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Ojos que ya no ven

(a Mario Benedetti, in memoriam)


Es este el mar que tus ojos de ayer ya no contemplan
Y aquella es la luz que tus ojos no verán
Venir hacia ti con sus impalpables escamas
De oros populares y de lúcida sangre.
No es este el aire del Sur que transita tus pulmones
Cerrados a veces como una voz que no quería cantar.
Tampoco son las lluvias castigando con uña congelada
La esplendente madera de esa casa tan rígida
Que tu cuerpo inaugura.
Ni son las espumas barrosas del río cercano a tu infancia:
El oceánico río del que nunca pudiste separarte.
Ni el verde que tus ojos no podrán ver otra vez
El verde de una ciudad sin muros ni fronteras
Ni huesos de tranvías amarillos
Ni calles de barrios enquietecidos
Adonde fermenta el futuro
Con toda su sacra violencia y sus banderas.
No escucharás de nuevo tus palabras
Apegadas a aquellas melodías que son también palabras.
Porque el silencio no fue hecho para ti
Porque has sabido devorar tu propia sombra
Porque si hubo un dios
Ese dios fue tu conciencia de bicho social.
Porque verbo fuiste quizá desde siempre
Y en verbo de muchos
Con nosotros serás.
No conocimos todo de ti:
Lo más tuyo de vos y tu entretela
Pero es seguro que esa oscuridad
Nos traerá la luz que dejaste de ver.


SAÚL IBARGOYEN




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