo de los aposentos, dijo: —Invita a los santos. Sírveles.

Corrí al umbral. Clamé: —“¡Estefanía! ¡Ratón! ¡María Inés!”

Mamá salió de detrás de las alacenas, diciendo:

—Ésos no son los nombres de los santos. Voy a poner la olla, a hacer la sopa.

Puso la olla, el agua, ramos de yuyos. Dijo: —Cázame una mariposa.

Sólo porque lo deseé, una mariposa apareció al instante.

La agarré de las alas, trémula. Era grande, negra, de cabeza blanca. Mamá la echó, se asó enseguida y quedó íntegra. Las alas abiertas sobre la sopa.

Mamá decía: —Le dará sabor y suerte.

Me azoré. Vi los años venideros. Y los del pasado. Mamá que me obligaba a cazar mariposas. El destino que las ponía en mi mano.


44 de En todos los vestidos bordaban nomeolvides



MAROSA DI GIORGIO






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