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Poemas para estos días de sangre (II)

Se quedó allí
en el asfalto
sobre un charco de sangre.

Solitario en su grito.
Sin un dios en la palma de la mano.

Aún está allí
yerto
con su grito apagado
y los ojos al cielo
desmesurados
dentro de mi alma.


MARGARITA CARRERA




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