JORGE MERETTA | |
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![]() | En la cocina hay platos y colillas y un desorden de bosque abandonado apenas por un viento visitado y con señas de huellas amarillas, me falta una pared o sobran sillas y el teléfono suena equivocado porque la noche es otra, otro recado, otro el abrigo y otras las polillas... |
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![]() | Entra rechina el piso de madera enfila el ventanal hacia una mesa que en soledad su soledad apresa sin acertar cual es la verdadera la noche desdibuja una escalera tal vez nunca bajada que ya no pesa pero de pronto vuelve la cabeza y ve rodar su infancia... |
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![]() | A veces los muertos se confunden de calle, se equivocan de casa, de puerta, desordenan el cuarto, los libros, los retratos, para que un viento sople cada vez que dormimos las cenizas de Dios entre los vivos... |
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![]() | Aquí no esperaré a nadie ni siquiera por mí porque ya estuve. Ni por ti que estás llegando para que no haya un adiós o lamentar escondites con paredes húmedas. Esperar es un juego entre inmortales... |
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![]() | Creíste hallarte en un espejo hundido por allí estaba a oscuras un dorad azogue de un cristal frío buscado sin cuerpo en otro cuerpo repetido. Si al alejarte siempre le has quitado el otro yo de ti al desconocido por regresar serás el despedido doble de él que nunca has apartado... |
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![]() | La noche se repliega los espejos se evaporan los cuerpos extienden sus fronteras gemelas para encontrarse en la gran confusión del sueño. Nadie daría un beso si no se quemara los labios... |
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![]() | Mi perro ha muerto en el jardín y por su lengua se desombra a otro amanecer. Cuando se muere un perro el silencio es humo de un tren de aullidos que descarrilan en la tierra y lo que sigue es frío para temblar con él desocupado de piel, descobijado de casa. Oigo a los muertos crecer... |
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![]() | Morirme de otra vida, de otra piel, ajena al cuerpo que vivo y volver a desollarme en un traspié de fruto. Borrar lo dicho, entrar en el vacío de un silencio prestado, ajeno a todo lo dicho a lo borroso de haberlo dejado sin palabras. Entrar a la muerte sin decirla... |
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![]() | Convenzo a un traje negro por el deudo dispongo un crucifijo a los testigos para la cremación de todas las palomas cada mañana cuando el párroco enloquece con su cuerda las campanas espantándole a Dios todos sus muertos... |
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![]() | También debería nombrarte con un paso tardío como en aquel patio perdido a la deriva por tu piel: sólo allí, como ayer, sigues desnuda: brillan tus hombros, arde tu cintura. Sí, debería llamarte otra vez o dejaría un hueco vacío para siempre... |
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![]() | Una mano inclinada levemente al vacío compuesta de breves huesos suicidas el instante mismo anticipándose al caer en un gesto de vaciarse. Un vacío con la forma de una mano levemente ordenada depuesta por suicidas instantes disipándose que caen... |
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![]() | Hemos dejado al muerto último en la fila de un invierno. Llueve y tiene suerte: un muerto nada tiene que perder en el velorio de un paraguas llorándose la lluvia para adentro... |