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Efraín Bartolomé

 
 

ANIMA MUNDI



La aparición del libro del poeta chiapaneco Efraín Bartolomé Anima mundi viene a ser una suerte de fiesta en la literatura mexicana y un regalo de amor para los niños, sobre todo si se les trata con respeto, como seres inteligentes y llenos de imaginación.
En él se retrata toda una fauna universal que abarca aves, insectos, reptiles, anfibios y mamíferos, no como un zoológico enrejado entre versos, sino en la plenitud de sus múltiples libertades.
Hay en este libro un despliegue metafórico de altos vuelos que se apoya en otras figuras retóricas y embellece el lenguaje dotándolo de sensorialidad aun en las líneas versales de aparente sencillez, tras las que suelen apreciarse aires de misterio y soterradas alusiones. El poeta no sólo recurre al centenario verso libre, sino que enriquece su apuesta con distintas estrofas de la lírica española, italiana y japonesa como el haiku, la sextina, la redondilla, la cuarteta, la tercerilla, la canción y el soneto.
Los lectores de la poesía mexicana saben donde están situados el nombre y la obra de Efraín Bartolomé como autor de obras líricas trascendentes. Aún así, quiso él dejar su testimonio más tierno al mirar con ojos de niño el universo renovadamente asombroso de los animales de este mundo. Así como hicieron rigurosos poetas de la lengua como el español Juan Ramón Jiménez que escribió ese bello libro para niños Platero y yo, y el cubano Eliseo Diego que rinde homenaje a la tradición estrófica iberoamericana en su cuaderno Soñar despierto, Efraín marca también su huella.
Esa huella no es metafórica, si sabemos que nueve mil ejemplares de este maravilloso conjunto poético fueron entregados en 1999 a nueve mil niños que acuden a las escuelas primarias de Chiapas. Para muchos se trata de un primer libro y su primer contacto con la poesía escrita. Además hay algo sublime en ese acto porque algunos de estos ejemplares fueron dedicados por el propio poeta y aunque una dedicatoria no disminuye ni hace crecer el rigor artístico de los textos, si le concede un don de cercanía y humanidad no siempre palpable en la letra impresa. Ese detalle psicológico, la riqueza de los poemas y las imágenes que se incluyen, el sentido de armonía entre la naturaleza y el hombre… hacen de Anima Mundi un complejo estético que le garantiza la perdurabilidad y la comunicación con los niños y los adultos sensibles.

(Agustín Labrada, Por Esto!, Cancún, Quintana Roo, 31 de marzo del 2000)






Nota. Algunos comentarios sobre el libro:

Anima mundi. Con ilustraciones de Fabricio Vanden Broeck. Libros de Chiapas. Colección Infantil. México, 1999



 

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